Estados Unidos confirmó el pacto del gobierno de Nayib Bukele con un líder de la pandilla MS13

El Departamento de Justicia detalló que el entorno del presidente salvadoreño facilitó la fuga de Crook, uno de los jefes de la Mara Salvatrucha que fue arrestado en México y afrontará un juicio por terrorismo en Nueva York

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El Departamento de Justicia de Estados Unidos ha confirmado detalles del pacto entre el presidente salvadoreño Nayib Bukele y la pandilla MS13.
Europa Press/Contacto/Camilo Freedman
El Departamento de Justicia de Estados Unidos ha confirmado detalles del pacto entre el presidente salvadoreño Nayib Bukele y la pandilla MS13. Europa Press/Contacto/Camilo Freedman

Una imagen luminosa del presidente Nayib Bukele, creada con drones en el cielo de San Salvador, culminó las celebraciones por la inauguración de la nueva biblioteca nacional, financiada y construida por China, la noche del pasado 14 de noviembre. Un día después, el gobierno se congratulaba por la inauguración del concurso de belleza Miss Universo en El Salvador, por lo que el país pagó al menos USD 12 millones. La propaganda oficial inundó redes sociales y medios de comunicación. Pero ocurrió otra cosa en los últimos días que enturbió las festividades oficiales: la captura, en México, de un jefe de la temida pandilla MS13 al que el gobierno de Bukele protegió como parte de un pacto de gobernabilidad con esa organización criminal.

El 9 de noviembre, una semana antes de la biblioteca y Miss Universo, el periódico salvadoreño La Prensa Gráfica, citando una fuente estadounidense, confirmó la captura en tierras mexicanas de Élmer Canales Rivera, alias Crook o Crook de Hollywood, uno de los miembros históricos de la mesa que lleva al menos dos décadas liderando las acciones criminales de la MS13, que incluyen extorsiones, violaciones, asesinatos, tráfico de drogas, tráfico y trata de personas y terrorismo entre otros.

La captura de Crook no es buen asunto para Bukele y su gobierno. Entre 2020 y 2021, una fuerza de tarea estadounidense, bautizada Vulcano y formada por agentes de al menos tres agencias federales de policía, apoyó a la fiscalía salvadoreña en una investigación masiva que reveló la participación directa de al menos dos funcionarios salvadoreños de alto nivel en la negociación de aquel pacto.

Tras el arresto del líder pandillero, el Departamento de Justicia ha confirmado que su fuga de una cárcel salvadoreña, en noviembre de 2021, ocurrió gracias a la ayuda directa de Nayib Bukele a través de “oficiales de alto nivel del gobierno de El Salvador” que lo sacaron de prisión a pesar de que aún tenía pena por cumplir, le dieron un arma y lo llevaron a la frontera con la vecina Guatemala. Los funcionarios implicados son los mismos a los que Washington ha señalado de propiciar un pacto entre el gobierno salvadoreño y las pandillas MS13 y Barrio 18 “en nombre del presidente” Bukele.

Cuando, en el pasado, investigaciones periodística o filtraciones de los fiscales estadounidenses han revelado detalles sobre los entendimientos de Bukele y sus funcionarios con los líderes de las pandillas, la reacción del aparato comunicacional y de propaganda del oficialismo salvadoreño ha sido atacar a quienes revelan la información, decir que son fabricaciones de periodistas o, solo, guardar silencio. Esta vez, tras la captura de Crook, Bukele sí reaccionó: publicó en su cuenta de X el emoji de una cara guiñando el ojo como respuesta a una noticia que anunciaba el arresto. De la misma manera se pronunció Ernesto Castro, el presidente del Congreso y uno de los aliados más cercanos del presidente, con un emoji de una pieza de ajedrez.

Élmer Canales Rivera, alias Crook, ex líder de la MS13
Élmer Canales Rivera, alias Crook, ex líder de la MS13

Crook fue detenido en México. Las circunstancias de esa captura aún son confusas. Fuentes anónimas estadounidenses han asegurado a periódicos salvadoreños que el pandillero fue detenido en el sur mexicano el 8 de noviembre, pero un agente estadounidense al tanto de las investigaciones aseguró a Infobae que fueron policías mexicanos quienes lo capturaron, al menos dos semanas antes, y que desde entonces las autoridades de México y Washington afinaron detalles del traslado de Canales Rivera al aeropuerto internacional de Houston, que ocurrió el 9 de noviembre, según confirmó el Departamento de Justicia en un comunicado.

Lo cierto es que, tras detenerlo en suelo estadounidense, el Departamento de Justicia (DOJ) informó que Canales Rivera será juzgado en el Distrito Este de Nueva York, donde él y otros 13 tres jefes de la MS13 fueron acusados de terrorismo en diciembre de 2020, cuando aún era presidente Donald Trump. Entre 2021 y 2022, Estados Unidos pidió a El Salvador la extradición de Crook y de 11 de los acusados en Nueva York.

