(Desde Montevideo, Uruguay) - El presidente uruguayo Luis Lacalle Pou estaba en un evento en las termas, en el límite con Argentina, y antes de dar su discurso no paraba de mirar el celular. Cuando subió al estrado se disculpó y explicó que estaba siguiendo de cerca lo que pasaba en una reunión en Paraguay. Enseguida contó la novedad que se acababa de conocer: parte del Mundial 2030 se jugará en Sudamérica.
“Ha habido mucha garra, mucha inteligencia y generosidad de otros países del mundo. Ya vamos a traer a un jugador para que se bañe en las termas, para que afloje los músculos después de un partido”, comentó el mandatario uruguayo.
Lacalle Pou cree que el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, fue “determinante” para que algunos partidos de la edición de los 100 años de la Copa del Mundo se jueguen en el continente. Destacó también a los uruguayos que participaron de las negociaciones: el secretario nacional del Deporte, Sebastián Bauzá, y el presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), Ignacio Alonso.
El presidente uruguayo detalló que también hubo reuniones con gobernantes de otros países para llegar a una solución. “Estaba todo dado para que lo organice España, Portugal y Marruecos y ni les digo si le agregamos la capacidad económica. Es muy lindo organizar un Mundial, pero (hay que ponerla)”, dijo en rueda de prensa.
Lacalle Pou pretende que Uruguay aproveche desde “cuatro o cinco años antes” del Mundial el atractivo turístico y económico que genera la organización del campeonato. Para lograrlo, el gobierno uruguayo pretende organizar la Copa América del 2028 y el Mundial de Clubes.
El secretario del Deporte dijo que Uruguay va a “pelear” por lograr la organización de esos torneos. “En Qatar se jugó una copa de clubes; en Estados Unidos, México y Canadá se va a jugar la Copa América. Esto nos abre la oportunidad para seguir trabajando y para buscar eventos”, aseguró Bauzá una rueda de prensa. Luego declaró a Búsqueda que espera que el estadio reciba otros partidos del Mundial 2030, más allá de la inauguración.
En los siete años que faltan para el Mundial, Uruguay deberá prepararse para poder cumplir con las exigencias de FIFA para ser sede de la ceremonia y el partido inaugural. Para eso, deberá encarar una remodelación del Estadio Centenario, que tendrá que aumentar su aforo hasta las 80 mil butacas, más de 20 mil de las que tiene actualmente, informó Bauzá ante los medios.
Uruguay lanzará una licitación para la remodelación de su principal estadio. La obra implica que se baje el nivel del piso para una “mejor inclinación” y cambio en la red lumínica. También se requerirá de una reforma en los alrededores del estadio.
En agosto, la constructora Saceem y el estudio de arquitectos Gómez Platero presentaron una propuesta de remodelación del Estadio Centenario. El proyecto propone que se pongan techos sobre las tribunas, y no sobre la cancha, e incorpora pantallas. La propuesta mantiene la Torre de los Homenajes, que tiene 100 metros de altura y es patrimonio de Montevideo.
El primer tramo de la ampliación del Centenario prevé que se baje la superficie del campo de juego para agregar plateas y así tener espacio para 72.000 personas.
La aspiración original de Uruguay era que allí se jugaran una o dos series de la fase de grupos, algunos encuentros definitorios y la final.
La organización de un Mundial implica una inversión cercana a los USD 1.000 millones porque las exigencias de FIFA son cada vez mayores, indicó Bauzá. Esta cifra significaba “mucha plata” para los países de América que se postulaban y tendrían dificultades para conseguirla, aseguró.
La meta que se trazó la Secretaría Nacional del Deporte al asumir fue que Uruguay se convierta en un “hub deportivo”. En 2021, se jugaron las finales de la Copa Libertadores y Sudamericana en el Estadio Centenario. En 2023, el Campus de Maldonado será la sede del último partido del segundo torneo.