La ciudad de La Paz, en Bolivia, se encuentra invadida por una densa humareda, producto de los incendios y las quemas de pastizales en las tierras cercanas, que representa un serio riesgo para la salud de los habitantes.
La intensidad de este humo es tal que hasta impide ver las montañas e hizo disminuir significativamente la calidad del aire en la ciudad.
“El riesgo es muy preocupante, el panorama tiende a empeorar y debemos tomar medidas”, declaró el alcalde Iván Arias mientras que el secretario municipal de Gestión Ambiental y Energías Renovables, Eduardo Galindo, emitió una serie de recomendaciones para preservar el bienestar de todos los vecinos.
“Se recomienda a los niños y a las personas de la tercera edad usar barbijos, evitar estar en los jardines, evitar estar en la calle, estar -en lo posible- en su casa y, también, tener mucho cuidado con las personas que tienen enfermedades cardiorrespiratorias”, sostuvo.
El humo se presentó en el cielo de esta región de Bolivia el lunes y, con el correr de los días, su intensidad fue aumentando. Para este miércoles, el índice de contaminación atmosférica había aumentado a un nivel “muy dañino para la salud”, advirtió José Eduardo Galindo Ávila, secretario de Gestión Ambiental de La Paz.
Según un reporte de la alcaldía, se superaron los 150 microgramos por metro cúbico (ug/m3), el triple del máximo permitido, 50 ug/m3.
Arias indicó que “la calidad del aire debería ser de 50″ porque “de 0 a 50 es bueno, de 15 a 100 es aceptable, de 101 a 150 es dañino para la salud y de 150 a 200 es dañino para la salud con consecuencias graves”.
Ya se han recibido reportes de tos e irritación de los ojos producto del humo.
“Estamos en condiciones totalmente difíciles”, continuó y agregó que “obviamente es alarmante para los grupos vulnerables y lo vamos a seguir monitoreando. En el momento en que suba de 200, eso sí ya será un aire sumamente contaminado y peligroso para todos”.
Septiembre es el mes más crítico para los incendios y quemas en el país, que se dan, sobre todo, en la región oriental de Santa Cruz y Beni, el corazón agrícola del país y los departamentos con más deforestación.
Desde inicios de los 2000, estos fuegos se incrementaron de un promedio anual de 3.7 millones de hectáreas quemadas entre 2001 y 2019, a 5 millones en promedio, en 2021.
A estas alzas se deben sumar los efectos propios de la crisis climática que afecta a todo el mundo y que, por estos días, dejó a al menos siete de las nueve regiones del país bajo una ola de calor y una fuerte sequía, que podría complicarse con la presencia del fenómeno de El Niño.
El Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología informó que en esas zonas bajo alerta naranja las temperaturas van de los 36 a los 45 grados.
En este delicado contexto medioambiental, las autoridades mantienen reuniones de emergencia y hacen una evaluación constante para definir las medidas a tomar o declarar una posible alerta.
“No descartamos que se tengan que suspender las clases la próxima semana”, concluyó Arias.
(Con información de AP)