(Desde Montevideo, Uruguay) - Cuando dos delincuentes ingresaron a un almacén en Estación La Floresta, a 57 kilómetros de Montevideo, la joven de 22 años Loreana había ido hasta su casa a buscar el analgésico. Al regresar con el fármaco y un vaso de agua, escuchó tiros. Los hombres entraron corriendo a la casa e intentaron tomarla de rehén, según la crónica de El País. Ella logró esconderse y los delincuentes huyeron.
Hubo seis detonaciones y los vecinos de la zona no tardaron en llegar. En el almacén estaban heridos, y morirían poco después, la dueña Yovana (62), su pareja Carlos (57) y su hijo Fabricio (37). Loreana, la hija de la dueña, reaccionó en la red social X al homicidio. “Espero que no quede en nada la muerte de mi madre, mi hermano y mi padrastro por la rapiña en La Floresta. ¿Qué piensan hacer? ¿Cómo piensan reaccionar?”, escribió en un posteo en el que arrobó al presidente Luis Lacalle Pou, al intendente de Canelones, Yamandú Orsi, y al exministro del Interior Luis Alberto Heber.
El 1° de enero volvió a postear en la red social dos fotos y un video junto a su madre. “Te juro que voy a hacer justicia, mamá”, escribió.
Por este crimen hay dos imputados: un adolescente de 17 años, como autor, y un joven de 21, como coautor. Además, la policía busca a un tercer involucrado para el que pidió colaboración de la población. Claudio Andrés Cancelo Román, de 35 años, permanece prófugo. El hombre cuenta con antecedentes por rapiña, hurto y estafas.
Para la policía, la principal línea de investigación del triple crimen es que se trató de un intento de rapiña.
Una de las hijas de los comerciantes, Dahiana Rodríguez, pide mayores respuestas a la policía. En declaraciones al noticiero Subrayado, reclamó que Cancelo lleva 11 días sin aparecer. “El principal sospechoso no aparece. Parece que fuera Marset porque no puede ser. (Somos) tres millones en todo Uruguay y no aparece. No tenemos noticias”, se quejó.
Los familiares de las víctimas tuvieron que volver a abrir el comercio para poder pagar algunas cuentas pendientes. La reapertura del local fue dura. “Vinimos las dos porque ninguna se animaba (sola). Y bueno, nos dimos un abrazo y empezamos a arreglar y tener las cosas como a mamá le gustaba”, comentó.
“Lo último que queremos es que vayan a embargar la casa con el sacrificio que le costó a mi madre”, dijo Rodríguez, quien también trabaja en un supermercado en el pueblo cercano Soca.
“Hay miedo porque no sabés qué va a pasar: si es que jugaron con nuestra cabeza, si te decían que te querían y después por el otro lado te están matando. La verdad es que después de esto uno queda con miedo”, relató.
El almacén tiene un servicio especial de la policía como seguridad, algo que les impide poder ir hasta la rambla a despejar la mente. “Tenemos que estar acá porque nos están cuidando. Entonces, pedimos una cosa y tenemos que cumplirla, pero a la vez te sentís como preso”, sostuvo. Cancelo, en tanto, se expresó en su cuenta de Facebook.
El sospechoso dijo que es inocente y amenazó con una “masacre al azar”. “Yo no maté a nadie, yo quiero mucho a la familia que sufrió ese crimen (…) No me voy a comer este garrón. El que los mató estará de fiesta y ustedes solo señalan a gente que no es”, escribió.
El prófugo advirtió a algunas personas que, supuestamente, amenazaron a su familia. “Les aviso: un integrante que tenga, aunque sea por accidente, un problema o un rasguño, ahí si me voy a volver asesino. Yo no perdono a nadie, va a hacerse una masacre al azar”, alertó.