Un hacker chileno falsificó una resolución de una jueza para acortar su condena y salir antes de la cárcel, pero fue descubierto

Marco Almonacid Marchant, también conocido como Pablo Leyton o YST, está preso por liderar una banda que cometió fraudes por cerca de 30 millones de dólares. Quiso adelantar su libertad y falsificó un correo del poder judicial para quedar libre en agosto

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Marco Almonacid cometió su primer fraude cuando tenía 14 años.
Marco Almonacid cometió su primer fraude cuando tenía 14 años.

(Desde Santiago, Chile) Marco Simón Almonacid Marchant tenía 16 años cuando lo detuvieron por primera vez. Había hackeado el sitio web del Partido Socialista y, a modo de broma, había puesto una foto de Sebastián Piñera.

Por esos días, el partido le echó la culpa al ahora ex presidente.

Poco después el muchacho logró intervenir el sitio web del gobierno peruano y la página oficial de una cadena de farmacias. Había aprendido a programar leyendo libros. Brillante.

Para esa fecha Almonacid Marchant, que siempre operaba bajo los seudónimos de Pablo Leyton o YST (Yo soy tú), ya había cometido su primera estafa. A los 14 años había intervenido el sitio web de un banco y vulnerado su sistema de giros.

“Ese día gané cuatro millones de pesos (poco más de cuatro mil dólares). Me los gasté en carretes (fiesta) y en un computador”, confesó en una entrevista con le revista Qué Pasa en 2011. Porque en ese tiempo ya era una suerte de celebridad del ciber hampa.

Hoy, Marco Simón Fernando Almonacid Marchant tiene 29 años y está preso desde 2018 en una celda de alta seguridad del penal de la ciudad de Temuco.

Lideraba una banda de estafadores conocidos como Zares de la web, cuyos fraudes habrían alcanzado una cifra cercana a los 30 millones de dólares. Le iba tan bien que se había comprado un automóvil marca Audi que manejaba él, y un Jaguar que le había obsequiado a su novia.

En estos cinco años que Almonacid Marchant lleva en prisión no se podría decir que ha sido un reo modelo.

Entre las faltas anotadas, personal de Gendarmería varias veces lo ha sorprendido con teléfonos celulares, artículo prohibido en una cárcel. Y con otro tipo de aparatos electrónicos: máquinas fotográficas, lentes largavista, filmadoras, etc. Incluso computadores. Y varias veces ha terminado castigado después de amenazar de muerte a los gendarmes encargados de su custodia.

La jueza fantasma

En cualquier caso, cuenta Radio Biobío, Marco Almonacid no está recluido en una celda de alta seguridad, de la que solo puede salir tres horas al día por lo anterior, sino por un delito más grave.

Los Zares de la Web habían cometido delitos por cerca de 30 millones de dólares.
Los Zares de la Web habían cometido delitos por cerca de 30 millones de dólares.

Resulta que el 10 de julio llegaron varios correos electrónicos a distintas áreas de gendarmería con un oficio de la jueza Carolina del Pilar Ibáñez Meneses en el que notificaba el abono de días a la condena del joven hacker que acortarían en 58 días su condena. Eso le hubiese permitido salir en agosto pasado.

Aunque el mentado correo parecía genuino, varios detalles llamaron la atención. El principal, que la jueza Ibáñez hace años que no trabajaba en la corte en la que se tramitaba la causa.

Ante esa sospechosa comunicación, el alcaide del penal de Temuco decidió enviar un oficio al juzgado en que se encontraba alojada la causa de Almonacid Marchant pidiendo una aclaración. A todo esto se suma, que en los registros del Poder Judicial no figuraba el acortamiento de su condena. Todo resultó ser falso.

“Al realizar la verificación habitual de las resoluciones recibidas por esta vía, mediante plataformas oficiales del Poder Judicial, personal del CCP Temuco comprobó la falsedad del documento”, dijeron en Gendarmería a la radio Biobío.

No está muy claro si fue él o alguien mandatado por él quien envió los mensajes, ni por qué tipo de delito podría ser castigado Marco Almonacid. Lo cierto es que su salida de la cárcel está prevista para el próximo 5 de octubre y, de acuerdo a su entorno, sus planes consisten en radicarse en el extranjero.

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