El 11 de diciembre pasado Nicaragua supo que el régimen de Ortega tiene entre manos otro gran proyecto de esos que acostumbra anunciar y nunca comenzar. Se trata, esta vez, del Centro de Medicina Nuclear, “el cual se está desarrollando con la Corporación Estatal de Energía Atómica de Rusia, ROSATOM”, dijo la nota de prensa difundida por el gobierno.
Como en otras ocasiones, apareció Laureano Ortega Murillo a la cabeza de una delegación gubernamental que se encontraba en el Centro Clínico Científico Federal de Radiología Médica y Oncología de la Agencia Federal Médico Biológica de Rusia, en la ciudad de Ulianovsk.
También fue Laureano Ortega el invitado especial de una “fiesta rusa” a lo grande realizada en enero de 2016 para celebrar la inauguración de la planta de vacunas Mechnikov en Managua, y en la que se gastaron más de 50 mil dólares. La planta que prometía abastecer de vacunas a toda la región fue un fracaso y actualmente está ligada a un caso de corrupción que se ventila en Moscú.
Laureano está en todo. Oficialmente es asesor presidencial de inversiones, pero, a principios de este mes estrenó nuevas funciones cuando recibió a una delegación del Partido Comunista de China. Los medios oficialistas los presentaron como “representante especial del secretario general del FSLN”, un cargo que desde siempre ha ocupado su padre, Daniel Ortega.
Mientras Laureano Ortega se encuentra de gira por Rusia, este jueves, La Gaceta, Diario Oficial, publicó cuatro acuerdos presidenciales que le otorgan “plenos poderes” para que actúe “en nombre y representación del gobierno” en la suscripción de acuerdos de cooperación en ese país.
Laureano Facundo Ortega Murillo, de 41 años, es el sexto hijo del matrimonio de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Al contrario de su padre que se muestra descuidado en el vestir, de zapatones, chaqueta y gorra de beisbolista hasta en su propia toma de posesión, Laureano es un catrín. Viste trajes finos que ocultan un brazo izquierdo totalmente tatuado, usa relojes Rolex de más de 40 mil dólares y cuando estudió en Costa Rica manejaba un Porsche carrera 911, que puede costar entre 130 mil y 250 mil dólares.
Es el más público de los hijos de Ortega y Murillo. Los medios afines al régimen lo muestran continuamente en actividades familiares o de gobierno, lo que ha llevado a pensar que se trata del delfín de Ortega, el hijo que lo sustituirá en el poder, con la intención de establecer una dinastía otra vez en Nicaragua.
Este mismo mes, los medios de comunicación oficialista, destacaron fotos familiares de Laureano Ortega visitando en el recién inaugurado “Parque de la Alegría”, en Managua, tal como suele suceder en Corea del Norte, cuando la dinastía Kim prepara al sucesor.
“Por las señales que estamos viendo parece ser que, a Laureano, sus padres lo están queriendo promocionar como figura heredera de este supuesto trono en el cual ellos se sienten sentados”, dice Juan Sebastián Chamorro, uno de los siete opositores nicaragüenses que pasó en prisión cerca de dos años por intentar competir electoralmente contra Daniel Ortega.
Chamorro se refiere a Laureano Ortega como “El Chigüín”, una palabra que en Nicaragua se usa como sinónimo de “niño” y que en la década de los 70 se utilizó para apodar así al hijo primogénito del entonces dictador Anastasio Somoza Debayle.
Para que Laureano Ortega llegue al poder, bastaría, según Chamorro, “con la decisión de sus padres”, tal como sucedió cuando Ortega colocó a su esposa (Rosario Murillo) como vicepresidente, dice.
“Lo perverso de este escenario”, añade, “es que estamos en el siglo 21, donde en el mundo no se justifican las dinastías, los reinados, y se debe de pensar en un poder político que esté basado en la democracia, en la participación ciudadana y que el poder no recaiga en un individuo por mandato divino o por herencia familiar”.
Para Félix Maradiaga, otro ex preso político y líder opositor, la intención dinástica de los Ortega Murillo los coloca entre las peores dictaduras del mundo. “La evidencia histórica demuestra que las dictaduras más violentas y menos propensas a la apertura hacia la transición política suelen ser aquellas que buscan la sucesión familiar. Ejemplos de estas dictaduras incluyen a Kim Jong-il en Corea del Norte, los Castro en Cuba, Bashar al-Assad en Siria, los Duvalier en Haití e incluso los Somoza en Nicaragua. Los Ortega Murillo forman parte de este ominoso grupo”, expuso en su cuenta X.
“Este tipo de dictaduras parecían haber sido superadas en América Latina, pero los Ortega Murillo han demostrado que estos modelos decadentes de ejercicio del poder siguen siendo un peligro real en la región”, agrega.
El analista político Eliseo Núñez, discrepa de quienes consideran a Laureano Ortega como el sucesor de Daniel ortega en la dictadura nicaragüense. “La que sigue es Rosario Murillo y hasta después él”, afirma.
Considera, sin embargo, que “es una pésima noticia para Nicaragua” que la dictadura de Daniel Ortega esté pensando desde ya en un tercer nivel de sucesión familiar.
