La Policía de Nicaragua detuvo la tarde del miércoles a Kevin Josué Martínez Alemán, un joven opositor exiliado en Costa Rica que había regresado al país de visita.
Martínez Alemán, de 17 años, fue retenido por agentes del orden en su casa, en el municipio de Diriomo, en el departamento de Granada, mientras se reencontraba con su familia.
“Denunciamos el secuestro del joven Kevin Martínez, de 17 años, el día de ayer por la Policía del régimen. Fue monaguillo y se encontraba exiliado en Costa Rica”, denunció en su cuenta de X (antes Twitter) el grupo Activismo Ciudadano en Resistencia mientras que la opositora Alianza Universitaria Nicaragüense (AUN) confirmó los hechos y pidió su libertad y el cese a “la persecución religiosa”.
De momento, las fuerzas de seguridad no se han referido a esta detención.
El medio de comunicación costarricense Ticavisión, donde Martínez Alemán trabaja, también apuntó contra el régimen de Daniel Ortega y escribió en sus redes sociales que el “camarógrafo fue secuestrado por la policía sandinista”.
Según agregaron en su mensaje, “Kevin estaba en Nicaragua de visita después de que la policía le enviara un mensaje diciéndole que podía volver”.
El joven vivía en el exilio desde el 31 de diciembre de 2022 a raíz de las agresiones y la persecución que sufrió en el país por ser miembro de la Iglesia Católica, una de las principales víctimas de la represión del régimen.
Inclusive, según el medio La Prensa, su salida fue tan apresurada que no pudo despedirse de su familia ni empacar muchas cosas en su maleta.
Martínez Alemán se involucró en la Iglesia gracias a su abuelo y participó activamente durante más de diez años.
Tal era su compromiso que le fue encargada la tarea de cuidar de la parroquia Jesús de Nazareno cuando el padre Manuel Salvador García fue detenido y condenado a dos años de cárcel por agredir a una mujer.
A pesar de negar el delito, aún permanece preso político del régimen.
Martínez Alemán también colaboraba con los medios de comunicación de la parroquia Santa Ana de Nandaime.
Todas estas actividades lo convirtieron en un acosado por la policía. Inclusive, en diciembre del pasado año fue detenido por un oficial que le pidió su cédula y, al verificar su nombre, lo golpeó en el estómago.
“Lástima que no tenés 18 porque si no ya estarías bien guardado”, lo amenazó y retuvo su documentación.
Este hecho fue el detonante y el que lo llevó a tomar la decisión de exiliarse.
Al llegar a Costa Rica fue detenido por los agentes de Migración que, por tratarse de un menor indocumentado, lo llevaron a una oficina en la que debió confesar su necesidad de asilo. Allí también pudo contactarse con su familia que se molestó al conocer la noticia y pidió a los oficiales que lo regresaran a escondidas.
Sin embargo, al constatar que su vía corría peligro en Nicaragua negaron el pedido y, en su lugar, facilitaron su asentamiento en la casa de una tía de su padre en el país.
(Con información de AFP)