Las Armadas de Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Italia, Panamá, México, Perú y la Fuerza Marítima Europea; además de la ecuatoriana, se reunirán en Galápagos para el Ejercicio Multinacional de Autoridad Marítima GALAPEX II 2023. Este encuentro tiene por objetivo el fortalecimiento de la colaboración entre fuerzas multinacionales para neutralizar las actividades conexas a la pesca ilegal no declarada, no reglamentada (PINDNR). Los ejercicios navales se desarrollarán el 17 al 27 de septiembre en dos islas del archipiélago ecuatoriano.
Según comunicó la Armada de Ecuador, que será anfitriona del evento, las actividades programadas incluyen el entrenamiento de las fuerzas navales, capacitación en doctrina de seguridad marítima, logística, comunicaciones y otros asuntos relacionados con el combate de la PINDNR.
Desde el 2016, la Armada ecuatoriana ha observado el incremento de acciones de pesca ilegal no declarada, no reglamentada en las aguas cercanas a las costas insulares de Ecuador, que atentan contra las especies marinas migratorias, muchas de ellas incluso únicas en el mundo. Por ello, en el 2018, durante la reunión XXVIII de la Conferencia Naval Interamericana (CNI) efectuada en Cartagena, Colombia, propuso el desarrollo del adiestramiento GALAPEX II: “que exhibirá el despliegue naval, la mejor disuasión contra las flotas pesqueras de bandera extranjera que depredan las aguas cercanas al archipiélago de las islas Galápagos, que causan graves perjuicios para la vida y el medio ambiente marino en esta zona del Pacífico”.
Los ejercicios navales, explicó la Armada de Ecuador, permitirán la correcta conducción en el ámbito de seguridad marítima, aplicación de la ley y gestión de crisis, “con el fin de entrenar a una Fuerza de Tarea Multinacional para incrementar la capacidad de los sistemas de información y uso de la misma, entre los distintos sistemas. De esta manera, la sincronización entre todas las partes estará más que garantizada entre las armadas participantes”.
Además de las fuerzas navales, en el encuentro también participarán los delegados de la Cancillería ecuatoriana, una comisión permanente del Pacífico Sur y de la Subsecretaría de Recursos Pesqueros.
La flota china depreda las aguas de Sudamérica
Cada año, alrededor de 400 barcos recorren más de 10 mil millas náuticas (16.000 kilómetros) desde China hasta llegar a las aguas del Pacífico y del Atlántico Sur, para situarse en los límites de las zonas económicas exclusivas de países como Ecuador, Perú, Chile, Argentina y Brasil. Allí, en altamar, los pesqueros comienzan sus faenas. Buscan pota o calamar gigante, pero se llevan todo incluso especies en peligro de extinción como los tiburones.
Las preocupaciones alrededor de la flota china, considerada la más grande del mundo porque está compuesta por 17.000 embarcaciones, son distintas y, aunque principalmente se los relaciona con la pesca ilegal, hay registros de que en esos barcos suceden otros crímenes como esclavitud, trabajo forzado, tráfico ilegal y trata de personas.
A pesar de las advertencias de las organizaciones ambientalistas, de los esfuerzos de los Estados por controlar sus espacios marítimos y de que existen tratados internacionales para regular las actividades en los océanos, las embarcaciones chinas siguen ingeniando tácticas que les permiten extraer los recursos pesqueros de los países sudamericanos y mantenerse impunes. Las malas prácticas van desde apagar los dispositivos satelitales de rastreo hasta tener embarcaciones gemelas o enarbolar banderas de pabellones latinoamericanos.
Las Fuerzas Navales de los países afectados aseguran que intensifican sus controles, pero los activistas, expertos y periodistas ambientales observan que, sin voluntad política, será difícil enfrentar la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, que ha sido declarada como la principal amenaza en los océanos, desplazando a la piratería.
Los pesqueros chinos navegan cerca de las zonas económicas exclusivas de los países, compuestas por 200 millas soberanas de cada nación. Aunque pueden transitar por estos espacios de forma inocente, las embarcaciones generalmente se sitúan en el límite, a partir de las 201 millas, que ya se considera como altamar y donde las Fuerzas Navales no pueden actuar. Por ejemplo, en la última década, los barcos chinos incrementaron 800% su pesca en el límite del Mar Argentino.
Si las embarcaciones pescan en altamar, a los productos de esas faenas no se los considera pesca ilegal, pues no han violado ninguna ley. En esos casos se habla de pesca no declarada o no reglamentada. Sin embargo, si los pesqueros ingresan a las zonas económicas exclusivas y pescan, ya cometen un delito y se habla de pesca ilegal.