(Washington, Estados Unidos) Lejos de calificarlo como un fracaso, pese a que luego de reunirse con el presidente Alejandro Giammattei los líderes indígenas de Guatemala aseguraron que mantendrán las protestas, para la Organización de Estados Americanos (OEA) solo el hecho de que se haya producido la reunión es un “hecho histórico”, dado que logró sentar en la misma mesa a conversar a dos posturas encontradas.
Este jueves Giammattei recibió a representantes de las autoridades indígenas ancestrales de los 48 Cantones de Totonicapán, que son quienes están liderando las protestas. Desde hace 12 días mantienen cortadas calles, rutas y reclaman la renuncia de la fiscal general, Consuelo Porras, por las investigaciones que el Ministerio Público realiza, consideradas por los manifestantes y la comunidad internacional como una interferencia electoral para frenar la asunción del presidente electo Bernárdo Arévalo.
Este viernes, la misión de mediación que el secretario general de la OEA, Luis Almagro, designó para que intercediera entre ambas partes, emitió un comunicado en el que calificó como “histórico” ese encuentro entre los líderes indigenas y el presidente.
“La apertura de este diálogo entre autoridades ancestrales y representantes del gobierno nacional es un avance histórico, ya que coloca al pueblo y a las autoridades de las comunidades indígenas legítimamente representadas en una mesa de diálogo directo con las autoridades de gobierno”, asegura el comunicado de la misión de la OEA.
“Esta coyuntura surge además en un contexto en el cual ambas partes han expresado su compromiso por mantener un diálogo pacífico, con respeto a las libertades fundamentales tanto de quienes ejercen el derecho a manifestarse como de la sociedad en general. Este compromiso ha sido notorio para la misión”, agrega el texto.
La misión de la OEA está liderada por la la secretaria de Acceso a Derechos y Equidad de la OEA, Maricarmen Plata y el ex ministro uruguayo de Defensa Luis Rosadilla, un ex guerrillero tupamaro que ya ha participado en otras tareas de mediación de la organización en Nicaragua, cuando logró que la dictadura de Daniel Ortega liberara a cientos de presos políticos en 2019.
La Policía no ha reprimido pese a dichos del presidente
Esta semana la misión de la OEA llegó a Guatemala para intentar mediar entre ambas partes. Las protestas son pacíficas, pero según han denunciado tanto Arévalo como los líderes indígenas, han sido infiltradas por manifestantes violentos.
El presidente electo aseguró incluso que la violencia en las manifestaciones han sido provocadas por personas enviadas por lo que denomina el “pacto de corruptos” que no quiere que él asuma el gobierno, dado que hizo campaña prometiendo desterrar la corrupción.
El gobierno, a través de un mensaje en cadena de radio y televisión emitido por Giammattei, cuestionó el martes las protestas y aseguró que las disolvería con la fuerza policial. Sin embargo, la Policía no ha reprimido, lo cual fue valorado por la OEA, que destacó “la manera en que se ha logrado evitar la escalada de confrontaciones violentas durante los días transcurridos desde el inicio de las manifestaciones” y elogió “el profesionalismo de la Policía Nacional Civil (PNC)”.
Cómo continuar la negociación
La misión de la organización también pide en su comunicado que luego de esta primera reunión entre los líderes indígenas y el presidente se avance con “premura” en búsqueda de acuerdo, dado que el país está en una situación muy “sensible”. Asegura la OEA que esta es “una renovada oportunidad para lograr acuerdos que protejan las instituciones democráticas en Guatemala y reconozcan con apertura las diversas necesidades y demandas del pueblo guatemalteco”.
La principal exigencia de los manifestantes es que la fiscal general Consuelo Porras, así como el fiscal que lleva adelanta las causas contra el Tribunal Supremo Electoral (TSE) y el Movimiento Semilla, Rafael Curuchiche, renuncien a sus cargos. Entienden que con los allanamientos al TSE, la apertura de cajas con votos y la incautación de las actas de las elecciones se violó la autonomía de la autoridad electoral.
Para Arévalo, todos estos movimientos de los fiscales, amparados por un juez, son parte de un “golpe de estado en cámara lenta”, que tienen como fin que el nuevo gobierno no pueda asumir con todas su competencias.
La postura manifestada por el presidente electo y los manifestantes es ampliamente respaldada por la comunidad internacional. Esta semana tanto Arévalo como el canciller de Giammattei, Mario Búcaro, estuvieron presentes en una sesión de la OEA que discutió la situación de Guatemala. Todos los países volvieron a cuestionar el accionar de la fiscalía. A Porras, Estados Unidos la incluyó en una lista de personas acusadas de corrupción y de atentar contra la democracia.
Sin embargo, y pese a los pedidos explícitos tanto de Estados Unidos como de la OEA a través de Almagro, Giammattei no ha cuestionado en ningún momento las acciones de Porras. Si bien el presidente no puede destituir a la fiscal general, sí podría quitarle su respaldo. Fue el presidente la que la puso en el cargo y luego la ratificó por un segundo período, además de calificarla como una “amiga”.