El siguiente presidente de Ecuador resultará electo este domingo 15 de octubre. Los contendientes Luisa González, de Revolución Ciudadana, y Daniel Noboa, de la Alianza Democrática Nacional, cerraron sus campañas el jueves y desde este viernes se acogen a la veda electoral. El balotaje ecuatoriano sucederá en medio de una crisis política y de seguridad. Esta semana, expertos latinoamericanos advirtieron sobre la posibilidad de un fraude en los resultados del domingo.
La desconfianza sobre el órgano que planifica y ejecuta las elecciones no es algo nuevo en Ecuador. Una reciente investigación de Ágora Ciudadana reveló cómo el Consejo Nacional Electoral (CNE) fue debilitado durante la Presidencia de Rafael Correa, que gobernó entre el 2007 y el 2017, y cómo, hasta la actualidad, los consejeros han mantenido prácticas poco transparentes y pugnas internas.
Además hay muy poca confianza en el órgano. Según la encuestadora CEDATOS, en junio de este año, solo 4 de cada 10 diez ecuatorianos confían en el Consejo Nacional Electoral.
En ese contexto, Anabelle Chacón -matemática, docente de la Universidad San Francisco de Quito y miembro del colectivo Defiende Tu Voto- habló con Infobae sobre los resultados de sus investigaciones que demuestran las irregularidades en la transmisión de resultados de la primera vuelta, de las anormalidades en las actas de escrutinio y sobre los niveles de fraude que preocupan a los observadores y expertos.
La académica explicó que existen tres niveles de fraude. El primario que puede suceder en el conteo con irregularidades en el padrón y con los miembros de las juntas. En Ecuador, al cerrarse las urnas, los miembros de la mesa electoral deben clasificar, contar las boletas y consignar cuántos votos obtuvo cada candidato, cuántos fueron blancos y cuántos fueron nulos. Con esos datos se llena un acta que luego se digitaliza y se ingresa en un sistema informático.
En lo que respecta a ese primer nivel, Chacón contó que, como colectivo, realizaron una observación a uno de los reglamentos que el CNE ocupa para el recuento de votos. El documento que fue clasificado como confidencial por el órgano electoral señala que: “Si en el proceso electoral se elige una sola dignidad, el Total de Sufragantes (número de firmas y huellas dactilares) será el número de papeletas utilizadas.” Esto es grave para la académica pues “si se encuentran 400 boletas, pero la junta tiene 350 sufragantes; según el reglamento se contarían los 400″, ejemplificó.
Durante la digitalización, escaneo y recuento de los votos se puede generar una segunda instancia para un posible fraude. Chacón admite que el fraude en el sistema informático “es más complicado”. La experta resaltó que la Contraloría General del Estado, así como el colectivo al que ella pertenece, han observado al CNE la obsolescencia de sus sistemas informáticos: “es un equipo obsoleto, que está discontinuado. Entonces, al ser tecnología obsoleta es más fácil que sea vulnerable”.
Asimismo, Chacón mencionó que el Consejo Electoral no maneja un sistema integrado informático sino que trabaja con sistemas individuales: “El CNE ha anunciado con bombos y platillos que tienen el blockchange, pero no funciona porque está en el mismo círculo cerrado del CNE, es decir, que la seguridad sigue dependiendo de ellos. Por lo tanto no hay ningún control externo que garantice la la seguridad, entonces eso eso hace que el sistema sea vulnerable y sea manejado por ellos mismos sin ningún control externo ni certificación externa”.
El tercer nivel sucede en el procesamiento y proclamación de resultados, según explicó la investigadora.
Poca transparencia y medidas injustificadas
Al balotaje del domingo le precede la primera vuelta electoral en la que Chacón y Defiende Tu Voto detectaron irregularidades. Una de estas, por ejemplo, sucedió durante la transmisión de los resultados de los candidatos presidenciales que se actualizaban constantemente en la web del CNE.
En un foro regional, Chacón indicó que el resultado de los dos últimos postulantes presidenciales no se modificó durante la transmisión: “En todas las publicaciones que hacía el CNE de los resultados progresivos, estos dos candidatos se mantenían en los mismos porcentajes”. Esto, aseguró la docente, es probabilística y estadísticamente imposible: “Esto indica que si estos dos señores permanecen inamovibles para que cuadren las votaciones al 100%, el porcentaje restante tiene que ser cuadrado de alguna forma. Entonces ya nos advierte que puede haber una manipulación de los datos”, explicó.
La académica dijo a Infobae que, junto a Defiende Tu Voto, descubrió que en la primera vuelta, la del 20 de agosto pasado, 12.000 actas fueron afectadas, lo que representa el 8.3% de las Juntas Receptoras del Voto. Esto equivale, según las estimaciones de Chacón, a más de un millón de votantes. Si se considera que cada votante recibió cuatro papeletas (binomio presidencial, asambleístas nacionales, asambleístas provinciales y consulta del Yasuní), habría una alteración de 4.3 millones de votos.
Otra de las irregularidades encontradas sucedió en el voto de los presos en Guayas. Para que las personas privadas de libertad puedan votar, el CNE envía a sus propios funcionarios a las cárceles. En las tres actas de esa jornada del 20 de agosto se registraron 43 votos. Sin embargo, narró Chacón se realizó un recuento y, luego de este, en el acta de la votación de presidentes se consignaron 300 votos y en las otras cero votos: “Una de una de las tres (actas) debe ser falsa. Este es un ejemplo emblemático porque simplemente esas actas nunca han estado en manos de voluntarios, sino un empleados del CNE tanto lo original como la del recuento”.
Este 15 de octubre, en las circunscripciones del exterior se repetirán las elecciones porque la plataforma de voto telemático del CNE sufrió ataques cibernéticos el 20 de agosto pasado. Para Chacón, esos incidentes no solo demuestran vulnerabilidades en el sistema sino el mal manejo de los recursos públicos: “Va también en la parte del manejo económico indiscriminado. Esta compañía que se dedicó al voto telemático era una compañía asignada sin ningún tipo de experiencia informática en temas electorales. Fueron USD 800.000, lo que lo que se asigna a esta compañía y luego se solicitan USD 2 millones para repetir las elecciones físicas”.
A esto se suma la falta de transparencia. La académica indicó que la presidenta del CNE, Diana Atamaint, -que tenía un juicio político en su contra en la Asamblea que fue disuelta por Guillermo Lasso el pasado 17 de mayo- extendió la organización de los comicios de una parroquia cercana a Quito por seis meses con el propósito de asegurar su permanencia en el cargo: “Estaba llamada a juicio político por la Asamblea y quería extenderse”, aseguró Chacón.
El domingo, más de 13 millones de ecuatorianos podrán sufragar en la segunda vuelta presidencial. El ganador de las elecciones gobernará desde finales de este año hasta mayo de 2025.