Un segundo socavón puso al borde del derrumbe a tres edificios al norte de Viña del Mar

La tierra se tragó las obras de mitigación que se estaban llevando a cabo después de que el colapso de una tubería abriera un primer agujero en el sector de Reñaca Norte en agosto y produjo otro hoyo que amenaza a otros dos edificios

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A la izquierda, el edificio Kandinsky, afectado desde agosto. Al centro, el edificio Miramar, nuevo afectado por un nuevo agujero.  EFE/José Veas
A la izquierda, el edificio Kandinsky, afectado desde agosto. Al centro, el edificio Miramar, nuevo afectado por un nuevo agujero. EFE/José Veas

(Desde Santiago, Chile) En algún momento, cuando se construyó el colector de aguas de lluvia Reñaca Norte, en Viña del Mar, el incipiente desarrollo inmobiliario no permitía prever que esa tubería en algún momento iba a colapsar.

Pero hoy, esa zona, un campo dunar sobre el que tampoco estaba previsto que se construyera, está plagado de edificios. Y pasó lo que tenía que pasar, porque en el Chile de los últimos tiempos tampoco estamos acostumbrados a que llueva como lo hizo la noche del domingo. En apenas media hora se registraron 8 milímetros de lluvia, y el agua acumulada hizo colapsar las obras de mitigación que se estaban haciendo para salvar el edificio Kandinsky, una mole con departamentos que costaron poco más de 500 mil dólares, y que quedó expuesto a un enorme socavón que se abrió después de que una lluvia que se produjo el 22 de agosto y en medio de la cual reventó el mentado colector.

La noche del domingo la lluvia no solo se llevó la nueva tubería que se estaba instalando de forma provisoria, sino que además abrió otro socavón en el edificio contiguo al Kandinsky, llamado Miramar. Ese enorme agujero se tragó la tierra y cientos de metros de cable y tubería que estaban ubicados ahí, justo bajo la calle Costa de Montemar, que se había hecho para el tránsito de los vecinos. Todo esto, además, fue alertado por los vecinos, que empezaron a sentir un fuerte olor a gas, por lo que ess anoche llegaron varios carros de bomberos a investigar si es que además se había roto alguna cañería.

La entrada del edificio Kandinsky quedó aislada, y el deslizamiento de la tierra obligó a evacuar el edificio Miramar, y otros tres más. Solo unos pocos vecinos alcanzaron a llevarse muebles y otros enseres, la mayoría pudo llevarse algunas maletas con ropa y lo más básico.

Hasta el lugar llegó la ministra de Obras Públicas, Jéssica López, quien dijo que la última lluvia no estaba en los planes de nadie.

“Es una cifra tremenda de lluvia, violenta, sobre todo cuando estamos con la pendiente que estamos aquí, donde la velocidad de los caudales aumenta enormemente y se producen muchos daños”, consigna el diario El Mercurio. Además la ministra criticó que se permitiera que se construyera en esa zona.

“Creo que la causa aquí de todo esto, para ponerla bien clara de nuestro punto dde vista, es que construir edificios en un sistema dunar es una situación delicada. Estamos enfrentando una crisis en virtud de eso”, dijo.

El deslizamiento de tierra además alertó a los vecinos por un fuerte olor a gas. Se investiga si también se rompieron las tuberías.
El deslizamiento de tierra además alertó a los vecinos por un fuerte olor a gas. Se investiga si también se rompieron las tuberías.

¿Qué va a pasar allí? No está claro. La ministra dijo que lo primero es encauzar la tubería a modo de prevención ante un posible nuevo frente de mal tiempo. Luego vendrán las obras definitivas, que contemplan rellenar ambos los enormes socavones, compactar ese terreno, poner muros de contención y volver a construir el colector.

Arenas competente

Aunque la imagen de ambos socavones es fuerte, por ahora no habría peligro que, literalmente, la tierra se trague los edificios afectados. O que los cimientos de las construcciones corran peligro.

En el diario Las Últimas Noticias, Christian Ledezma, profesor de Ingeniería Estructural y y Geotécnica de la Universidad Católica, aseguró que lo que se ha removido, hasta ahora, es arena suelta en la superficie. Y que la tratarse de una duna de mucha antigüedad, como lo es todo el sector, es mucho más estable de lo que aparenta.

“La parte de arriba, superficial del cerro, es arena suelta. Pero unos cinco metros más abajo la arena es mucho más compacta y muy competente, geotécnicamente hablando, para sostener un edificio”, explicó.

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