(Desde Montevideo, Uruguay) - Con el paso de las licitaciones, los Bonos para la Reconstrucción de una Argentina Libre (Bopreal) fueron despertando mayor interés aunque no han logrado cumplir con el objetivo que se trazó el gobierno de Javier Milei. En Uruguay, este instrumento diseñado para absorber pesos del sistema financiero y darle una salida a los pasivos se sigue con escepticismo.
La Unión de Exportadores del Uruguay y la Cámara de Industrias estiman que las deudas acumuladas con los proveedores uruguayos en los últimos 18 meses totalizan entre USD 15 millones y USD 20 millones, pero hasta el momento ninguna de estas empresas ha aceptado recibir bonos en forma de pago.
El presidente de la gremial de exportadores, Facundo Márquez, informó a El País que para los uruguayos “lo ideal” es cobrar en dólares esas deudas. “Por ahora, los exportadores les están diciendo: ‘Yo te vendí en determinadas condiciones, espero tus propuestas de pago pero no te acepto los bonos’. Así que el importador verá qué hace, que lo negocie o lo descuente (en el mercado), lo que sea, pero no se están aceptando bonos porque es todo muy nuevo y ni siquiera está claro cómo funciona”, explicó este empresario.
Una visión similar tienen en la Cámara de Industrias. Los empresarios de este sector no están dispuestos a aceptar esos bonos, según informó al diario uruguayo el presidente de la comisión de Comercio Exterior de la gremial, Washington Durán. “Todavía hay mucha incertidumbre sobre su funcionamiento y, principalmente, respecto a quiénes los van a comprar”, explicó el empresario.
Los exportadores industriales de Uruguay son “cautos” y mantienen el reclamo de cobrar sus deudas en dólares. De todas maneras, estos empresarios aguardan ver cómo empieza a funcionar el mercado de estos, ver el “valor efectivo” que puede tener y si “se van a estar depreciando de forma permanente”. “Por ahora, no (se aceptan). Los exportadores están esperando todavía más detalles”, resumió Durán.
Las exportaciones de Uruguay hacia Argentina anualmente representan entre USD 630 y USD 700 millones. El monto de la deuda total es muy difícil de medir para la gremial empresarial porque, en general, las firmas no quieren decir cuánto dinero les resta por cobrar.
Si bien estas exportaciones no tienen la misma relevancia para Uruguay que en el pasado, muchas empresas del país dependen casi en un 95% del mercado argentino. El presidente de Cámara de Industrias, Fernando Pache, describió que son compañías que están “muy jugadas” a ese país por el tipo de productos que exportan. “Muchas de esas son empresas que tienen una especie de sociedad con Argentina: son accionistas de un lado y del otro”, afirmó el empresario en Radio Sarandí.
El empresariado uruguayo también se había tomado con cierta cautela el nuevo Sistema Estadístico de Importaciones (SEDI) impulsado por el gobierno de Milei. Para los industriales es, en principio, una “agradable lectura” para el sector exportador. Las dudas llegan cuando este sistema se lleva a la práctica, algo que presenta dificultades.
Este sistema implica una “libertad parcial” porque hay una intervención del Estado para establecer los plazos a pagar. Desde la cámara le pidieron a los empresarios que se tomen con “cautela” esta definición porque una de las aristas a resolver es la “deuda vieja inmensa” que tienen los compradores argentinos.
“Es una deuda entre privados, pero evidentemente tenían pesos y no contaban con los dólares, y el gobierno está manifestando que va a emitir un bono o algo similar para pagar a plazo –todavía no está claro– esa deuda vieja. Es algo directamente inconsulto. O sea, ¿es mejor que lo anterior? Aparentemente es mejor que lo anterior porque en los últimos seis meses del gobierno de Alberto Fernández cuando llegaba el vencimiento se aplazaba, en la mayoría de los casos. El uruguayo no cobraba y tenía incertezas permanentes”, afirmó Pache a fines de diciembre.