Las noches en Ecuador se convirtieron ahora en el momento clave para los Policías para realizar sus patrullajes y salir a la caza de los terroristas que desde hace días alteran el orden en el país. Mientras unos 20.000 miembros de bandas criminales operan en diversas ciudades, las Fuerzas Armadas extreman sus esfuerzos y lanzan operativos conforme el Decreto 111 ordenado por Daniel Noboa, en el marco del estado de excepción.
Gracias a ello, decenas de criminales fueron arrestados en los primeros días de maniobras, y la cuenta sigue en aumento.
Guayaquil, en la costa del Pacífico, es una de las ciudades más conocidas por su alta tasa de homicidios y, por tanto, se convirtió en uno de los principales frentes de esta “guerra” anunciada por Noboa. Los militares, fuertemente armados y enmascarados, acompañados por dos vehículos 4x4 de la Policía salieron en un convoy de tres camiones poco después de las 23, cuando se daba inicio al toque de queda.
“En este sector de Pascuales sabemos que hay grupos de delincuentes organizados. Es una zona de Choneros”, comentó el teniente Alexander Sansi, mientras por lo lejos se escucha a otros decir que es hora de que quede claro que la batalla ha comenzado.
Sin embargo, no todo en esta guerra son los terroristas; para garantizar el orden público es también importante demostrar la firmeza con todos los sectores de la ciudadanía. Y es casualmente eso lo que ocurrió.
A pesar de la evidente presencia de las bandas allí, la noche transcurrió con una sorpresiva tranquilidad. En un intento por evitar confrontaciones innecesarias, los criminales brillaron por su ausencia y respetaron a rajatabla la orden del Gobierno.
Mientras el convoy avanzaba lentamente por las calles oscuras y habitadas por perros callejeros, el grupo vio a lo lejos a los primeros sospechosos. Detuvieron la marcha, descendieron de los vehículos y redujeron a dos hombres con gorra y bermudas que conversan en la vereda.
Los llevaron contra la pared y los revisaron exhaustivamente para corroborar que no tengan consigo armas. “¿No llevas un cuchillo o alguna droga?”, dijeron los oficiales mientras buscaban entre sus desvencijadas mochilas. Sin embargo, todo lo que encontraron fueron cables eléctricos completamente enredados, cargadores de teléfonos viejos y ropa sucia, todo recuperado de la basura.
“¡Lárgate, vamos! ¡No tienes nada que hacer ahí!”, les dijeron los oficiales mientras los dejaban en libertad.
La recorrida siguió. Nuevamente, los militares notaron, a su paso, indigentes durmiendo sobre cajas de cartón, fumando crack y hurgando entre los residuos, pero no se detuvieron y priorizaron localizar a algún posible terrorista preparándose para un acto criminal.
Pocos momentos después, un grupo sospechoso reunido en la vía pública se dispersó al percatarse de la presencia de los oficiales, que no tardaron en tomar las armas y perseguirlos por los callejones. Tras lograr detenerlos a todos, avanzaron con un registro corporal más intenso, pues las sospechas eran mayores.
“¿Por qué huiste?”, le preguntaron a un hombre de unos 30 años mientras lo revisaban y le levantaban la remera para ver sus tatuajes. Entre los diseños no se evidenciaban caras de lobo, garras de tigre ni ningún otro símbolo que suelen portar los pandilleros ecuatorianos. Por el contrario, el joven llevaba un banal “Marta” en la base del cuello.
Entre balbuceos, el hombre intentó dar explicaciones incomprensibles que no le sirvieron para evitar ser esposado. No obstante, cerca de las 3 de la mañana, al final de la ronda, los oficiales consideraron que había aprendido la lección y lo abandonaron descalzo al costado de la carretera.
“Hoy realizamos diversos operativos de seguridad en este sector de Pascuales, con puntos fijos y patrullas móviles. Se confiscaron veinticinco vehículos y se detuvo a una treintena de personas. Esta noche se trataba principalmente de detener a quienes no respetaban el toque de queda. No se arrestó a ningún pandillero”, informó el capitán Carlos Jenfe, de la Quinta Brigada de Infantería, al dar el balance de la noche.
Nadie sabe, sin embargo, qué depara para la siguiente jornada.
(Con información de AFP)