Dos niñas baleadas en Uruguay en pocas horas dejan al descubierto el aumento del crimen y las peleas entre bandas

Con pocas horas de diferencia, dos menores de 9 y 12 años fueron baleadas en Montevideo y Canelones y una funcionaria municipal recibió un proyectil mientras manejaba su auto

El barrio Marconi, ubicado en la periferia de Montevideo, es una zona de riesgo por el enfrentamiento entre bandas criminales (Intendencia de Montevideo)

(Desde Montevideo, Uruguay) - Una niña de nueve años que andaba en bicicleta por una plaza del barrio Marconi de Montevideo quedó en medio de una balacera y recibió algunos disparos. Con pocas horas de diferencia, en la ciudad Progreso (en el departamento de Canelones) otra menor, de 12 años, quedó en medio de una discusión que se tornó violenta y recibió una bala perdida.

Los casos son una muestra de un recrudecimiento de la violencia que en algunos casos se debe a la guerra entre bandas de narcotraficantes.

La explicación de estos disparos a menores varían según cada caso. La niña que jugaba en una plaza fue víctima de la violencia relacionada a los grupos criminales que termina afectando a personas inocentes. La policía considera que estas situaciones se tratan de hechos aislados dentro de un “aumento generalizado de la violencia”, informó El País este martes.

La menor agredida en Progreso, en tanto, recibió un balazo en el abdomen cuando estaba en su casa, según la versión policial citada en el medio uruguayo. Un joven de 20 años iba caminando hacia un comercio cuando tuvo una fuerte discusión con otras tres personas. El tono del enfrentamiento fue en aumento hasta que se tornó violento.

Los integrantes de ese grupo se fueron rápidamente del lugar, mientras el joven siguió camino al comercio al que iba. Sin embargo, esa banda se había retirado para buscar armas y atacarlo cuando saliera de hacer los mandados.

Cuando volvieron al lugar, un integrante del grupo comenzó a disparar con una escopeta al joven. Pero uno de los proyectiles se desvió en dirección de la casa donde estaba la niña de 12 años, que fue trasladada hasta el hospital de la ciudad cercana Las Piedras, donde fue atendida. La menor ya recibió el alta y su vida está fuera de peligro.

Los tres agresores, entre los que había un menor de edad, fueron detenidos pero otras dos personas que estuvieron relacionadas al incidente continúan prófugas.

En octubre ocurrió un caso similar en el barrio Paso de las Duranas de Montevideo. Un niño de 12 años estaba en el dormitorio de su casa cuando una bala perdida ingresó al hogar y le atravesó el tobillo. “Mis hijos no pueden estar ni en el dormitorio porque en un segundo tengo a mi hijo de 12 años con una bala”, declaró entonces la madre del menor a Canal 10.

Una plaza del barrio Marconi de Montevideo. Imagen de archivo. (Intendencia de Montevideo)

La agresión a la niña en el barrio Marconi fue unas horas antes al incidente en Progreso. Desde un auto que pasó por la plaza salió una ráfaga de disparos apuntando a una persona puntual, que no resultó herida. La menor, que estaba junto a sus padres, recibió algunos de los balazos.

Fue trasladada a una policlínica cercana donde fue asistida y se constató que las heridas no eran de gravedad. Luego fue ingresada en el hospital pediátrico Pereira Rosell y actualmente se encuentra en el Italiano, donde muestra signos de mejoría y espera recibir el alta en los próximos días.

En el barrio Marconi la violencia se recrudeció por el enfrentamiento entre dos bandas que se dedican al tráfico de droga –la del Arce y la del Betito– aunque todavía no está claro si este enfrentamiento fue el que provocó la balacera ocurrida el viernes. El domingo, en esa misma plaza, una mujer sufrió un roce de bala tras quedar en medio de otro tiroteo.

El barrio Casavalle es uno de los que tiene el mayor número de delitos de Montevideo

En Casavalle, otro barrio periférico de Montevideo, la funcionaria de una policlínica fue alcanzada por un proyectil mientras iba en su auto. Así lo comunicó el sindicato de los trabajadores municipales (Adeom), que detalló que otro de los disparos quedó incrustado en las paredes de un centro comunal.

“Rechazamos enfáticamente la violencia que estamos viviendo como sociedad, y repudiamos que los trabajadores/as seamos rehenes”, dice el texto en el que aseguran no poder desarrollar las tareas de manera segura.