(Washington, Estados Unidos) Al presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Ilan Goldfajn, como buen brasileño, le gusta mucho el fútbol. Ese deporte, que mueve multitudes, también suele ser útil para que políticos o funcionarios internacionales lo utilicen en metáforas para explicar de manera simple cuestiones que a veces pueden ser muy complejas.
Los líderes de casi todo el mundo se comprometieron en 2015 en las Naciones Unidas a alcanzar en 2030 unas metas muy ambiciosas de desarrollo humano. La mitad de ese tiempo ya se fue y hasta ahora solo se alcanzó un 15% de las metas. Por eso en Nueva York, al comienzo de la Asamblea General de Naciones Unidas, muchos líderes y diplomáticos dedicaron tiempo a flagelarse por el poco avance, pero también a pedir cambios en otros para poder lograrlos. Y los organismos multilaterales de crédito se llevaron gran parte de los pedidos.
Lejos de sacarle el cuerpo a ese desafío, Goldfajn, que asumió en el cargo hace nueve meses, se mostró optimista de poder “dar vuelta el partido” y contó las acciones que tanto el BID como otras de las multilaterales de desarrollo están llevando adelante para lograrlo.
“Este partido no ha terminado. Algunos técnicos cambiaron, los equipos están cambiando”, dijo el presidente del BID en diálogo con Infobae. Aseguró que “el segundo tiempo va a ser bien interesante” porque “los jugadores van a correr más rápido” y describió qué pasos está dando su institución para ayudar a los países a tomar velocidad.
Goldfajn pone el foco en el desarrollo de nuevos instrumentos financieros adaptados a la realidad de la región, que debe atender altos niveles de deuda y demandas sociales. Según estimaciones del BID, alcanzar las metas climáticas en América Latina requerirá reorientar inversiones anuales de entre el 7% y 19% del PIB regional.
Por eso el organismo cree que los nuevos instrumentos financieros serán clave para conseguir esa transformación y entre las iniciativas novedosas que analiza el banco, Goldfajn destacó la posibilidad de realizar préstamos en los que los países tendrían un descuento si cumplen con los objetivos medioambientales. “Si un país, en nuestros préstamos, llega a una meta que es más ambiciosa, le reduciríamos el costo”, explicó.
También el BID está trabajando en instrumentos de canjes de deuda, por préstamos que tengan objetivos climáticos y destacó cómo el organismo también puede impulsar a los países a que lleguen a las metas. Puso como ejemplo positivo el bono vinculado a sostenibilidad emitido por Uruguay, al que el BID brindó asistencia técnica. La emisión atrajo a 188 inversores de todo el mundo.
Otro de los pasos en los que avanza el BID para darles más impulso a sus acciones son acuerdos con otros organismos multilaterales. Al ya anunciado con el Banco Mundial, para trabajar en tres temas concretos, Goldfajn anunció otras negociaciones. “Tenemos que juntar esfuerzos porque no tenemos más tiempo, estamos en el segundo tiempo y necesitamos jugar todos juntos”, dijo el presidente del BID.
—Estamos en el entretiempo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el resultado es malo. ¿Qué puede hacer la región para dar vuelta ese partido?
—Estamos en este partido, pero este partido no ha terminado. Y algunos técnicos cambiaron. Los equipos están cambiando. Nada contra los equipos anteriores, no creo que la partida esté mal. Sí te aseguro que el segundo tiempo va a ser bien interesante. Vamos a tener mucha energía, los jugadores van a correr más rápido y los resultados los vamos a ver al final.
—Los organismos multilaterales de desarrollo están hablando de nuevos instrumentos financieros. ¿De qué se tratan y por qué son importantes para cumplir con los ODS?
—En un mundo que necesita cada vez más financiamiento, elevar el nivel del financiamiento requiere instrumentos financieros nuevos y los estamos trabajando. Como los swaps (una permuta financiera), es algo están cada vez más interesados. Acabo de salir de una bilateral con un país del Caribe que hablamos de un swap. O sea, cambiar la deuda, que es muy alta y que reclama mucho, con un objetivo climático en el caso del Caribe, de adaptación y de resiliencia. También hay que empezar a usar los instrumentos para incentivar a que los países lleguen a las metas. Por ejemplo en Uruguay, si llega a la meta el título que emitieron se a va reducir, o sea, va a tener lo que llaman un “step down”. El costo va a ser menor.
—Ese es un instrumento bastante novedoso que Uruguay aplicó con apoyo técnico del BID. Si llega a la meta ambiental va a tener que pagar menos. ¿Es replicable en en otros países?
—Si, yo creo que sí. Llevó mucho tiempo la asistencia técnica en Uruguay para montarlo, para diseñar cuáles son los indicadores comunes. Pero cada vez los países tienen más indicadores. Tienes el ejemplo de Uruguay y esas cosas se pueden replicar, los indicadores pueden ser muy parecidos. Es un know how, que vas aprendiendo cómo hacerlo. Nosotros también estamos aprendiendo. Entonces estamos hablando para que nuestros préstamos tengan un “step down”. Es algo en lo que estamos trabajando. Si un país, en nuestros préstamos, llega a una meta que es más ambiciosa, le reduciríamos el costo.
—Ahí la discusión es quién paga esa diferencia.
—Tiene que ser financiamiento concesional. Tiene que salir de gobiernos o de nosotros, del sector público (del BID).
—En Naciones Unidas muchos líderes, incluso el secretario general, hablaba este lunes de la necesidad de modificar la estructura financiera para llegar a resultados. ¿Usted cree que el BID tiene que hacer cambios internos?
—Los estamos haciendo. Estamos cambiando los instrumentos. Estamos en una estrategia institucional para que nos diga cómo vamos a hacer reformas usando los nuevos instrumentos. Cómo vamos a pensar en los nuevos instrumentos de préstamo y estamos mirando las estrategias con los países.
