Sonríen los dos en la foto de medio torso en la que aparecen, ambos, con chaquetas oscuras y camisas blancas de cuello. Ninguno lleva corbata. El hombre de la derecha, con gafas, es Juan Orlando Hernández, el ex presidente de Honduras que hoy espera en una prisión estadounidense un juicio por narcotráfico internacional. El de la izquierda es Mohamed Yusuf Amdani Bai, un empresario de origen paquistaní. La fotografía es de 2019, cuando Hernández aún gobernaba y Amdani era una de sus principales financistas.
Cuando Hernández acababa de asumir la presidencia de Honduras, en 2014, Amdani anunció una inversión millonaria en maquilas y bienes raíces industriales en el norte del país por cerca de USD 50 millones. A partir de entonces, Grupo Karim, una de las empresas del paquistaní, aumentó la inversión hasta rondar los USD 100 millones. El presidente solía asistir a las inauguraciones y tomarse fotografías, sonriente, con el empresario.
Un informe elaborado por agentes estadounidenses que han investigado a Hernández en el contexto de un proceso judicial por narcotráfico abierto en Estados Unidos, por el que fue extraditado a Nueva York, ubica a Yusuf Amdani como uno de los principales financistas del ex mandatario. El apoyo, dicen los norteamericanos, incluyó financiamiento electoral.
Juan Orlando Hernández está en una celda en Nueva York, en espera de ser juzgado por introducir cientos de toneladas de cocaína en Estados Unidos, desde abril de 2022. Amdani, su antiguo benefactor, sigue vigente y ha cultivado buenas relaciones con el gobierno de Xiomara Castro, la nueva presidenta.
Amdani vuelve a aparecer en otra foto, más reciente, del 3 de octubre de 2023, con Héctor Manuel Zelaya, uno de los hombres más poderosos en el gobierno hondureño actual, el que preside Xiomara Castro, quien llegó al poder tras derrotar al Partido Nacional de Hernández y a su delfín político en las presidenciales de 2021. La foto de Zelaya y Amdani fue tomada en un evento protocolario en el palacio de gobierno en Tegucigalpa, la capital, donde el primero, secretario privado de la presidencia, anunció que Castro había aceptado una invitación de Amdani para inaugurar un complejo industrial y que el paquistaní invertiría USD 80 millones en maquilas y bienes raíces en San Pedro Sula, en el norte.
Xiomara Castro llegó al poder con un discurso que cabalga entre el nacionalismo, la promesa por desligarse del pasado de narcotráfico y poder que representa Juan Orlando Hernández, el intento de distanciarse de Washington, los coqueteos geopolíticos con China y promesas de desterrar la corrupción. La figura de Amdani, sin embargo, habla más bien de hilos comunes que sobreviven a la era Hernández en la actualidad.
Hernández, JOH como se le conoce por sus iniciales, gobernó Honduras desde 2014 hasta 2022. Se reeligió en 2017 en unos comicios marcados por serios señalamientos de fraude que hicieron suyos, entre otros, funcionarios de la OEA y de la Unión Europea. Su mandato es reconocido ahora, sobre todo tras su extradición a Estados Unidos, como la época en que el crimen organizado terminó de apropiarse del Estado hondureño. Los fiscales estadounidenses lo acusan de presidir una empresa millonaria de tráfico de cocaína, de ser copropietario de laboratorios para la transformación de la hoja de coca, de poner a la fuerza pública al servicio de los narcos, de aceptar sobornos del Cartel de Sinaloa y de liderar, junto a su familia y funcionarios, la persecución y exterminio de competidores en el bajo mundo.
En Honduras, donde fue intocable hasta que dejó la presidencia, el Ministerio Público acaba de incluir al expresidente en uno de los procesos judiciales por corrupción más emblemáticos del país, conocido como el caso Pandora. Hernández, dicen los fiscales hondureños, fue parte de una red de corrupción que desvió millones de dólares de fondos públicos para el financiamiento de campañas políticas. Como esta, hay otras investigaciones por corrupción que llegaban cerca del expresidente pero terminaban por desvanecerse, una de ellas involucra al empresario Yusuf Amdani y está relacionada con el supuesto trasiego de vacunas falsas para prevenir el Covid-19.
En Estados Unidos, según un investigador que ha seguido la pista al paquistaní, el gobierno federal ha monitoreado las actividades empresariales de Amdani tras conocerse en Honduras de un litigio comercial que involucra un proyecto turístico desarrollado por sus empresas en la isla caribeña de Roatán. Infobae intentó contactar al empresario a través de Grupo Karim, la empresa que es su barco-insignia en Honduras, pero no hubo respuesta.
El asunto de las vacunas Covid
El gobierno de Juan Orlando Hernández decretó el cierre de las fronteras hondureñas y restricciones al tráfico aéreo y terrestre el 16 de marzo de 2021 debido a la pandemia de Covid-19. Un día después, policías mexicanos detuvieron en un aeródromo en Campeche, más de 1,200 kilómetros al norte de Tegucigalpa, un avión cargado de lo que parecía ser un lote vacunas rusas Sputnik V. Los exámenes preliminares hechos por las autoridades mexicanas indicaban que las vacunas eran auténticas, que el destino final era Honduras y que la avioneta había sido alquilada por Grupo Karim, empresa de Yusuf Amdani.
Los mexicanos encontraron 1,155 frascos que contenían 5,775 dosis de Sputnik V. Todo el cargamento estaba escondido en un recipiente congelador.