Cuando aquella acusación de actos terroristas se hizo pública, el 14 de enero de 2021, Canales Rivera estaba preso en una cárcel salvadoreña, condenado por homicidio. El Crook, sin embargo, se fugó, y tuvo ayuda, la que le proveyó el gobierno salvadoreño que preside Nayib Bukele. En julio de 2022, una investigación publicada por el periódico digital El Faro reveló que Carlos Marroquín, secretario presidencial de Bukele, sacó a Canales Rivera de la cárcel en la que estaba y lo llevó hasta Guatemala, de donde el líder pandillero huyó hacia México. Para marzo de 2023, autoridades mexicanas ya habían ubicado a Crook en un barrio del sur de la Ciudad de México, como reveló Infobae.

“Cuando la acusación (a Crook y el resto del liderazgo de la MS13) fue revelado en enero de 2021… Estados Unidos presentó una alerta roja de Interpol y sometió una petición de extradición de Canales Rivera al gobierno de El Salvador (GOES). Sin embargo, en noviembre de 2021, Canales Rivera fue liberado de la cárcel por el Gobierno de El Salvador y luego entró de forma ilegal a Guatemala”, confirma DOJ la ayuda que Crook recibió de la administración Bukele.

En otro documento publicado a propósito de la reciente captura de Crook, el Departamento de Justicia revela otro detalle importante: el gobierno salvadoreño le dio al pandillero un arma de fuego cuando le ayudó a escapar de prisión. Dicen fiscales estadounidenses en un escrito presentado al tribunal neoyorquino tras la captura de Canales Rivera: “Fue escoltado desde la prisión por oficiales de alto nivel del gobierno salvadoreño, hospedado en un apartamento de lujo, le fue proveída un arma de fuego, y luego fue conducido a la frontera con Guatemala”.

Washington ya había nombrado a los funcionarios de Bukele que apoyaron la fuga del Crook. Uno es Marroquín, el secretario de reconstrucción del tejido social de la presidencia, y el otro es Osiris Luna Meza, director de prisiones y viceministro de seguridad pública, quien ha sido señalada por fiscales salvadoreños por crímenes de corrupción y a quien organizaciones de derechos humanos han acusado de tolerar la muerte de decenas de personas encarceladas durante el régimen de excepción que vive El Salvador desde que la medida fue decretada en marzo de 2022.

La captura de Crook y las nuevas revelaciones sobre el arma que le dieron los funcionarios de Bukele cuando lo ayudaron a escapar en 2021 ocurren en un contexto de distensión diplomática entre San Salvador y Washington, que estuvo marcada en los primeros meses de la administración de Joe Biden por las tensiones que provocaron en principio el pacto con las pandillas y las acciones ilegales de Bukele para controlar todo el aparato del Estado, incluidos el nombramiento de una corte suprema y un fiscal general afines y la preparación para su reelección como presidente, que está prohibida por la Constitución.

El tono diplomático ha cambiado en los últimos meses. Altos funcionarios del gobierno Biden, como el subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental y la subsecretaria de Comercio, viajaron a San Salvador y se tomaron fotos con el presidente. El tono y acciones en el tema de las pandillas, sin embargo, parecen no haber cambiado.

“Cree que se trata de dos partes del gobierno estadounidense (el aparato diplomático y el de persecución criminal) que no se hablan entre ellas. La captura de Crook se da a través de la Fuerza de Tarea Vulcano. Dudo que el Departamento de Estado (DOS) supiese de esto antes. DOJ se está moviendo de forma agresiva contra la gente de Bukele, el DOS no. Ocurrió algo similar con (el expresidente) Juan Orlando en Honduras”, dijo a Infobae un investigador que conoce de cerca lo trabajado por Vulcano en el caso de la MS13 y sus tratos con Bukele.

Los tratos con la ranfla nacional

El Departamento de Justicia en Washington dice más cosas sobre Bukele, su relación con las pandillas y las facilidades legales que su gobierno y funcionarios afines a él han dado a los líderes de la MS13.

En el comunicado que publicaron después de que Crook llegó a Houston, los fiscales estadounidenses recuerdan que además de la extradición de Canales Rivera, las autoridades federales han pedido a Borromeo Henríquez, alias Diablito de Hollywood, otro de los líderes históricos. “A la fecha, el Gobierno de El Salvador no ha extraditado a ninguno de estos acusados”, reclama DOJ en su publicación del 15 de noviembre pasado.