—Uno de los planteos que hacen los países es la necesidad de lograr préstamos de largo plazo, préstamos de 30 a 40 años. ¿Eso es viable? ¿Ve posible avanzar en mecanismos de ese estilo?
—El Fondo Monetario (FMI) con su RSF (Fondo de Resiliencia y Sostenibilidad, por su siglas en inglés), el nuevo programa con el que nosotros estamos trabajando juntos en varios países como Barbados, Jamaica y en Costa Rica implica préstamos en los que el primer pago es en 12 años. Son bien largos.
—Más allá de estos países, ¿es posible ampliarlo más?
—Esto hay que escalarlo más, pero el FMI tiene que tener más recursos y más capacidad con nosotros para hacer esos proyectos. Nosotros estamos dispuestos a hacerlo y estamos hablando con el FMI justamente de eso: cómo maximizar la integración para que los proyectos, por lo menos en nuestra región, salgan más rápido y que por tanto sea más fácil hacerlo. Y hacer un fondo juntos, o algo así, que lo pueda hacer escalable.
—El acuerdo que anunciaron el BID y el Banco Mundial para trabajar juntos, ¿qué tanto es posible ampliarlo a otros organismos, como en este caso que menciona del FMI?
—Sí, yo tengo conversaciones con varias organizaciones internacionales clave. Con el Banco Mundial avanzamos más rápido porque hubo una complementariedad muy rápida entre (el presidente) Ajay Banga y yo, y los vicepresidentes. Entonces trabajamos y salimos con tres áreas: nuestro proyecto de Amazonia; trabajar el Caribe con la resiliencia climática; y trabajar la digitalización con foco en educación. Muy claro y los equipos ya están trabajando y están viendo los proyectos. Ahora firmamos un acuerdo con el BIS (Banco de Pagos Internacionales) en Santiago de Compostela la semana pasada. Es un acuerdo de inclusión financiera: cómo usamos la tecnología del BIS, que ellos desarrollaron, para ponerla al público para que pueda hacer mecanismos de pago gratis para los países. Nosotros vamos a apoyar esta tecnología con asistencia técnica a los países. Con el FMI estamos en conversaciones, pero la idea es esa que conté ahora. Estamos hablando con la con la CAF, también para hacer cosas. Nosotros tenemos que juntar esfuerzos porque no tenemos más tiempo, estamos en el segundo tiempo y necesitamos jugar todos juntos.
—Siguiendo las metáforas futboleras, es poner más delanteros y atacar con más fuerza.
—Exactamente. No tengo ninguna discriminación: un delantero puede ser del Banco Mundial, el otro de la CAF, el otro… Escoger los mejores.
—Estados Unidos planteó en el G20 que además de remodelar los bancos multilaterales de desarrollo, también cree que es necesario ampliarlos y está capitalizando el Banco Mundial. ¿Es posible pensar en una discusión similar en el BID?
—Nosotros ya tenemos una discusión que está andando, que es la capitalización del BID Invest, que es el lado privado. Es algo que anda rápido y sin la movilización del capital privado y sin el impacto del sector privado no vamos a llegar a las metas del desarrollo. A mí me parece que esta capitalización del BID Invest es muy importante.
—¿Y la parte pública del BID necesita capitalización?
—Estamos trabajando en la estrategia institucional y cuáles son sus objetivos. Una vez finalicemos este proceso y sepamos a dónde vamos, es más fácil hacer un proyecto y hablar en el futuro sobre cuál es el tamaño del banco que buscamos.
—Usted viene planteando la visión de que América Latina puede dejar de pedir y en cambio ser alguien que tiene mucho para ofrecer al mundo. ¿Qué cosas cree que puede aportar la región a estas discusiones sobre sobre los ODS?
—Muchas de las ODS tienen como su solución natural en América Latina y el Caribe. Voy a dar ejemplos. Una es la energía limpia. Estaba en una sesión ahora con Brasil que ya tiene 50% de su de su matriz de energía limpia y en algún momento va a llegar a mucho más. América Central, estamos con 80 por ciento. El promedio mundial es 18 por ciento. Está claro que América Latina tiene más oportunidad de exportar la energía limpia. Segundo, con el aumento de las commodities y de los precios de alimentos, la inseguridad alimentaria creció mucho. Tenemos gente con incertidumbre alimentaria. ¿Quién produce alimento? América del Sur, América Latina. Después Amazonas: la Amazonía es el pulmón del mundo. Y finalmente los minerales, que van a ayudar a la electromovilidad. Dos tercios del litio del mundo están en América Latina. Entonces ya te di cinco ejemplos: clima, energía limpia, minerales, Amazonía y alimentos. Es una oportunidad de oro y una complementariedad de America Latina con el mundo.
—Lleva nueve meses en el cargo pero si uno mira su agenda no ha parado de tener contactos. ¿Cómo ve la región y cuáles son las principales visiones que recibe?
—He viajado en Europa y estamos hablando de cómo ayudar a la región a posicionarse y tener un cambio estructural, una inyección. Pero también visito la región diciéndoles cuál es el nuevo BID, las prioridades, a dónde vamos a trabajar juntos. Si hay algún proyecto regional que quieran hacerlo juntos, tenemos que pensar en la integración.
—En un mundo polarizado, ¿ve posibles acuerdos de este tipo?
—Europa ve a América Latina distinto de lo que lo veía antes, como una complementación de lo que necesita. Cuando Alemania dice ‘necesito hidrógeno verde de América Latina’ es un cambio. El cambio no vino por algo bueno, vino por una guerra, una invasión. Yo creo que hay otra otra visión.