Sin pasado guerrillero y nulas credenciales como político u organizador, Núñez cree que, una vez en el poder, Laureano Ortega “va a buscar cómo compensar esa imagen débil a costa de ser mucho más cruel que sus padres”.
Hasta 2007, cuando Daniel Ortega llega a la Presidencia, sus hijos eran ajenos a la vida pública o política. Lo poco se sabía de ellos era por las aficiones artísticas que han mostrado algunos. Juan Carlos, toca en una banda de rock llamada Ciclo; Camila, fundó y dirige un evento de modas anual, bautizado como Nicaragua Diseña, y Laureano es cantante de ópera.
Rafael, el mayor de la prole, estaba dedicado a administrar los millonarios negocios de la familia, principalmente, los negocios petroleros que crecieron a la sombra del poder y la cooperación venezolana.
Gradualmente, Ortega fue dándole forma familiar a su dictadura. Primero, colocando a su esposa, Rosario Murillo como virtual ministro de la Presidencia y luego como Vicepresidente, y, simultáneamente, dándoles cargos de gobierno a sus hijos.
A pesar de su perfil gris, Laureano ha tomado protagonismo en los últimos años entre toda la prole Ortega Murillo. Con el cargo oficial de “asesor presidencial de inversiones”, se le ve firmando acuerdos de gobierno con otros países, relegando incluso al canciller Denis Moncada.
Por ejemplo, fue Laureano y no el canciller Moncada, quien el 9 de diciembre de 2021 firmó en nombre del gobierno de Nicaragua el restablecimiento de relaciones con la República Popular China, junto al viceministro de relaciones exteriores chino, Ma Zhaoxu.
Antes estuvo en Rusia, encabezando una delegación gubernamental nicaragüense que se reunió con el vicecanciller Sergei Ryabkov, y un mes después, ya en Nicaragua, pocas horas antes que su padre asumiera el cuarto mandato consecutivo, firmó el acuerdo comercial llamado “Ruta de la Seda” con Cao Jianming, enviado especial del presidente Xi Jinping.
Hay quienes creen que Laureano Ortega se ve “forzado” en su papel de gestor político de su padre, porque lo suyo es el canto y la vida sibarita.
“Tenor nicaragüense de amplia trayectoria como protagonista, productor y promotor de la ópera en Nicaragua”, dice su biografía en la página de Incanto. “Realizó estudios musicales desde los 17 años con el reconocido maestro Alberto San José Molina, quien lo invitó a unirse al Grupo Lírico de Nicaragua, siendo además de fundador, el miembro con mayor permanencia hasta la fecha. Luego ingresó al nivel medio de canto del Conservatorio de Música de la UPOLI”.
“Ha participado en cursos de perfeccionamiento con diferentes maestros de canto, entre los cuales destaca la soprano Lucetta Bizzi y el barítono Claudio Ottino de Italia, y la soprano Conchita Frankie de Cuba. Atendió cursos y lecciones magistrales en los Conservatorios Luigi Boccherini de Lucca, Giuseppe Verdi de Milano y en la Academia de la Fondazione Festival Puccini en Italia”, añade la página oficial.
El hijo de Daniel Ortega es aficionado a los relojes Rolex y se le ha visto en distintas ocasiones usando distintos ejemplares de la misma marca. El diario La Prensa registró que, en julio de 2014, cuando llegó a Nicaragua el inversionista canalero chino Wang Jing, Ortega Murillo lo recibió luciendo un Rolex Day-Date President Platinum Ice Blue Roman 118206 “disponible únicamente en oro o platino” y cuyo precio es de 43.200 dólares en los Estados Unidos.
En una hoja de vida elaborada por el propio Laureano Ortega para el XV Congreso de Ingeniería Civil en 2016 se describe como un hombre casado, que domina los idiomas español, inglés e italiano.
Estudió Producción Audiovisual (Cine y TV) en la Universidad Veritas, de San José, Costa Rica; Música en Instituto Musical Luigi Boccherini de Lucca, Conservatorio Giussepe Verdi, de Milano, Italia; Sociología en la Universidad Centroamericana (UCA) y Ciencias Políticas en la Universidad Thomas More, estas dos últimas de Managua.
Como ventajas para convertirse en el sucesor, Laureano tiene, ante su madre Rosario Murillo, que no está acusado como ella de crímenes de lesa humanidad, y ante Rafael, su hermano mayor, que es hijo biológico de Daniel Ortega.
El sociólogo nicaragüense Oscar René Vargas observa “una prisa” por destacar a Laureano Ortega. “Puede ser que Daniel Ortega tenga alguna enfermedad y estén previendo un desenlace fatal, ya sea que se muera o que quede incapacitado para seguir controlando el poder”, dice.
Daniel Ortega cumplió 78 años en noviembre, y ha sufrido al menos dos infartos. En su vivienda funciona permanentemente un puesto médico y las pocas veces que sale de su vivienda, es custodiado por una ambulancia.
Mientras pueda, Ortega va a continuar al frente del poder, dice Vargas. “Laureano solo podría sucederle si su padre muere o no tenga posibilidades de continuar al frente del régimen”, afirma.