Tras veinte años de democracia, el 1 de julio de 2009 asumió la presidencia de Panamá un empresario que prometió acabar con la corrupción y terminó investigado por autoridades de cinco países por malversación de fondos públicos, cobro de sobornos, lavado de dinero, espionaje y condenado en el suyo por blanquear dinero del Estado para la compra de Epasa, una editorial de medios: Ricardo Martinelli Berrocal
Martinelli había participado de otros gobiernos –y ahora compite otra vez para las presidenciales de mayo 2024–, pero entonces entendió los humores del momento y fundó un partido nuevo –Cambio Democrático (CD)– para dar vuelta todo: “Alto la corrupción” fue su lema y “basta de que en este país los políticos entren al gobierno pobres y salgan millonarios”, su pregón.
“El Loco”, como lo bautizó la calle, prometía un cambio de timón en la administración pública. Pero ni bien asumió, el que cambió fue él. Firmó una adenda para una obra que había sido el blanco de sus más virulentos ataques al gobierno anterior, un relleno sobre el mar que en la calle se conoce como “Cinta Coimera”. Fue la primera puntada de una enorme trama de corrupción. La contratista era Odebrecht.
Bajo su mando, Odebrecht no paró de facturar. A Martinelli, algunos de sus ministros, colaboradores e intermediarios, la justicia también los acusa de eso. La empresa ganó contratos por más de $5,000 millones para 12 proyectos, por los que terminó facturando sobrecostos por más de mil millones de dólares en total. A cambio, habría pagado coimas por encima de los $90 millones, según un cálculo de la Red de Investigaciones Periodísticas Estructurada, integrada por La Prensa. Fueron las coimas más jugosas de las que el país tenga recuerdo.
Martinelli ya era multimillonario, pero con la multinacional brasilera Odebrecht la justicia lo acusa de haber saqueado el país: cientos de miles de dólares en fiestas sin fin, compra de lotes con vista al mar en una isla paradisíaca de un archipiélago único para un hijo, apartamento de lujo en el rincón más exclusivo de Madrid para otro, pago de mensualidad para cuatro de sus amigas íntimas, joyas de piedras y metales preciosos y obras de arte para la preferida de ellas.
“Rabello solicitó ayuda para aperturar cuatro cuentas bancarias a amigas íntimas de Ricardo Martinelli, para el soporte familiar”, dijo a los fiscales un testigo protegido. André Campos Rabello era la cabeza de la empresa brasileña en Panamá, quien resumió así su relación con Martinelli ante las autoridades: “Panamá –dijo a los fiscales– tiene mucho de esa cultura de intercambio de favores: Tú me ayudas ahorita, después yo te ayudo. ¿Entendió?”.
Ahora, el proyecto NarcoFiles: el nuevo orden criminal, liderado por el Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP) con el apoyo del Centro Latinoamericano de Investigación Periodística y compartido con La Prensa (Panamá), muestra que el posible uso de los fondos públicos para las amantes del expresidente pudo haber ido más allá: registros de Migración de Colombia revelan que el expresidente coincide en cuatro viajes con una de sus “amigas íntimas”, Aurora Muradas. Dos de ellos fueron, incluso, cuando Martinelli era titular del Ejecutivo. Con un agregado: el 7 de agosto de 2010, el día en que el presidente colombiano Álvaro Uribe dejó el poder, viajaron al mismo tiempo a Bogotá.
NarcoFiles: el nuevo orden criminal es una investigación periodística transnacional sobre el crimen organizado global, que explora cómo innova y cómo se extiende por el mundo. Los periodistas de más de 40 medios del mundo, entre ellos Infobae, examinaron y corroboraron el material junto a cientos de documentos, bases de datos, entrevistas y ahora comparten hallazgos que iluminan con detalles únicos de los protagonistas los mecanismos y los esfuerzos para investigar a criminales.
Los documentos de la filtración también muestran que, en la relación siempre simbiótica del crimen organizado entre Colombia y Panamá, el monumental caso Lava Jato tiene un capítulo aparte. Aquí, en lugar de narcos, coyotes y contrabandistas, quien cosió los hilos de la trama fue la empresa brasilera Odebrecht.
La pista colombiana
Es algo sabido: en Panamá abrieron sociedades para lavar sobornos de la empresa algunos colombianos y también para financiar una encuesta de opinión para la campaña presidencial de Juan Manuel Santos, en 2014, cuando apostaba por la reelección. Narco Files ahora levanta el velo sobre otros detalles desconocidos.
Uno de ellos es la pista colombiana de las amantes de Martinelli, apodadas Periquitas en el sistema Drousys, en el que Odebrecht guardaba los seudónimos de quienes recibían dinero sucio.
El mismo testigo protegido que contó que Rabello ordenó la apertura de cuentas en Antigua y Barbuda para ellas, también ofreció detalles sobre las transferencias realizadas desde sociedades controladas por Odebrecht a esas cuentas. La empresa detalló ante la fiscalía panameña los pagos para las Periquitas y la ruta de ese dinero.
