La ex asistente de Jorge Glas –que fue vicepresidente de Rafael Correa– y que lo demandó por intimidación contó el acoso que recibió por parte del ex vicemandatario mientras trabajó para él. Soledad Padilla de 37 años dijo tener miedo, pero estar decidida a continuar con el proceso.
Padilla interpuso en octubre pasado la demanda contra Glas. Este le respondió con una contrademanda por extorsión. El movimiento Revolución Ciudadana, afín al correísmo, hace unas semanas emitió un comunicado respaldando a Jorge Glas. Ahora, la Fiscalía General llamó a rendir versión a tres políticas del movimiento. Se trata de Luisa González, ex candidata a la Presidencia; Marcela Aguiñaga, prefecta del Guayas; y Paola Cabezas, ex legisladora.
En un video difundido a la prensa ecuatoriana, Padilla contó que vivía una situación de abuso de poder y que incluso llegó a normalizar el trato que Glas le propiciaba: “Todo el mundo pregunta: ¿por qué tardé tanto tiempo en denunciarlo? ¿Por qué ahora? ¿Por qué no antes? Cuando eres víctima de violencia y estás frente a una relación de abuso de poder, tienes miedo, tienes muchísimo miedo”, contó.
Glas, que era su jefe, le habría dicho en varias ocasiones que él era “lo mejor” que le había pasado y que, de renunciar, no encontraría trabajo: “Jorge Glas me decía constantemente que nadie más me iba a dar trabajo, que nadie me contrataría”.
Además, el ex vicepresidente –condenado por corrupción y que aún cumple su sentencia en libertad– habría pedido a Padilla que en los actos oficiales se siente a su lado. Ante la negativa de la mujer, Glas se enfurecía, según relató: “Me decía que todos a mi alrededor creían que él y yo éramos pareja, que yo no debía desmentirlo porque nadie me iba a creer”, dijo Padilla.
En la grabación, Padilla indicó Glas llegó al punto de seguirla e incluso obtuvo sus movimientos migratorios pues siempre quería saber en dónde y con quién estaba. El ex vice le habría realizado cuestionamientos inapropiados a Padilla sobre su vida personal: “me preguntó con cuántas personas me había acostado”, relató.
Durante los años de ejercicio de ese cargo, Padilla normalizó el trato, según indicó: “como nos pasa a muchas víctimas de violencia”. Sin embargo, ahora está decidida a que su caso sea juzgado en los tribunales: “Me preguntan si tengo miedo, sí, tengo muchísimo miedo, pero tengo algo mucho más fuerte, la verdad... Espero que las instituciones del Estado y la Función Judicial trabajen sobre todo con objetividad y transparencia, donde prime la verdad y no las relaciones de poder”, manifestó.
Con esos antecedentes, pidió “de corazón”, a las tres políticas correístas que atiendan el llamado de la Fiscalía y “digan la verdad”.
Marcela Aguiñaga fue la primera en responder públicamente y dijo que rendirá su versión en Guayaquil. Por su parte, Paola Cabezas aseguró que siempre apoyará el debido proceso y que colaborará con la Fiscalía. Mientras que Luisa González aún no se ha pronunciado.
La mañana de este lunes, el Ministerio de la Mujer y Derechos Humanos publicó un comunicado en el que indicó que Padilla acudió a un Centro Violeta de Quito –como se denominan a los centros gubernamentales que brindan atención a víctimas de violencia. En el lugar recibió asesoría legal. La institución aseguró que continuará brindando seguimiento y acompañamiento al caso.
Según se lee en la denuncia presentada por Padilla en octubre, la mujer ha trabajado para Glas por casi 17 años y lo asistió mientras el ex vicepresidente estaba en la cárcel, creando un “lazo de humanidad”. Sin embargo, Glas cambió a una esfera “aparentemente sentimental, a pesar de que conocía perfectamente que en ese entonces me encontraba felizmente casada, matrimonio que fue disuelto en legal y debida forma, ahora entiendo y presumo por actuaciones ilegales de presión e intimidación causadas por el denunciado”, indica la mujer.