(Desde Santiago, Chile) - ¿Qué tanto conoce a su marido? La pregunta es válida considerando lo que le pasó a una mujer de Alto Hospicio, comuna de la Región de Tarapacá, en el norte de Chile, y quien después de 18 años de feliz matrimonio, vino a descubrir quién era el hombre de su vida.
Esto sucedió, cuenta el diario Las Últimas Noticias, el viernes 13 de octubre.
La mujer, quien prefirió hacer reserva de su nombre, llegó hasta las oficinas de la Brigada de Investigación Criminal de la Policía de Investigaciones de Alto Hospicio, para saber qué le había sucedido a su marido.
Hasta donde ella sabía, su esposo era un funcionario de la PDI, la policía civil chilena. No cualquier funcionario, por cierto, sino que un comisario. Así fue que lo conoció, contó ella. “Incluso me mostró un certificado donde decía que era policía desde 2001. Y como mi marido era convincente, yo le creí”, declaró ella, de acuerdo a lo relatado por el fiscal del caso.
Como parte de su instrumental policial, el hombre tenía una placa como la que usan los uniformados y, claro, no se despegaba de su pistola. En el segundo piso de la casa en que vivían había una habitación que el hombre había destinado como su oficina. Tanto así que en la puerta el hombre había hecho pintar la sigla institucional PDI.
“Pero desde hace unos meses empecé a sospechar de él. Me llamaba la atención que pasaba todo el día en la casa y en la noche salía. Una vez lo encaré y se armó una discusión. Me dijo que por la naturaleza de su trabajo, no tenía horario”. Y, claro, la explicación parecía de lo más razonable.
Lo más extraño, cuenta la publicación, es que un día de diciembre del año pasado, su marido apareció con una adolescente de nacionalidad venezolana en su casa. Según le explicó a su mujer, se trataba de una menor de 15 años a quien le habían encargado su custodia.
La muchacha dormía en la mentada oficina, y a su familia le había prohibido estrictamente la entrada. Solo podían acceder allí él y la quinceañera, razón por la cual esta habitación tenía una entrada independiente.
Un buen día, además, el hombre llegó con la cara moreteada y una pieza dental faltante. “Le pregunté qué le había pasado y me dijo que había tenido un procedimiento en las tomas y no me dijo más”, relató la mujer.
Así es que ella decidió entrar en la habitación oficina, donde se encontró armas, escopetas, la identificación policial del marido. Todo eso lo registró en fotografías y así fue que llegó hasta el cuartel policial a preguntar qué es lo que pasaba con su marido.
El problema, le dijo el funcionario que la atendió, era que el hombre no era policía ni aparecía como funcionario de la PDI.
Allanamiento
Con todos esos antecedentes, la verdadera PDI acudió al domicilio y allanó la oficina. Allí, los policías encontraron al supuesto agente en compañía de la menor venezolana. También hallaron pistolas y escopetas de aire comprimido, un casco con el logo de la policía civil, varias copias con identificaciones falsas de la PDI y hasta grilletes. Además, encontraron 235 gramos de clorhidrato de cocaína. Fue detenido en el acto.
En Meganoticias, la fiscal jefe de Alto Hospicio, Virginia Aravena, explicó que “ella fue a consultar esta circunstancia, ya que él prácticamente no trabajaba en el día, solamente trabajaba en la noche, llegaba golpeado, utilizaba armas de fuego, y últimamente llevó hace unos meses a vivir a la casa que tenía en la comuna de Alto Hospicio a una menor de 15 años que es venezolana… Con todos estos antecedentes se pidió una entrada y registro al domicilio, se encontró efectivamente a esta menor, quien estaba al parecer bajo los efectos de la droga y señaló que había mantenido relaciones con el imputado”.
El hombre fue formalizado en el Tribunal de Garantía de Alto Hospicio por los delitos de infracción a la ley orgánica de la PDI, tenencia ilegal de munición, tráfico de drogas, estupro reiterado y tenencia de armas de fuego, partes o piezas.