Con un cabildo abierto en El Alto, convocado por Luis Arce, y una concentración masiva en Yapacaní (Santa Cruz), de Evo Morales, el MAS va hacia su autodestrucción, lo que sería muy bueno para Bolivia, según voceros de la oposición.
Morales acusa ahora a Arce de estar negociando con el opositor expresidente Carlos Mesa un pacto en defensa de la democracia, lo que le parece inaudito, una traición, mientras mantiene acusaciones de corrupción contra los responsables de la gestión de quien él puso como presidente.
José Carlos Sánchez del Tercer Sistema, opina que la encarnizada pelea en que están lanzados los dos aspirantes a las elecciones de 2025 provocará, quizá en los próximos días, el desmembramiento del MAS, partido en el poder desde 2006.
Igual que otros dirigentes de la oposición, Sánchez opina que la eventual implosión del partido de Morales sería una bendición para Bolivia porque dejaría abierta la oportunidad de restablecer la vigencia de las instituciones democráticas que fueron destruidas por el MAS, igual que ocurre en Venezuela, Nicaragua y, por supuesto, Cuba.
Para ello será necesario desmantelar el aparato de fraude y dolo electoral montado por el MAS con la colaboración de expertos enviados por Hugo Chávez, además de los expertos cubanos que montaron un sistema para que los ciudadanos bolivianos que viven en el exterior terminen votando, sin saberlo, en las elecciones generales.
El presidente del Tribunal Electoral, Oscar Hassenteufel, ha vuelto a hablar ahora de la posibilidad de que se realice una auditoría del padrón electoral con la colaboración de la Unión Europea, y lo ha hecho después de escuchar incluso a ciudadanos particulares que se lo han pedido a voces.
El MAS, entretanto, sigue preparando la escena que podría sellar su destino. Cientos de buses llevarán militantes del partido de Arce a El Alto este martes 17, donde sus colaboradores esperan tener uno o dos millones de personas “para enterrar definitivamente a Evo Morales”, según dijo el diputado Rolando Cuéllar, quien incluso propone que el cocalero sea entregado a la DEA.
Y los seguidores de Morales se proponen demostrar en Yapacaní, entre Cochabamba y Santa Cruz, que los cocaleros y sus aliados no se rendirán y seguirán luchando porque su líder, su “comandante”, vuelva a ser presidente.
Y Morales no deja de lanzar sus acusaciones contra Arce, a quien señala de estar protegiendo al narcotráfico, lo que es una paradoja, siendo que él es dirigente de los productores de coca en el Chapare, donde sólo se produce para cubrir la demanda de los narcos.
Esta batalla final del MAS pone a los bolivianos ante la perspectiva, si se escuchan las acusaciones de ambos bandos, de optar entre un narco o un corrupto.
Encuestas negativas para el MAS
Las encuestas dan a Morales 10% de las preferencias y a Arce 14%, lo que muestra la delicada situación en que se encuentra el MAS hacia las elecciones de 2025, si fueran extirpados los elementos del fraude, según dice Sánchez.
Otras encuestas, de la Fundación Jubileo, confirman esas cifras cuando dicen que el 77% de los bolivianos rechazan la política económica y social de este gobierno.
Todo esto muestra que quizá el triunfo de Arce en 2020, con 55% de los votos, no reflejó las preferencias de los bolivianos, como dijo en su momento la exvocal Rosario Baptista. Es que entonces no se habían corregido las 27 causales del fraude detectadas por los observadores de la OEA en 2019, cuando las elecciones de ese año fueron anuladas por graves indicios de dolo.
Sin el fraude, el MAS podría ser derrotado en las próximas elecciones, pero por el momento la oposición no tiene un candidato y menos uno que sea “nuevo”, como revelan las encuestas.
La pelea de los masistas es por el control del gobierno y sus instrumentos. El cocalero Morales acaba de protestar en la radio Kausachum Coca por el reducido monto de publicidad oficial que concede ahora el gobierno a ese medio de comunicación que él usa como si fuera de su propiedad, aunque sus equipos son del Estado y los salarios del personal son pagados por el Ministerio de la presidencia.
Morales dice que esa radioemisora recibe ahora solamente unos 30.000 dólares al año, mientras que otros medios masistas, pero de la línea de Arce, reciben más del doble.
De esa manera se revela la danza de dólares que dispone el gobierno para los medios de comunicación estatales y paraestatales, como el diario La Razón, la red televisiva ATB y alrededor de 105 emisoras supuestamente al servicio de pueblos originarios, pero manejados por periodistas masistas.
Todo esto está ahora en riesgo si es que el MAS quedara destruido como resultado de las peleas de sus caudillos.