Brian Winter, editor en jefe de la revista Americas Quarterly, explicó en su último número que ve a América Latina y el Caribe (ALC) atravesando un momento “cautelosamente esperanzador” tras una “década perdida” caracterizada por el estancamiento de las economías locales.
Ahora, sin embargo, una combinación de factores geopolíticos parecen haber dejado a la región en la antesala de una nueva etapa de crecimiento, lejos de las crisis que se viven en a cientos de miles de kilómetros y con todo “lo que el mundo necesita en este momento”.
“Siempre es más fácil ser negativo sobre América Latina”, comenzó explicando en una entrevista exclusiva con Infobae, antes de dar paso a sus argumentos para sostener que “inclusive en los momentos más difíciles, hay países que acaban con tendencias positivas”.
- ¿Considera que la región finalmente está empezando a dejar atrás los efectos de la pandemia del COVID-19?
- Sí, creo que se están dejando atrás más rápido de lo que la mayoría esperaba, me refiero a los bancos multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial que en algún momento preveían una recuperación para 2025. En términos del PIB, ya se ha recuperado y está en niveles pre-pandemia. La pobreza y el hambre, sin embargo, siguen siendo un desafío pero sin dudas estamos viendo un progreso más rápido de lo que creíamos originalmente… hace un año y medio teníamos una visión bastante más pesimista.
- ¿Diría que la pandemia y los conflictos como la guerra en Ucrania o en Israel sirvieron para que la región reciba el impulso económico que necesitaba para crecer más rápido?
- En este momento, el optimismo sobre América Latina depende fuertemente del contexto exterior. Básicamente, la situación externa en este momento es tan positiva para la región que supera a los problemas internos. Para países productores de comida -principalmente Brasil y el Cono Sur- tal vez haya habido un leve beneficio por la guerra con Ucrania, por el trigo que esta nación produce. No obstante, la situación en Gaza e Israel representa un riesgo para ese escenario más positivo, no tanto por lo que ha pasado hasta ahora, sino por los riesgos que enfrentamos. Si hay un conflicto, una guerra a nivel realmente regional, nadie gana con esa situación. Por eso, si se agudiza el problema en la economía china o se extiende el conflicto en Oriente Medio, por ejemplo, tendríamos que replantearnos todo.
- América Latina es el mayor exportador neto de alimentos en el mundo, lo que expone la importancia de la agroindustria en esta región. ¿Hasta qué punto este estatus puede verse amenazado por los factores climáticos como sequías, inundaciones o incendios, o incluso la situación en el Canal de Panamá?
- El cambio climático es un factor que ya mostró su peor cara en Argentina este 2023 con la sequía y el fuerte impacto que tuvo en la economía real. En este momento estamos presenciando los efectos de El Niño en Perú, Ecuador también se ve fuertemente afectado, y recién está comenzando. Pero aquí es donde entra en juego esa historia de optimismo que es real, matizada y frágil. América Latina no ha sido un región resiliente, sobre todo por los problemas políticos, pero yo creo que, en la suma, podemos esperar mejores tiempos los próximos años, más que en la pre-pandemia. Querría ver una región un poco más resiliente frente a esos cambios.
- La inversión extranjera directa alcanzó un récord de 224.000 millones de dólares en 2022 en ALC. Sin embargo, los contextos políticos inestables en varios países de la región -Argentina, Ecuador, Perú por nombrar algunos- ¿podrían ahuyentar estas divisas?
- He conversado con inversores que están completamente conscientes de los desafíos pero que, igualmente, quieren invertir… casi que se aburren con la parte política. Básicamente, la necesidad de materias primas es tan pronunciada que están dispuestos a aceptar este aspecto tal como está y tratar de atenuar los riesgos. Los inversores europeos son los que más tienen esta actitud, en parte porque la necesidad de comida, materias primas y minerales para la transición energética allí es mayor -a diferencia de Estados Unidos, por ejemplo-. Además, en países como Argentina, que elegirá a su presidente el próximo noviembre, no hablaría de optimismo pero sí de que muchos inversores no han descartado un escenario más positivo en el que, incluso si no se produce, igual creen que podrán trabajar en ciertas industrias, con ciertas necesidades mundiales y sacar un beneficio.
