(Washington, Estados Unidos) Luego de la contundente votación de la Organización de Estados Americanos (OEA) de esta semana, que decidió aplicar uno de los artículos de la Carta Democrática Interamericana a Guatemala por 29 votos a favor y solo uno en contra, los países discuten cuáles serán los siguientes pasos para presionar al país y evitar así que se consolide un golpe de Estado.
La resolución del martes implica que se aplique uno de los artículos más suaves de la carta, dado que implica solo una visita para buscar a través de la diplomacia que se desactiven los riesgos institucionales. La carta establece otras opciones más fuertes y la discusión entre los países es cómo moderar los tiempos de acá al 14 de enero, fecha prevista para el cambio de mando.
Pocas horas después de la resolución de la OEA, el gobierno de ese país reaccionó. El presidente saliente Alejandro Giammattei escribió una carta en la que insiste en que entregará el poder el próximo 14 de enero a Bernardo Arévalo, pese a los intentos desestabilizadores de la fiscalía, aliada del actual mandatario.
Para cumplir con la resolución de la OEA, la próxima semana el secretario general Luis Almagro, junto al presidente del Consejo Permanente, el embajador de Antigua y Barbuda Ronald Sanders, viajarán a Guatemala.
El objetivo del viaje será presionar para evitar que se concrete el “golpe de Estado en suspenso”, según calificó Almagro el martes. Pero el desafío de esa misión estará, según explicaron fuentes de la organización, es que esa presión no tense demasiado la piola.
Los sindicados como autores materiales de ese “golpe de Estado en calidad de tentativa” según las palabras del secretario general de la OEA, son los fiscales. A través del Ministerio Público están desde luego de la primera vuelta en la que Arévalo logró meterse en el balotaje buscando la forma de sacarlo de la carrera.
Si bien es innegable el vínculo entre el Ministerio Público y el gobierno saliente, dado que Giammattei considera su “amiga” a la fiscal Consuelo Porras a quien nombró y luego ratificó pese a las advertencias de Estados Unidos de que se trataba de una funcionaria “corrupta”, también es verdad que Giammattei nunca dio ninguna señal de querer obstruir el cambio de mando.
Hasta el momento la administración de Giammattei ha manifestado que respetará el resultado de las elecciones y entregará el poder el 14 de enero a Arévalo y ha colaborado activamente en la transición. Además, en relación a la OEA, le ha abierto las puertas a cada una de las misiones de la organización que quiso ir al país.
Almagro ya visitó Guatemala en al menos cinco oportunidades y también buena parte de su equipo. Tres misiones de la OEA se han desplegado en el país desde junio, ya sea para monitorear las elecciones, apoyar la transición o mediar ante los cortes de ruta.
Más allá de todo eso, en el Ejecutivo entrante y en muchos de los países de la región no dudan que detrás de las acciones de la fiscalía también están algunos actores del gobierno saliente.
Por lo tanto, en la OEA algunos temen que de seguir aumentando la presión sobre el gobierno saliente, en vez de actuar positivamente pueda hacer sentir a Giammattei acorralado, que deje de colaborar y se pase activamente del lado de los golpistas.
La carta de Giammattei del martes da pistas en ese sentido. El presidente, si bien ratifica que entregará el poder, se mostró molesto en la misiva por la insistencia de algunos países, principalmente de Estados Unidos.
Por ejemplo, señaló que su país defiende una “diplomacia activa que promueva el respeto a la independencia y soberanía de los Estados”, pero que “se abstenga de injerir en sus asuntos internos y que se respete el principio de igualdad entre Estados”.
La mayor parte de los dardos de Giammattei fueron contra el Departamento de Estado de Estados Unidos, que ha liderado la presión contra la Fiscalía y, en las últimas semanas, también contra actores de gobierno muy cercanos al presidente.
Los siguientes pasos posibles
Luego de esta misión del secretario general y el presidente del Consejo Permanente de la OEA, la organización tiene otras opciones para seguir aumentando la presión a Guatemala.
La más radical es aplicar los dos artículos de la Carta Democrática Interamericana más duros, que implica llamar a una Asamblea General para suspender al país ante una ruptura democrática.
En el medio hay otras opciones. Una que fue expresada en la resolución de esta semana va por el camino intermedio de hacer una convocatoria a los cancilleres de la región para evaluar el tema y que ellos hagan otra misión al país.
Un escalón más abajo es el que propuso Bolivia en los últimos dos Consejos Permanentes: que vaya una misión de embajadores de la OEA. La idea, según pudo saber Infobae, es apoyada por Chile y otros países no la ven con malos ojos.
Cuando Bolivia planteó la idea aprovechó para criticar a Almagro, dado que manifestó que a entender de ese país, las gestiones del secretario general no están dando resultados dado que la crisis institucional en Guatemala no solo se mantiene sino que crece. Y que por tanto, sería necesario que en vez del secretario general vaya una delegación del Consejo Permanente.
Por lo pronto la próxima semana, cuando Almagro y Sanders vuelvan de Guatemala, presentarán un informe y allí analizarán los siguientes pasos. El temor de algunos embajadores es que la crisis se profundice en la última semana de diciembre, cuando por la fiestas de Navidad y fin de año la comunidad internacional esté distraída.
Por eso lo determinante será si ver el Ministerio Público insiste en sus ataques a Arévalo y, sobre todo, si la Corte Constitucional le da curso al pedido de intervenir en los resultados de las elecciones, algo que el Tribunal Supremo Constitucional ya descartó.