La noticia se regó rápido en México, donde Amdani también ha establecido bases de operación. Y el asunto llegó a Honduras, donde versiones de prensa especularon, basados supuestamente en información de fiscales hondureños, que las vacunas entrarían de contrabando al país centroamericano. Grupo Karim se tardó en contestar: en un comunicado que publicó casi una semana después del hallazgo la empresa aceptó que era dueña de las vacunas, pero negó que se tratara de contrabando y dijo que las enviaban a Honduras para aplicarlas a sus empleados ahí.
El asunto se torció un poco más cuando autoridades rusas dijeron que no reconocían la autenticidad del lote, algo que respaldaron en última instancia representantes de la secretaría mexicana de salud. Fiscales mexicanos, además, filtraron que investigaban si parte del lote encontrado en Campeche había sido aplicado por personal del Grupo Karim a funcionarios de ese estado cercanos a Yusuf Amdani o incluso comercializado sin autorización. La empresa del paquistaní lo negó.
En agosto de 2021, la fiscalía hondureña finalmente abrió una investigación por el caso de las vacunas, pero se cuidó de mencionar en público a los ejecutivos hondureños del Grupo Karim que habían abordado en Campeche la avioneta privada en la que el lote de medicamentes viajaría a San Pedro Sula, la capital comercial del país.
También en México los implicados con el lote de vacunas se vieron favorecidos. De acuerdo con una investigación de Univisión, dos de las personas detenidas junto al avión que transportaría las Sputnik V fueron liberadas de prisión por órdenes de la Secretaría de Exteriores, versión que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador negó. La investigación por las vacunas destinadas a Honduras languideció en las instituciones mexicanas.
Investigaciones periodísticas publicadas en portales de México retomaron los casos y ahondaron en la influencia política que el empresario asiático ha construido en ese país, sobre todo en el sureño estado de Campeche, donde ha tenido buenas relaciones con autoridades locales. Un reporte de Mexicanos contra la Corrupción, por ejemplo, da cuenta de que Alejandro Moreno, un líder nacional del Partido Revolucionario Institucional, utilizó una red de financistas y empresarios para lavar dinero. En esa red, según la publicación, estaba Desarrollo Comercial y Residencial, una compañía de Yusuf Amdani.
Acusaciones similares, de utilizar influencias políticas para lograr resultados favorables en litigios judiciales, persiguen a las compañías del paquistaní en Honduras.
Un litigio y acusaciones de narcotráfico
A principios de la década 2010, Yusuf Amdani amplió su portafolio de inversiones en Honduras con el desarrollo de proyectos hoteleros en Roatán, una isla en el Caribe famosa por sus playas, turismo de aventuras y ecológico. El proyecto hotelero conocido como Mystic Bay se convirtió en la carta de presentación de Green Development Corporation S.A. de C.V., otra de las empresas de Yusuf Amdani.
Para 2014, bancos asentados en Honduras habían entrado en un litigio con Green Development por supuesto incumplimiento en contratos de crédito. El asunto llegó hasta la Corte Suprema de Justicia del país centroamericano y se extendió incluso a cortes en Estados Unidos luego de que escritores e investigadores de ese país señalaron a Amdani de participar en actividades de narcotráfico y lavado de dinero.
Todos los tribunales inferiores que habían visto el litigio entre Green Development y los bancos fallaron a favor de la empresa del paquistaní. Cuando, en última apelación, el asunto llegó a la Corte Suprema de Justicia, uno de los bancos demandantes introdujo como prueba escritos de Michael MacNicholas, un investigador norteamericano especializado en seguridad marítima que apuntaba a posibles actividades de narcotráfico relacionadas con Amdani.
Los abogados de Amdani alegaron que los banqueros habían introducido la prueba de forma subrepticia y sin seguir el curso legal. “Uno de los bancos… envió a los jueces del caso copia de un artículo de Michael McNicholas… que contiene información difamatoria que acusa al CEO de Green Development (Amdani) y dos de sus compañías de lavar dinero, de terrorismo internacional, tráfico de drogas e incluso de colaborar con Al-Qaeda”.
El paquistaní introdujo en una corte de Maryland, Estados Unidos, de donde MacNicholas es residente, una petición para obligarlo a revelar, ante la corte hondureña, fuentes y documentos de sus investigaciones. Beth Gesner, juez distrital de Maryland, negó la petición alegando que la petición de Amdani atentaba contra la primera enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, que garantiza la libertad de prensa.
En Washington, un contratista que trabajó para el Departamento de Estado y ha investigado a empresarios centroamericanos aseguró que el reclamo de los bancos a Amdani en el caso de Mystic Bay es similar a otros que han visto en la región y que “sigue el patrón de intervenir en procesos judiciales por arbitrajes o reclamos por mora en préstamos millonarios a través de influencias políticas abiertas en las más altas esferas de los órganos judiciales de diferentes países”. El paquistaní no es investigado oficialmente en Estados Unidos.
Al final, en silencio, sin apenas escándalo, Amdani logró salir bien librado de los litigios bancarios a finales de la década pasada y continúo con sus inversiones millonarias en Honduras. El escándalo de las vacunas Sputnik V, que pusieron a su Grupo Karim en la mira de periodistas y autoridades mexicanas y hondureñas, le obligó a bajar perfil por unos meses. Eso hasta que reapareció frente a las cámaras de todas las televisoras hondureñas junto a uno de los hombres más poderosos del país, el secretario privado de la presidenta.
Cuando, el 3 de octubre pasado, el secretario Héctor Zelaya anunció junto a Amdani la inversión millonaria, dijo que el empresario había invertido en Honduras desde “el día 1″ y que la suya era una muestra de confianza al país y a la presidenta. Si todo sigue como está programado, Yusuf Amdani se tomará otra foto con un mandatario hondureño este 25 de octubre, esta vez con Xiomara Castro, en la inauguración de su nuevo proyecto. Atrás quedan los días con Juan Orlando Hernández.