La Cámara de Diputados de Brasil aprobó este miércoles un proyecto de ley que facilita la pavimentación de una controvertida carretera que corta la Amazonía conectando la ciudad de Manaos con el resto del país y que usará recursos del Fondo Amazonía.
El texto, que tendrá que ser aprobado por el Senado, flexibiliza los trámites para la concesión de la licencia ambiental al proyecto, que ha sido ampliamente criticado por ambientalistas que argumentan que la pavimentación podría facilitar el acceso de criminales dedicados a la tala ilegal de los bosques.
En época de lluvias, la carretera BR-319 se convierte en un lodazal que prácticamente imposibilita el tránsito entre los dos extremos de la vía, aislando a Manaos, una ciudad de 2 millones de habitantes y con numerosas fábricas reunidas en torno a una zona franca.
Por este motivo, la clase política del norte de Brasil lleva años reclamando la pavimentación de la vía, alegando que es imprescindible para el comercio y la conexión de los dos estados que atraviesa, Amazonas y Rondônia.
El proyecto de ley describe esta carretera como una “infraestructura crítica, indispensable para la seguridad nacional”, lo que obliga a garantizar “su transitabilidad”.
El texto propone la utilización de dinero del Fondo Amazonía, compuesto principalmente por donaciones de países como Alemania y Noruega y que tiene como objetivo financiar acciones que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero y estén dirigidas a combatir la deforestación.
En otro orden, la semana pasada el Gobierno brasileño inició, un día después de que la COP28 aprobara una transición para dejar atrás los combustibles fósiles, una nueva subasta de concesiones petroleras con la adjudicación de derechos precisamente para explotar un bloque en plena Amazonía.
La empresa energética brasileña Eneva (80 %) y la refinería Atem (20 %) se adjudicaron los derechos para explotar petróleo y gas en una acumulación marginal de hidrocarburos en Jappim, un área en la cuenca sedimentaria del Amazonas y en medio de la mayor selva tropical del mundo.
Esta área fue la primera subastada en el Cuarto Ciclo de Oferta Permanente de Concesiones, con el que la Agencia Nacional del Petróleo (ANP, regulador) pretende adjudicar derechos para explotar petróleo y gas en 602 bloques distribuidos en 33 diferentes regiones de Brasil.
El consorcio vencedor del primer bloque, el único en inscribirse en la subasta, ofreció 165.000 reales (unos 33.000 dólares) por los derechos para explotar el área y se comprometió con inversiones por 1,2 millones de reales (unos 240.000 dólares) en la concesión.
Eneva ya cuenta con doce concesiones para explotar hidrocarburos en los estados amazónicos de Amazonas, Mato Grosso do Sul y Maranhao, así como en el estado de Goiás, de las que extrae 9 millones de metros cúbicos de gas por día, con los que alimenta generadoras térmicas en las que tiene capacidad para producir 6,3 gigavatios (GW) de energía.
Atem, su socia minoritaria en el consorcio, fue la empresa que adquirió la refinería que la petrolera estatal Petrobras tenía en Manaos, la mayor ciudad de la Amazonía.
(Con información de EFE)