Delincuentes robaron a los pasajeros y quemaron un autobús en Guayaquil

Sería una represalia de un grupo de extorsionadores

Luego de robar a los pasajeros, criminales incineraron un autobús.

Dos vehículos y tres motos interceptaron a un bus de transporte público que se movilizaba en el noroeste de Guayaquil, en el barrio Bastión Popular. El autobús que llevaba pasajeros a bordo quedó inservible luego de que los criminales robaran a las personas y quemaran el automotor. La Policía no registró víctimas de este hecho.

El atentado sucedió a las 05h30 del martes: “Dos sujetos fuertemente armados se subieron al bus, obligaron a bajar a los pasajeros y luego procedieron a lanzar gasolina al interior de la unidad”, según recogió un reporte policial publicado por Primicias. El dueño del autobús compró la unidad luego de obtener un préstamo de USD 70.000. Ahora su medio de trabajo quedó en cenizas.

Además de quemar el autobús y robar a los pasajeros, los criminales realizaron varios disparos que impactaron a las viviendas cercanas. De acuerdo con los medios locales, el propietario y el conductor del bus sospechan que el incendio es una represalia por las extorsiones que se han realizado a la cooperativa de transporte a la que pertenece la unidad que fue incinerada.

Hace una semana, un grupo de extorsionadores llegaron a la sede de la cooperativa de transporte para exigir una “vacuna” –como se conoce a la extorsión siciliana en Ecuador. Los criminales reclamaban una extorsión de USD 4 diarios entregados por cada uno de los 70 buses de esa cooperativa. Al mes, la suma llegaba a los USD 4.000. Si la cooperativa no paga la extorsión, los criminales atentarán contra los conductores.

En menos de diez minutos las llamas consumieron al autobús.

Las bandas criminales que operan en el país, además de otros delitos, se dedican a la extorsión. Cuenta de esto son las vacunas que se cobran a comerciantes, pero también otras extorsiones a padres de familia, maestros, médicos y habitantes de ciertos barrios a cambio de no emprender represalias en su contra. Según datos oficiales, el año pasado hubo 3.188 casos de extorsiones. En lo que va del 2023, ya se registran 5.930 casos. De acuerdo con la policía, en el país hay cuatro formas de extorsión: la virtual, la común, la sexual y la tipo vacuna.

En la extorsión virtual, los delincuentes hacen llamadas o envían mensajes a las víctimas asegurando un falso seguimiento. Para convencer a la víctima utilizan la información que esta ha publicado en sus redes sociales. La extorsión común sucede cuando los criminales realizan un seguimiento a la víctima y su entorno: les envían fotografías, les describen las rutinas que realizan y les piden dinero a cambio de no hacerles daño.

La vacuna, en cambio, es aquella extorsión que los criminales piden, generalmente, a los dueños de algún negocio a cambio de un supuesto servicio de seguridad. La extorsión sexual sucede cuando los delincuentes han conseguido, de forma ilícita, fotografías o videos de carácter sexual de la víctima y amenazan con difundirlos si no hay el pago de una suma de dinero.

Las extorsiones en Ecuador incrementaron un 85% este año. (Pixabay)

En el 2023, la Policía detectó que, de las denuncias recibidas, el 57% corresponden a extorsiones virtuales. Alrededor del 40% de los casos suceden en tres provincias: Guayas, Pichincha y El Oro.

La Policía ha sugerido que los ciudadanos tomen medidas preventivas ante este delito. Por ejemplo, no brindar información personal a desconocidos; evitar publicar información delicada en redes sociales y no aceptar solicitudes de amistad de desconocidos. En el caso de los negocios se ha pedido implementar cámaras de seguridad y botones de auxilio.

En el caso de recibir una llamada extorsiva, las autoridades piden que se grabe la conversación para saber cuánto conocen los delincuentes sobre la persona. En estos casos no se debe confirmar la información que los extorsionadores le dan (como los datos de familiares o las propiedades que tiene). En estas llamadas se pide evadir a los delincuentes diciendo, por ejemplo, que hay mala señal y que no los escucha.

Si alguna persona recibe amenazas presenciales, la Policía recomienda: no confrontar al extorsionador, no resistirse y, apenas esté seguro, denunciar ante las autoridades.

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