(Washington, Estados Unidos) En el marco de la polémica en torno a la elección presidencial en Guatemala, el gobierno de Estados Unidos jugó en los últimos dos meses un rol muy importante para proteger el proceso electoral que derivó en la elección de Bernardo Arévalo como nuevo presidente, pese a los intentos de boicotear, primero, su elección con denuncias de un fraude inexistente y, ahora, que su partido pueda asumir el poder el próximo enero de 2024.
Estados Unidos movió sus fichas en Guatemala a través de acciones diplomáticas, declaraciones en medios y redes sociales de los principales responsables del Departamento de Estado para América Latina en los momentos de mayor tensión, pero también con acciones concretas en el plano político. Por ejemplo, fue de los principales contribuyentes con recursos para que la Misión de Observación Electoral (MOE) de la Organización de Estados Americanos (OEA) estuviera presente en el país en la previa y durante todo el ciclo electoral.
“Fue muy valioso que a través de la OEA, la misión de observación pudiera instalarse en el país. Hubo apoyo político pero también apoyo financiero de Estados Unidos. El Departamento de Observación Electoral de la OEA siempre tiene problemas de los fondos porque las misiones de observación requieren muchos recursos y Estados Unidos brindó ese apoyo”, destacó en diálogo con Infobae la directora para Centroamérica de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), Ana María Méndez Dardón.
La presencia de la MOE, al igual que el de la misión de la Unión Europea, permitió que observadores independientes del exterior validaran el resultado de la primera vuelta, cuando algunos actores políticos intentaron denunciar un fraude que nunca demostraron.
Por si faltaban señales de EEUU, esta semana, viajó al país el subsecretario de Estado Richard Verma, un alto funcionario de la diplomacia que se reunió con el gobierno, las autoridades electas y también con el secretario general de la OEA, Luis Almagro, para hablar ahora de financiamiento a la nueva misión de la organización que busca velar por una transición ordenada y sin mayores sobresaltos, luego de todas las interferencias que el Ministerio Público ha realizado para intentar minar la credibilidad y las acciones del gobierno electo.
Además la vicepresidenta Kamala Harris, a cargo de la relación con los países de Centroamérica, tuvo una llamada con Arévalo el fin de semana y le manifestó el respaldo de su gobierno y la intención de colaborar en su agenda anticorrupción.
El primer paso: señalar la corrupción de Porras
En mayo de 2022 el Departamento de Estado incluyó a la fiscal general de Guatemala, Consuelo Porras, en una lista negra con la que le prohibió el ingreso a Estados Unidos por haber participado “en hechos significativos de corrupción”.
“Durante su gestión, Porras obstruyó y menoscabó en forma reiterada investigaciones contra la corrupción en Guatemala con el propósito de proteger a sus aliados políticos y conseguir favores políticos indebidos. El patrón de actos de obstrucción en los que incurrió Porras presuntamente incluyen dar instrucciones a fiscales del Ministerio Público de Guatemala de que desestimen casos sobre la base de consideraciones políticas y destituyan a fiscales que investigan casos sobre actos de corrupción”, comunicó el Departamento de Estado norteamericano.
Todos los años Estados Unidos realiza, en el marco de la Sección 353 de la Ley de Compromiso Mejorado del Triángulo Norte-Estados Unidos, un informe en el que designa a “actores corruptos y antidemocráticos” en la región.
Ese paso que dio en 2022 le permitió a EEUU este año marcar con mucha más dureza todos los episodios que sucedieron luego de la primera vuelta de junio. Una vez que el Tribunal Supremo Electoral (TSE), que actuó de manera independiente en todo el proceso, descartara todas las denuncias de fraude y validara los resultados que colocaron a Bernardo Arévalo en el balotaje, la disputa se trasladó al terreno judicial.
Porras, a través del fiscal Rafael Curruchiche y con la colaboración del juez Freddy Orellana, comenzaron a atacar al TSE y especialmente al Movimiento Semilla, al promover la suspensión del partido por el que fue electo Arévalo, por una denuncia que alega que en el momento en que se inscribió en 2017, seis años antes, presentó firmas falsas. Curruchiche y Orellana también están designados en esa lista negra de actores corruptos y antidemocráticos.
En estos meses se sucedieron numerosas declaraciones públicas del responsable del Departamento de Estado para la región, Brian Nichols en medios y redes sociales. Incluso el secretario de Estado, Anthony Blinken, llegó a publicar algunos comentarios críticos. Por ejemplo el 2 de julio, cuando se intentaba señalar fraude en los comicios de primera vuelta, Blinken manifestó la “profunda preocupación” de EEUU “por los esfuerzos que interfieren con el resultado de las elecciones”. Dijo que esas acciones “violan el espíritu de la constitución de Guatemala y amenazan la legitimidad de su proceso democrático”.