Fueron cuatro transferencias bancarias: una para Linda Gesto –Periquita 1–, otra para Úrsula Banz –Periquita 2–, María del Sol Rivera –Periquita 3– y para el hijo de Aurora Muradas, la última de las Periquitas, pero la preferida del expresidente.
Aurora llegó a ser una de las mujeres más poderosas e influyentes de Panamá cuando Martinelli gobernaba. Se movía escoltada por personal del Servicio de Protección Institucional (SPI), acomodaba funcionarios y estuvo involucrada en un supuesto negociado de visas con China, donde su estilista era cónsul, según una investigación publicada por La Prensa en 2015.
En el palacio de Las Garzas, la sede del gobierno, le temían. Entraba cuando quería, sola o con sus amigas, y ofició de anfitriona de visitantes del Gobierno, como el primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, según fuentes de esta investigación que pidieron anonimato.
El testigo protegido sugirió a la justicia buscarlas a ella, a las demás amantes y al propio Martinelli en los registros de Colombia para que los fiscales pudieran seguirle la pista. A las autoridades panameñas no les sonó extraño. Por un lado, Colombia y Panamá siempre tuvieron una relación estrecha, especialmente cuando de un lado gobernaba Martinelli y, del otro, Álvaro Uribe Vélez.
Martinelli sumó en 2010 a la exfuncionaria colombiana María del Pilar Hurtado, acusada de espiar ilegalmente a más de 300 personas cuando dirigía el servicio de inteligencia de Uribe, a la lista de asilados políticos en Panamá. Siete años después, Uribe intercedió a favor de su aliado ante el juez estadounidense del que dependía su extradición de Estados Unidos (EU) a Panamá, donde Martinelli era requerido por –curiosamente– espionaje de opositores, funcionarios y periodistas.
“El expresidente y yo estábamos de acuerdo en varios temas de interés regional, como la defensa de los valores democráticos a la vista de la amenaza socialista que se extendió por nuestro subcontinente”, escribió Uribe.
La Fiscalía de Panamá envió entonces un pedido de asistencia a sus pares colombianos a ver si, efectivamente, había alguna información sobre las amantes de Martinelli en ese país. Los documentos aparecen en la filtración NarcoFiles.
Migración de Colombia encontró decenas de viajes de los protagonistas entre 2005 y 2019: entre vuelos oficiales y visitas privadas, Martinelli ingresó, al menos, 34 veces a ese país, de las cuales cuatro coinciden con Aurora, de acuerdo con los datos oficiales que cruzaron La Prensa y CLIP.
Los documentos demuestran que dos de esos viajes se realizaron mientras Martinelli era presidente. El primero fue el 7 de agosto de 2010, cuando Martinelli asistió a la asunción de Juan Manuel Santos en Bogotá. Aurora tiene un ingreso ese mismo día en el Móvil 02 del aeropuerto El Dorado. Martinelli también, pero por el Móvil 01, según los registros de Migración.
La segunda coincidencia –en julio de 2011– fue en Cartagena. Viajaron al mismo tiempo tres veces a la ciudad caribeña, según los registros oficiales. Los vuelos ocurrieron apenas días después de una visita de Uribe a Panamá para participar de una convención partidaria: el evento fue el 24 de julio y el viaje cinco días después, el viernes 29, según las autoridades colombianas.
La Prensa contactó al abogado de Aurora Muradas, Alfredo Vallarino, a su teléfono celular, por mail y redes sociales para consultarle por el viaje oficial y las transferencias de Odebrecht. Al cierre de esta edición, no recibió respuesta.
Ese no fue el único viaje en el que Aurora pudo haber acompañado a Martinelli en actividades oficiales. El medio digital Foco reveló que también asistió a la XIX Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno en Portugal un año antes, en 2009. Allí, como en el de Colombia, estuvieron el expresidente Martinelli y su entonces vicepresidente y canciller, Juan Carlos Varela. La Prensa publicó en 2015 que Aurora también acompañó a Martinelli a un viaje exclusivo a una isla italiana, invitado por Berlusconi.
Aurora tuvo que suspender sus viajes al extranjero cuando la justicia le impidió la salida del país en 2022, por el caso Odebrecht.
Como parte del “soporte familiar” solicitado por Martinelli a Rabello, además, Odebrecht ordenó –el 6 de agosto de 2012– un pago de 400 mil dólares para Aurora en una cuenta en el banco Ping An de Goan, propiedad de la sociedad Jiu Shun Internacional de China, según la información proporcionada por la empresa a las autoridades.
Jiu Shun Internacional fue una compañía controlada por Ramón Carretero Napolitano, señalado en la vista fiscal como su testaferro. Además de esa, la sociedad recibió otras seis transferencias por dos millones de dólares de la constructora brasileña.