- ¿Cómo ve el estímulo al nearshoring en la región?
-Esta tendencia ya se está viendo en México, incluso con una velocidad mayor a la que se preveía. El país debe crecer un 3% en 2023 y está recibiendo un diluvio de inversión extranjera en este momento, insisto, a pesar de los problemas. En el norte hay serios desafíos en el suministro de agua y electricidad, la producción allí es muy cara, faltan parques industriales y algunos plantean condiciones muy exigentes. La pregunta, sin embargo, es hasta qué punto otros países pueden participar también del nearshoring. Argentina o Chile, si bien están lejos y podrían considerarse más bien casos de ally-shoring, no representan los mismos riesgos que el este asiático, con una creciente tensión entre Estados Unidos y China, y con la real posibilidad de una guerra sobre Taiwán en los próximos años, junto con los desafíos logísticos propios. Entonces sería posible que con sus bases industriales, estos países -o incluso Brasil- acaben suministrando al mundo.
- América Latina posee cerca del 60% de las reservas identificadas de litio en el mundo. Así todo, es un sector que aún falta explotar.
- Exacto. Cuando hablamos de transición energética en la región todavía hablamos en potencial. De los tres países que forman el “Triángulo del Litio” -Argentina, Bolivia y Chile- el primero es el que más ha desarrollado su producción hasta el momento y donde hay más optimismo. Eso refleja, en parte, los desafíos que se ven en los otros dos.
- ¿Hasta qué punto beneficia a la región que la explotación de este recurso esté en manos de compañías extranjeras? ¿Ve más favorable un modelo como el que plantea Chile?
- La mayoría -casi la totalidad- de la producción de litio se exporta, en muchos casos a China, y allí se producen las baterías. Es por ello que el Gobierno de Gabriel Boric planteó reformas a este modelo que eviten este modelo tradicional extractivista. Básicamente, lo que propone es que las empresas estén obligadas a producir un poco de ese valor agregado en el país de origen. Este modelo ha producido mucho escepticismo entre los inversores; en el corto plazo, por lo menos, hemos visto una desaceleración de las inversiones en este terreno. Boric apuesta a que la necesidad será tal que, tras un período de reevaluación, los inversionistas volverán y aceptarán sus términos. Es una visión comprensible en sus objetivos aunque implica ciertos riesgos como los grandes descubrimientos de litio en otras partes del mundo, uno de ellos en Estados Unidos, que lo deje fuera de la bonanza.
- Junto con las energías renovables y el agro, ¿diría que el sector fintech y tecnológico es la tercera arista del progreso en la región?
- La historia del crecimiento digital en los últimos años es muy inspiradora. Refleja una tendencia mundial pero que está muy pronunciada en ALC. Inclusive, hay varios estudios que reflejan que la intensidad del uso de los smartphones y las plataformas digitales está entre los más intensos en el mundo. Eso se ve claramente en productos como el Pix en Brasil y Modi en México, que mueven gran parte de la economía. Esto tiene un fuerte componente popular ya que favorece a los sectores más humildes y los integra en el sistema financiero. Por otro lado, hay que destacar que la región -especialmente Argentina- tiene un know-how superlativo en el comercio electrónico, como es el caso de Mercado Libre, que se ubica como líder regional en el segmento. Yo diría que está convirtiéndose en un verdadero súper poder mundial en ese aspecto. Como éste, Argentina ha sido líder en la región en los últimos 10 o 15 años con el número de unicornios… todo eso representa una de las mejores caras del país y el bloque ALC.
- ¿Ve con optimismo el desarrollo de la Inteligencia Artificial?
- Tradicionalmente se consideró que el sector tecnológico no crea muchos puestos de trabajo -inclusive, se comenzó a hablar mucho de ello con la irrupción de las herramientas de IA- pero esa dinámica parece estar cambiando. Alcanza con mirar las contrataciones que hizo Mercado Libre en el último tiempo o el crecimiento de empresas como Globant. Yo soy más optimista. Inclusive, David Vélez el fundador de NuBank, que lidera el sector fintech, habló de los avances que puede representar la IA, no sólo por la participación de empleados latinoamericanos sino también por que puede popularizar el acceso a la educación y la salud. Podría tener un efecto revolucionario sobre esos dos segmentos en 5 a 10 años.