El gobierno estadounidense ha recordado públicamente, en las últimas horas, que Crook y Diablito de Hollywood no son líderes cualesquiera; ambos han sido, dicen los fiscales norteamericanos, parte de la mesa de jefes máximos que ha gobernado a la MS13 al menos desde mediados de la década 2000. A esa mesa los pandilleros la llaman “la ranfla nacional en penales” para diferenciarla de los liderazgos que no están presos. Investigadores con los que Infobae ha conversado en los últimos meses coinciden en que fueron estos líderes, los de la ranfla en penales, quienes dirigieron la negociación con el gobierno de Bukele, como lo habían hecho en administraciones anteriores, sobre todo con la del expresidente Mauricio Funes (2009-2014).

Estos líderes, coinciden autoridades estadounidenses y salvadoreñas, han sido los responsables de masacres, de los altos índices de homicidios que El Salvador vivió desde principios de siglo hasta que Bukele afianzó su pacto con ellos, y de llevar adelante las negociaciones con funcionarios gubernamentales.

Además, Estados Unidos los reclama por haber dirigido, dese las cárceles en El Salvador, la expansión de actividades criminales en varios estados de la Unión Americana, incluido Nueva York, donde una corte distrital reclama su expatriación.

Cuando el pacto que mantenían con Bukele se rompió, en marzo de 2022, estas pandillas, dirigidas aún por líderes como Crook y Diablito, ordenaron “abrir las válvulas”, lo que en jerga pandilleril significa poner la mayor cantidad de muertos posible en las calles y barrios del país para avanzar sus posturas ente el gobierno. El último fin de semana de aquel marzo, los pandilleros mataron a 87 personas en 72 horas. Después de eso, Bukele respondió con el régimen de excepción, reformas legales, la construcción de una “megacárcel” y el desmantelamiento parcial de algunas estructuras pandilleros en los territorios; a todo lo bautizó “guerra contra las pandillas”.

El director de prisiones de El Salvador, Osiris Luna, acompaña al presidente Nayib Bukele en el recorrido inaugural de una megacárcel. Luna es señalado de pactar con pandillas en nombre de Bukele (Secretaria de Prensa de la Presidencia/Handout via REUTERS)
El director de prisiones de El Salvador, Osiris Luna, acompaña al presidente Nayib Bukele en el recorrido inaugural de una megacárcel. Luna es señalado de pactar con pandillas en nombre de Bukele (Secretaria de Prensa de la Presidencia/Handout via REUTERS)

La guerra de Bukele, sin embargo, dejó intactos a los líderes de la MS13. Al Crook lo ayudó a huir, a Diablito de Hollywood lo favoreció con salidas constantes de la cárcel sin orden judicial y a todos los protegió de la extradición, como hoy reconoce el Departamento de Justicia en Washington.

La protección que el gobierno de Bukele dio a los jefes de la MS13 quedó afianzada en mayo de 2021, cuando el recién estrenado congreso de mayoría oficialista removió de forma ilegal a quien fungía como fiscal general del país y nombró en su lugar a Rodolfo Delgado, un ex fiscal de unidades especializadas que entre otras cosas fue defensor de un testaferro de la pandilla. En al menos uno de los casos de extraditables, Delgado emitió una opinión a la justicia salvadoreña para evitar la expatriación; su argumento: Estados Unidos no garantizaba el respeto de algunos derechos de los pandilleros, como evitar la aplicación de la pena de muerte, vigente en algunos estados norteamericanos.

Uno de los jueces estadounidenses que llevó el caso contra los líderes de la MS13, sin embargo, ya había arreglado ese vericueto judicial con Raúl Melara, el antecesor de Delgado al que los diputados bukelistas destituyeron. En un viaje a Washington, semanas antes de ser apartado del cargo, autoridades federales estadounidenses se comprometieron a que los fiscales no pedirían la pena capital. Así lo confirmaron a Infobae agentes salvadoreños que conocieron del viaje de Melara.

Infobae también confirmó, en marzo de este año, que autoridades mexicanas ya habían ubicado a Crook en una colonia aledaña al Estadio Azteca de la Ciudad de México hace al menos nueve meses. En El Salvador, al conocer esta noticia, voceros del bukelismo, entre ellos Christian Guevara, el jefe de la bancada legislativa, dijo que el gobierno hablaría con la embajada mexicana en San Salvador para garantizar que el Crook fuera enviado a El Salvador en caso de ser arrestado. Eso no ocurrió.

Un funcionario que conoce los intercambios entre autoridades estadounidenses y mexicanas sobre Crook ha insistido a Infobae que la Fuerza de Tarea Vulcano, a cargo del caso de los líderes pandilleros salvadoreños, ya tiene en su poder detalles que Canales Rivera ha revelado sobre sus tratos con el gobierno de Bukele.

Ni las luces que engalanaron la noche salvadoreña el día en que el presidente inauguró la nueva biblioteca nacional, ni toda la iluminación que ha acompañado los videos y fotos de las candidatas a Miss Universo, han podido difuminar la sombra del Crook o evitar que su captura haya vuelto a poner en la mesa la profundidad del pacto que Nayib Bukele hizo con las pandillas.

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