Al día siguiente, el 7 de agosto de 2012, Carretero Napolitano recibió 399,954 dólares en una transferencia de Select Engineering Consulting & Services, de la Caja 2 de Odebrecht, que él reenvió a una cuenta en Global Bank de Panamá, a nombre de Caribbean Holding. Un mes más tarde, en septiembre, hizo dos cheques de gerencia a la empresa Galería Habitante, por $85 mil para una obra de arte, y otro a Euro Boutic, el negocio Cartier del mall Multiplaza de la ciudad de Panamá, por $36 mil. La boutique de joyas indicó en una nota a los fiscales que fue para la “compra de piedras de metales preciosos” para Aurora.
Las transferencias directas confesadas por la empresa para las Periquitas fueron, al menos, cuatro, por un total de $500 mil, en el banco PKB Privat Bank de Antigua y Barbuda.
Foco también difundió un audio en el que aparentemente Martinelli apuraba con su secretario privado un plan para justificar el dinero de la corrupción para sus amantes, cuando ya no estaba en el poder, sino en Estados Unidos, en su afán de esquivar los procesos judiciales en el país y el Lava Jato había estallado, según informó el medio digital. Ambos estarían revisando un contrato de $2 millones por hasta cinco años por servicios, de acuerdo al material filtrado por Foco. Martinelli respondió que aquello era un montaje hecho con Inteligencia Artificial.
Otra amante de Martinelli irrumpió en público en 2022, cuando lo denunció en España por espionaje. Un magistrado de Panamá dijo que también espiaba a Aurora.
Aurora no se presentó a la indagatoria –adujo tener covid–. En las audiencias de septiembre de 2022, su abogado Vallarino dijo que los hechos por los que la Fiscalía acusó a Muradas son “falsos” y que su defendida “no puede ser acusada de corrupción a razón de que nunca ha sido funcionaria”.
La juez de la causa, sin embargo, consideró en el auto de llamamiento a juicio que Muradas recibió pagos de Odebrecht y que, por lo tanto, es procedente enjuiciarla por blanqueo de capitales.
Panabrech
Odebrecht consiguió lo que nadie había logrado en Panamá desde la instauración de la democracia en 1989: unir a tres presidentes de tres partidos distintos en la voluntad de otorgar a una empresa extranjera la exclusividad en la construcción de megaproyectos millonarios que tuvieron sobrecostos igualmente millonarios.
Para desentrañar la maraña judicial de 2,194 tomos, un equipo de La Prensa convirtió la vista fiscal en una base de datos interactiva que permite navegar entre los involucrados y sus interacciones. Martinelli aparece enredado en 261 interacciones con otros agentes y sociedades.
La trama ahora enreda también la campaña política para las elecciones presidenciales de mayo de 2024 en el país. Dos de esos expresidentes son candidatos a presidente: Martinelli y Martín Torrijos, quien está mencionado en la causa, pero no fue llamado a juicio. Juan Carlos Varela (2014-2019) es el segundo expresidente investigado en la causa, pero está postulando al Parlacen.
Además de ellos, hay otro candidato enredado: Rómulo Roux.
Una asistencia de Suiza aportó evidencia del pago de $54 mil de una sociedad controlada por Odebrecht a favor de una tarjeta de crédito American Express a nombre de Roux, que entonces era ministro de Relaciones Exteriores de Martinelli del gobierno de Cambio Democrático, partido que le arrebató a Martinelli y del que ahora es candidato. Y no es lo único. Como autoridad del partido, firmó un contrato de $4 millones con la publicista Polis América para la prestación de publicidad y mercadeo financiado por Odebrecht.
La fiscalía no pudo avanzar porque Roux, que al momento de la investigación también era candidato a presidente y titular del partido, gozaba de fueros electorales. “Esta agencia de instrucción solicitó en dos oportunidades el levantamiento del fuero electoral penal del señor Rómulo Roux, para poder ser investigado; no obstante, dicha petición fue rechazada por el Tribunal Electoral”, indica la vista fiscal. Así, Roux no está llamado a juicio.
Martinelli sí tendrá que sentarse en el banquillo de los acusados, aunque también intentó obtener fueros cuando fundó en 2021 un nuevo partido, Realizando Metas, por el que compite para las presidenciales de 2024. Pero el Tribunal Electoral se lo levantó.
Resumir las operaciones de Martinelli en este caso es imposible, porque no sólo es él: hubo ministros, testaferros, abogados, financistas, familiares, dos de sus hijos –condenados en 2022 en Estados Unidos por el lavado del dinero de los sobornos de Odebrecht– y amantes, como Aurora.
*Con información de Eliana Morales.
Este artículo es parte de NarcoFiles: el nuevo orden criminal, una investigación periodística transnacional sobre el crimen organizado global, sus innovaciones, sus innumerables tentáculos y quienes los combaten. El proyecto, liderado por el Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP) con el apoyo del Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP), del que participó Infobae, se inició con una filtración de correos electrónicos de la Fiscalía General de La Nación de Colombia que fue compartida con más de 40 medios de comunicación en todo el mundo. Los periodistas examinaron y corroboraron el material junto a cientos de documentos, bases de datos y entrevistas.