El régimen de los Ortega forzó al exilio a más sacerdotes y religiosos como parte de la campaña contra de la iglesia católica. En esta oportunidad desterró a 15 religiosos, entre ellos al obispo Rolando Álvarez. Todos presos políticos de la dictadura sandinista que purgaban penas o estaban acusados de “traición a la patria”.
Según detalló La Prensa, los dos obispos y 13 curas, partieron el sábado 13 de enero en un vuelo hacia Caracas y de allí en otro hacia Roma, con destino al Vaticano.
Entre los excarcelados también está el obispo Isidoro Mora y otros 13 sacerdotes detenidos en diciembre, según el sacerdote Uriel Vallejos, la activista humanitaria Haydée Castillo y medios de prensa, todos en el exilio.
“Los Ortega-Murillo, quiere dejar sin sacerdotes a Nicaragua. Otro avión llenos de pastores del pueblo al exilio”, denunció Vallejos
Monseñor Álvarez, obispo de la diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la diócesis de Estelí, ambas en el norte de Nicaragua, llevaba 500 días preso del régimen. Fue condenado por la dictadura de Daniel Ortega en febrero de 2023 a 26 años y 4 meses de prisión por delitos considerados traición a la patria.
El religioso tuvo un papel destacado en la mediación que ejerció la Conferencia Episcopal de Nicaragua durante el fallido proceso de diálogo tras las masivas protestas ocurridas en abril de 2018. Posteriormente, en agosto de 2022, fue arrestado por la Policía Nacional, que lo envió a su casa, acusado de “conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional y propagación de noticias falsas”.
El 9 de febrero de 2023 fue enviado al Sistema Penitenciario Nacional, la prisión de máxima seguridad de Nicaragua conocida como “La Modelo”, tras negarse a subir a un avión que lo iba a llevar, junto con otros 222 excarcelados políticos nicaragüenses, a Estados Unidos. La negativa del obispo provocó la indignación de Ortega, que lo calificó de “soberbio”, “desquiciado” y “energúmeno”.
Un día después fue sentenciado a más de 26 años de prisión, despojado de su nacionalidad, y suspendidos sus derechos ciudadanos de por vida.
Las relaciones del régimen de Ortega y la Iglesia católica viven momentos de gran tensión, marcadas por la expulsión y encarcelamiento de sacerdotes, la prohibición de actividades religiosas, y la suspensión de sus relaciones diplomáticas.
Ortega ha calificado como una “mafia” a la Iglesia. En tanto, el papa Francisco tachó en diálogo con Infobae como una “dictadura grosera” la del sandinista.
“Con mucho respeto, no me queda otra que pensar en un desequilibrio de la persona que dirige (Ortega). Ahí tenemos un obispo preso, un hombre muy serio, muy capaz. Quiso dar su testimonio y no aceptó el exilio”, aseveró Francisco al portal Infobae en una entrevista del 10 de marzo pasado.
La excarcelación de los religiosos ocurre 14 días después de que el papa Francisco, tras el rezo del primer Ángelus del año, expresara su “preocupación” por la detención de sacerdotes católicos en Nicaragua, y pidiera que “se busque siempre el camino del diálogo” para superar los problemas.
También casi tres semanas después de que Estados Unidos exigiera a Ortega, que liberara “inmediatamente” a Álvarez, y nueve días después que la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos (Oacnudh) para América Central demandara al régimen del Ortega informar sobre el paradero del obispo Isidoro Mora, quien que se encontraba detenido desde el pasado 20 de diciembre en medio de una ola de arrestos de religiosos católicos.
El 18 de octubre la dictadura nicaragüense excarceló a 12 sacerdotes y los envió al Vaticano tras un acuerdo con la Santa Sede, aunque entre estos no estaba el obispo Álvarez, que se resistía a abandonar el país. Antes, el 9 de febrero de 2023, las autoridades excarcelaron a otros 8 sacerdotes y los enviaron a Estados Unidos, como parte de 222 excarcelados políticos nicaragüenses.