Expertos en climatología advirtieron que Brasil enfrentará condiciones extremas a medida que El Niño alcance su punto máximo en diciembre, con consecuencias devastadoras en diversas regiones del país.
Predicen que la sequía se intensificará en la Amazonía, el calor en el sudeste y centro-oeste del país; y las inundaciones en el sur: “La situación es peligrosa”, alertaron.
Durante el evento “Crisis climática y desastres como consecuencia de El Niño 2023-2024: impactos observados y esperados en Brasil″, destacados climatólogos de la Academia Brasileña de Ciencias (ABC) han emitido una alerta preocupante en Río de Janeiro.
José Marengo, del Centro Nacional de Monitoreo y Alerta de Desastres Naturales (Cemaden), señaló que la situación actual plantea un peligro inminente: la profundización de la sequía en la Amazonía, el aumento del calor en el centro-oeste y sudeste, y fuertes lluvias en el sur, además de una sequía severa prevista en el nordeste a principios de 2024.
En línea con ese panorama crítico, 2023 se perfila como el año con más extremos climáticos simultáneos en Brasil, con olas de calor en varias regiones, sequía en el norte y lluvias intensas en el sur. Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), se espera que sea el año más caluroso de los últimos 125 mil, subrayando la magnitud de los cambios climáticos actuales.
Los expertos señalan que el impacto no solo se debe a la intensificación de El Niño, si no también al calentamiento anormal del Atlántico Norte durante el invierno del hemisferio norte, influenciando las condiciones en la Amazonía y el nordeste.
Regina Rodrigues, de la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC), resaltó que El Niño actual es uno de los más intensos, con el Pacífico tropical 1,8°C más cálido, categorizándolo como intenso a muy intenso. Este fenómeno ha provocado calor generalizado, lluvias torrenciales en el sur y sequías inusuales en la Amazonía y el nordeste.
El suelo seco en el norte y el nordeste semiárido agrava la sequía, mostrando ríos como el Amazonas, el Negro y el Madeira en niveles históricamente bajos.
Carlos Nobre, del Panel Científico de la Amazonía, advirtió sobre el debilitamiento del bosque amazónico debido a las sequías e incendios, proyectando un aumento del 300% en la mortalidad de los árboles.
Nobre destacó la necesidad urgente de retomar programas gubernamentales como la de cisternas, implementadas durante graves sequías anteriores para mitigar el impacto social. También alertó sobre la necesidad de acciones inmediatas para evitar problemas graves en la región.
El aumento alarmante de olas de calor, ya ocho en 2023 según un estudio, refleja la gravedad de la situación actual y la necesidad urgente de medidas preventivas y de adaptación ante estos extremos climáticos en Brasil.