Casi 40.000 efectivos militares están desplegados en todo el Ecuador para realizar acciones tácticas que permitan combatir a 22 grupos criminales que fueron declarados como terroristas y actores no estatales beligerantes. El país latinoamericano enfrenta un conflicto armado interno y se mantiene bajo estado de excepción, según lo dispuesto por el presidente Daniel Noboa.
Los equipos de combate del Ejército ecuatoriano recorren las calles del país inspeccionando a los ciudadanos y a los vehículos que transitan por la ciudad. Infobae acompañó a un equipo de combate que realizó patrullajes en dos sectores del sur de Quito: la Ciudadela del Ejército y Guamaní.
Los patrullajes móviles consisten en el desplazamiento de los militares por diversas zonas. Los miembros de las Fuerzas Armadas portan cascos, chalecos antibalas y armamento militar. Al llegar al punto donde se ejecutará la operación, el comandante a cargo distribuye a los efectivos. En la Ciudadela del Ejército, los militares se situaron en una zona residencial y ocuparon los dos carriles de circulación vehicular. Cuando los autos y motocicletas pasaban frente a ellos, los soldados les hacían señas para que bajaran la velocidad y, luego de un breve análisis, a algunos vehículos les ordenaban que se detengan.
Con el auto orillado a un lado de la calle, el militar encargado se acercaba al conductor y le indicaba: “Buenos días, esta es una inspección de rutina del Ejército Ecuatoriano. Por favor, abandone el vehículo”. Todos los ocupantes del carro, a veces familias completas con niños, obedecían. Entonces empezaba la revisión. Uno o dos militares cacheaban a los adultos, mientras que otros soldados chequeaban el interior del vehículo, los asientos, la cajuela y sus contenidos. El propósito era cerciorarse de que esos automotores no transportaran armamento, explosivos u otros objetos prohibidos como cilindros de gas o combustible que puedan emplearse en detonaciones terroristas o armas cortopunzantes.
Mientras los militares realizaban su trabajo, los habitantes del sector se asomaban por las ventanas de las casas. Algunos aplaudían al ver al personal de las Fuerzas Armadas, otros les ofrecían caramelos, bebidas o se les acercaban y felicitaban: “Viva el Ecuador. Felicito al Ejército”, dijo sumamente emocionada una de las mujeres que observaba el patrullaje.
Luego de la inspección en la Ciudadela del Ejército, el equipo de combate recibió la disposición de movilizarse a Guamaní, a las inmediaciones de la feria de vehículos. Al llegar, los militares tomaron dos direcciones distintas. Algunos empezaron a realizar cacheos a las personas dentro de la feria vehicular mientras que otros se desplazaron a las calles. Guamaní es considerado un sector de mediana peligrosidad. En la escala de colores que indican el nivel de riesgo es una zona naranja.
En el playón donde se ubicaban cientos de autos, uno de los militares contó a Infobae que en ese lugar pueden registrarse actividades ilícitas pues la mayoría de transacciones para la compra de los vehículos se realizan en efectivos. En pocas palabras, allí podrían comercializarse autos robados.
Los efectivos también recorrían las calles llenas de negocios y restaurantes. La música de altoparlantes y el ruido de los comerciantes y compradores contrastaba con la seriedad y acuciosidad de los militares que observaban atentamente a las personas que transitaban el lugar: “Somos del Ejército ecuatoriano. Acérquese a la pared con los brazos en alto. Es una inspección”, decían los elementos castrences antes de iniciar. Los ciudadanos, todos hombres, obedecían con temor y respeto a la autoridad. Luego de la revisión, los militares pedían los documentos de identidad a los cacheados: “No traje mi cédula. Mi hermano siempre me dice que la lleve, pero no la saqué”, dijo un joven de unos 20 años al militar que lo registró.
“Nosotros nacimos para cumplir esta misión. No tenemos miedo”, contó uno de los sargentos del equipo de combate. Los militares que ejecutaron la operación coincidieron en que el apoyo ciudadano es total: “En algunos lugares, como en el mercado, al llegar nos aplaudieron. Las personas se siente más seguras”. Durante el patrullaje en Guamaní, el dueño de un negocio compartió gaseosas a los soldados. Mientras que, de regreso al Fuerte Militar Eplicachima, una vendedora ambulante de gelatina aprovechó uno de los semáforos para acercarse al camión militar y ofrecer parte de sus productos a los militares.
Hasta la noche del 13 de enero, las Fuerzas Armadas y Policía Nacional han ejecutado 10.478 operativos en las 24 provincias del país. Como resultado 1.105 personas fueron detenidas: 125 de estas por terrorismo. Mientras que 28 grupos terroristas fueron desarticulados y 5 terroristas fueron abatidos. Ante la fuga de presos, las autoridades indicaron que 27 reos fueron recapturados. Asimismo, ocho policías, de los nueve que fueron secuestrados esta semana, recuperaron su libertad. También se incautaron 413 armas de fuego, 224 armas blancas, 338 explosivos y más de 8.700 municiones.