Otras autoridades diplomáticas de Estados Unidos también cuestionaron explícitamente a Porras. Durante un evento del Diálogo Interamericano, Eric Jacobstein, subsecretario de la oficina para América Latina dijo que el trabajo de Porras es el de “proteger el pueblo guatemalteco pero en última instancia (lo que hace es) socavar esa institución”.
El partido en la OEA
El rol tan fuerte que jugó Estados Unidos en este tema también hizo mover al Consejo Permanente de la OEA con una mayor agilidad. El hombre clave allí fue Frank Mora, embajador de EEUU ante la organización que promovió en dos oportunidades, con otros países como Chile, Costa Rica, Canadá, Colombia y Antigua y Barbuda, entre otros, que el tema estuviese arriba de la mesa.
Así fue que antes de la segunda vuelta algunos países promovieron una declaración que luego, por la intervención del canciller guatemalteco Mario Búcaro, quedó en suspenso.
Pero luego del balotaje, cuando la semana pasada la Fiscalía volvió a la carga contra el Movimiento Semilla, EEUU y sus socios en este asunto volvieron a levantar el tema y lograron una declaración por unanimidad en la que cuestionan al Ministerio Público guatemalteco por lo que denomina son “intimidaciones” al presidente electo y las autoridades electorales.
Méndez Dardón, de WOLA, también destacó el rol que cumplió Estados Unidos en la OEA y en especial el papel que jugó Mora. “Todo el seguimiento que se le ha dado luego de la elección de Arévalo en la OEA es muy relevante. La misión de observación electoral y este frente que ha liderado el embajador Frank Mora con el apoyo de otros estados como Chile y Costa Rica, han puesto en el Consejo Permanente el debate sobre Guatemala”, dijo la especialista.
EEUU, un socio clave para Guatemala
Estados Unidos es un socio clave para Guatemala. Eso quedó demostrado en la discusión del viernes pasado cuando el Consejo Permanente de la OEA aprobó por unanimidad la declaración crítica de Guatemala.
Luego de que el texto fuese aprobado, muchos embajadores pidieron la palabra y abundaron en los cuestionamientos al rol de la Fiscalía. Uno de los más duros fue Mora.
“Estados Unidos continúa preocupado por aquellos que intentan socavar la democracia en Guatemala. Este comportamiento antidemocrático, incluye las acciones del Ministerio Público que busca suspender e intimidar a las autoridades electorales”, dijo Mora.
Inmediatamente terminó de hablar el embajador de Estados Unidos, pidió la palabra nuevamente Búcaro, el canciller de Guatemala, que ya había hablado previamente. Pero esta vez el tono elegido fue otro. Se mostró enojado, sobre todo, por el uso de la palabra “intimidar”.
Pero Búcaro, no cuestionó en nada a Mora. Focalizó todas sus energías en criticar al embajador de Uruguay, Washington Abdala, que 30 minutos antes que Mora también había hablado de “intimidación”.
Esa palabra estaba escrita cuatro veces en la declaración aprobada por todos los países, pero Búcaro se indignó porque el representante uruguayo la usara en sala. “No puedo permitir que usted hable de la palabra ‘intimidación, intimidación, intimidación’. Lo que hoy le digo es: respeto embajador, respeto embajador, respeto embajador. Todos los que estamos aquí estamos defendiendo a la democracia y no le corresponde a usted estar haciendo aseveraciones que le corresponden solo al sistema jurídico guatemalteco”, dijo el canciller de Guatemala.
Búcaro evitó confrontar en público con Estados Unidos, aunque en la negociación previa del texto que se realizó en sala antes que comenzara la sesión se lo vio discrepando con Mora por parte del texto.
EEUU es clave para Guatemala porque, entre otras cosas, es su principal socio comercial. El 40% de las exportaciones van a EEUU, hay más de 3 millones guatemaltecos viviendo en ese país, desde el que llegan USD 19.000 millones en remesas todos los años.
Para Estados Unidos también es importante la relación con Guatemala por los temas de migración. El gobierno de Giammattei fue un aliado importante para la estrategia de Estados Unidos de intentar frenar más al sur en el continente a los migrantes que intentan llegar a Norteamérica.
Para WOLA, con esta actitud que mantuvo Estados Unidos en los últimos meses jugando un “rol clave” para la defensa de la democracia en el país, el gobierno de Joe Biden se “reivindicó”, luego de haber enviado algunos mensajes “equivocados” en el pasado. “Hubo llamadas con Giammatei diciendo que son grandes socios estructurales, por temas de migración, pero sin hacer mención a los problemas de justicia en el país. Con el proceso electoral se reivindicó en llamar las cosas por su nombre”, dijo Méndez Dardón.