(Desde Montevideo, Uruguay) - El cuñado del narco Sebastián Marset, Sebastián Alberti Rossi, era uno de los nombres que aparecía en la base de datos de Interpol como “buscado por Uruguay”. El hombre, de 28 años, se había escapado en moto de una cárcel de mínima seguridad, en la que estaba preso por homicidio, y desde entonces se desconocía cuál era el paradero del condenado. Al menos hasta este jueves, cuando Alberti se entregó a la policía de San José, el departamento de Uruguay en el que estaba procesado.
Pocas horas después de entregarse, la fiscal de San José Serrana Corsino llegó a un acuerdo abreviado –que implica un reconocimiento del delito a cambio de una pena menor– con Alberti por la fuga, informó El Observador. El hombre reconoció un delito de “autoevasión” y deberá pasar ocho meses en prisión preventiva en el Penal de Libertad, una de las cárceles de máxima seguridad de Uruguay. Además, resta que cumpla el saldo de la pena por homicidio que tenía cuando se fugó. Por este motivo, deberá pasar cinco años y un mes más en la cárcel.
Corsino venía siguiendo a Alberti tras recibir indicios de que estaba en Uruguay. Primero el joven buscó negociar la cárcel en la que sería recluido, una intención en la que no tuvo éxito. Las personas que participaron en la negociación con la Fiscalía destacaron la buena disposición con las partes involucradas y señalaron que hay conversaciones con el entorno de Marset, que podrían derivar en entregas similares, consignó La Diaria.
El ministro del Interior de Uruguay, Luis Alberto Heber, destacó la actuación del Poder Judicial en este caso. El jerarca dijo que en la cárcel anterior –de la que se escapó–, Alberti tenía la posibilidad de rehabilitarse estudiando y trabajando, pero que ahora la reclusión será “mucho más segura”.
Consultado sobre si se va a indagar el vínculo con Marset, Heber contestó que supone que la fiscal y el juez le preguntarán por este tema. Y recordó que el narcotraficante está requerido internacionalmente por Paraguay y no por Uruguay.
Marset fue localizado hace tres meses en Santa Cruz de la Sierra, donde vivía escondido en su faceta de futbolista, pero logró escapar de la policía y sigue prófugo de la Justicia, aunque algunos allegados a su organización criminal fueron capturados.
Alberti era parte de la organización de Marset –según la información difundida por la policía boliviana y consignada en el medio uruguayo– y había ingresado a Bolivia con un documento falso a nombre de Ademar Cheneibo Arauz, una persona ya fallecida. Hasta que el narcotraficante fue detenido en Dubái, su nombre no figuraba en las investigaciones realizadas por la inteligencia paraguaya, por lo que se estima que el cuñado se integró al círculo de Marset cuando este se instaló en Bolivia.
La fuga de Alberti fue de la cárcel de Juan Soler, ubicada a unos 100 kilómetros de Montevideo en el departamento de San José. El preso solía ser autorizado a sacar la basura del centro de reclusión y siempre, tras cumplir con la tarea, retornaba a la prisión. Pero el sábado 3 de abril de 2021, Alberti sacó la basura y se fugó en una moto que lo esperaba al lado del contenedor.
Cuando las autoridades de la cárcel vieron que no regresaba, montaron un operativo en la zona del que participaron distintas unidades policiales, pero nunca lo pudieron encontrar. Una investigación del Instituto de Rehabilitación –el organismo a cargo de las cárceles– asegura que el hombre no tenía autorización para salir del centro penitenciario y que era algo excepcional.
El día antes de la fuga de Alberti, su pareja, la hermana de Marset, había abandonado Uruguay en un vuelo comercial que partió hacia Brasil.