(Desde Santiago, Chile) El fin de semana pasado el senador Rojo Edwards - el único “rojo” bueno, como él mismo ha dicho -, anunció su dimisión al Partido Republicano, junto a otros 25 militantes. El motivo, según señaló, es el distanciamiento de la fuerza liderada por el presidenciable José Antonio Kast con “las urgencias sociales”.
“Creemos que el liderazgo republicano dejó de enfocarse en las urgencias sociales para dedicarse de lleno a una discusión constitucional, que simplemente no es lo que a nosotros nos representa”, aseguró Edwards, quien además llamó a votar “en contra” de la nueva propuesta constitucional, a contramano de su partido, que lideró el proceso y es la principal fuerza del “A favor”.
En una declaración pública, el parlamentario aseguró que junto a los militantes que renunciaron con él formará un nuevo movimiento que agrupe a gente con espíritu “libertario, republicano y de defensa de la chilenidad”.
Sin embargo, los roces entre el parlamentario y el resto de su coalición vienen desde hace tiempo, específicamente desde que asumió la actual directiva que sucedió a la de Edwards, según detalla un artículo del diario digital El Desconcierto.
Adiós a la presidencia
Tres días después de que se impusiera el Rechazo a la primera propuesta de constitución escrita por una mayoría de partidos de izquierda - el 4 de septiembre de 2022 -, Edwards anunció que renunciaba a la presidencia del partido arguyendo que la directiva que encabezaba había “cumplido un ciclo”.
“Habiendo dedicado prácticamente toda mi presidencia y esfuerzos también a la opción del Rechazo, con la cual prevaleció la libertad y el sentido común en Chile, hemos en conjunto decidido cambiar mi rol en el partido”, declaró en esa ocasión el parlamentario.
Sin embargo, su dimisión estuvo acompañada de la mediática renuncia de Gloria Naveillán, también diputada de su partido, quien aseguró que Edwards era el “presidente de papel” y que “en la práctica, quien maneja el partido y todas las organizaciones que dependen del partido es José Antonio Kast y Cristián Valenzuela”. Desde ese momento, la relación del disidente republicano con el resto del partido se fue en picada.
Líder de los rebeldes
Luego de ceder la presidencia, el senador arremetió impulsando una lista paralela a la de José Antonio Kast en las elecciones internas, que se llevaron a cabo en abril de este año. Sin embargo, Edwards solo logró el 13% de los votos y Arturo Squella - cercano a Kast -, se quedó con la presidencia.
Tras los resultados, él junto a otros personeros republicanos acusaron ser “excluidos” y aseguraron que la cúpula de la tienda estaba en contra de “democratizar” el partido.
El llamado a votar en contra
Alejado de la cúpula de su partido, el senador comenzó a hacer campaña por el “En contra”, asegurando que la mitad del Partido Republicano no apoyaba la nueva propuesta constitucional que se votará el próximo 17 de diciembre. Sus declaraciones terminaron por convertirlo en un paria en su propia colectividad.
“En el Partido Republicano hay una gran cantidad de militantes que está a favor de la posición ‘En contra’, y eso va mucho más allá de la posición del partido de que Chile no necesita nueva Constitución”, aseguraba el senador hace un mes en conversación con Radio Infinita.
En esa instancia también afirmó estar dispuesto a pagar los “costos” de su posición. “Mi militancia es importante para mí, pero palidece con respecto a la importancia de discutir las ideas del texto; estoy dispuesto a pagar los costos que la libertad implique”, dijo a modo de presagio en aquella oportunidad.
“El liderazgo republicano postula que tanto la crisis de seguridad, la inmigración, el crecimiento, el empleo serían males producidos por la actual constitución, y que se debe votar ‘A favor’ sobre la falsa premisa de que el texto propuesto resuelve estas urgencias”, fueron sus últimas palabras como miembro del Partido Republicano. Está por verse qué tipo de movimiento fundará, aunque algunos ya opinan que su norte está en la figura del nuevo presidente electo argentino, Javier Milei.