Un deslave provocado por la crecida del río El Naranjo tras las intensas lluvias que han azotado a la capital guatemalteca causó el lunes la muerte de seis personas y dejó al menos 13 desaparecidos, entre ellos unos 10 menores de edad, informaron los cuerpos de socorro.
Los bomberos localizaron el cuerpo de una niña parcialmente enterrado bajo escombros y lodo unos cinco kilómetros río abajo en un asentamiento habitado por gente humilde bajo un puente.
La Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) informó la cifra de víctimas fatales en un comunicado de prensa, incluida la menor de cinco años hallada por los bomberos.
El deslave arrastró unas seis viviendas donde vivían igual número de familias.
El hecho ocurrió aproximadamente a las 2 de la madrugada y pasadas las 5 los bomberos anunciaron que comenzaría la búsqueda de personas.
En las imágenes proporcionadas por los cuerpos de socorro se puede ver una gran extensión de tierra y varios enseres domésticos a lo largo de las orillas del río. El ejército anunció que instaló un puesto de comando en el lugar para atender la emergencia.
La temporada de lluvias en Guatemala se extiende de mayo a noviembre y los daños provocados por los deslaves son comunes debido a la falta de control habitacional y las condiciones de pobreza que fuerzan a muchas familias a instalar sus precarias viviendas en lugares de riesgo.
Según el informe general de la temporada de lluvias de la Conred, en lo que va del año hubo 805 incidentes entre los que se reportaron las muertes de 32 personas por diversos efectos de las lluvias y otras 16 desaparecidas, así como 2,1 millones de personas afectadas.
La “crecida de río arrastra viviendas del asentamiento Dios Es Fiel, ubicado abajo del puente El Naranjo”, por donde pasa el río homónimo, dijo más temprano a periodistas Rodolfo García, vocero de la Conred.
Gran parte de las viviendas de la capital abocan sus aguas negras en el río desbordado, en cuyas márgenes miles de habitantes desfavorecidos han levantado construcciones pese a que está prohibido por las autoridades.
El incidente se registró la madrugada de este lunes tras las fuertes lluvias registradas desde el día anterior. La corriente del agua, que arrastró piedras, tierra y desechos, afectó seis viviendas de la zona, construidas en su mayoría con láminas de zinc.
El lugar quedó devastado por la fuerza de la corriente y ahora solo se observan enormes piedras y escombros en la zona, según un periodista de la AFP.
Desapareció todo
Esaú González, habitante de la zona afectada de 42 años, trataba de asimilar la tragedia que vive junto a sus vecinos y no sale del asombro por cómo lo perdieron todo por la corriente de agua.
“Fue como un tornado, el río traía fuerza, entonces se pasó llevando varias casitas, lamentablemente se deapareció todo este sector porque se llevó casitas, pertenencias de vecinos, los vecinos desparecieron”, relató a la AFP este guatemalteco que dice tener varios oficios para vivir.
González afirmó que los vecinos están afectados “psicológicamente”, pero la necesidad les empuja a vivir en esas condiciones ante la falta de una “política de viviendas dignas”.
“Acá estamos como en familia (...) nos afecta porque lamentablemente en Guatemala no hay una política habitacional y eso nos tiene acá, pero estamos en familia”, insistió.
González lamentó que la pobreza lleve a cientos de familias a vivir en laderas de barrancos. “La renta está muy alta, los salarios no alcanza para cubrir los gastos de alquiler”, se quejó.
“El río se llevó familias completas, lastimosamente ya sabíamos del riesgo, (pero) por la necesidad estamos acá”, coincidió otro vecino del asentamiento afectado, Marvin Cabrera, un repartidor de comida en motocicleta de 36 años.
Cabrera comentó que lo primero que están haciendo “es localizar los cuerpos de todos los vecinos desparecidos para darles una cristiana sepultura”.
Este vecino se mostró pesimista de cara al futuro: “Es muy difícil que nos den una reubicación”.
Miles de ciudadanos de Guatemala, donde el 59% de los 17,7 millones de habitantes viven en la pobreza, se han visto obligados a construir sus hogares precarios en laderas de barrancos, en las márgenes de ríos y zonas inundables.
Datos de la Cámara Guatemalteca de la Construcción (CGC) y la Asociación Nacional de Constructores de Viviendas (Anacovi) el déficit habitacional en el país es de unos dos millones de viviendas.
(Con información de AFP y AP)