La ONU denunció las múltiples violaciones a los derechos humanos que sufren los migrantes que cruzan el Tapón del Darién

Asesinatos, desapariciones, tráfico de personas, robos y actos de intimidación perpetrados por grupos del crimen organizado son los peligros que enfrentan quienes se aventuran a atravesar la región buscando una mejora en sus vidas

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Migrantes caminan en la selva
Migrantes caminan en la selva del Darién, el 18 de agosto de 2023, en el sector de Lajas Blancas, en Darién, Panamá (EFE/Carlos Lemos)

La Oficina de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos expresó este martes su preocupación por las “múltiples violaciones y abusos” que enfrentan los migrantes que cruzan el Tapón del Darién, una densa selva tropical que conecta América del Sur con Centroamérica y sirve como ruta de paso para muchas personas que buscan llegar a Estados Unidos y Canadá.

En una rueda de prensa, Marta Hurtado, portavoz de la oficina de la ONU, señaló que “los migrantes están expuestos a múltiples violaciones y abusos de los derechos humanos durante su viaje, incluyendo la violencia sexual, que representa un riesgo particular para los niños, mujeres, individuos pertenecientes al colectivo LGBTI y personas con discapacidad”.

Entre las violaciones reportadas, Hurtado reveló que hay asesinatos, desapariciones, tráfico de personas, robos y actos de intimidación perpetrados por grupos del crimen organizado.

Durante este año, más de 330 mil personas atravesaron esta región montañosa de 575 mil hectáreas, situada entre Colombia y Panamá, marcando la cifra anual más alta registrada hasta el momento, en comparación con las 248 mil que lo hicieron en 2022.

Hurtado también informó que “los migrantes caminan una media de entre cuatro y siete días durante los meses de sequía, mientras que este período se extiende hasta 10 días durante la estación de lluvias que dura nueve meses en la región”.

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Durante este año, más de 330 mil personas atravesaron esta región montañosa de 575 mil hectáreas, situada entre Colombia y Panamá, marcando la cifra anual más alta registrada hasta el momento (REUTERS/Adri Salido)

Frente al incremento en la migración, el Gobierno de Panamá instaló dos centros de recepción en la provincia de Darién y uno en la frontera con Costa Rica, con la colaboración de la comunidad internacional. Estos centros proporcionan refugio, alimentos, atención médica, agua y saneamiento.

Sin embargo, de acuerdo a Hurtado, la asistencia humanitaria en Panamá y Costa Rica sigue siendo “limitada”, lo que agrava las precarias condiciones de vida y aumenta la vulnerabilidad de las personas migrantes.

Por esa razón, la ONU instó a la comunidad internacional a fortalecer su apoyo y exhortó a ambos países a abordar los “factores estructurales” que impulsan a las personas a dejar sus hogares y emprender estos viajes en busca de una vida “más digna y segura” para ellas y sus familias.

La portavoz concluyó que “abordar los desafíos migratorios requiere esfuerzos y soluciones colectivas a nivel regional e internacional”.

La ONU instó a la
La ONU instó a la comunidad internacional a fortalecer su apoyo (EFE/Bienvenido Velasco)

“Militarizar la frontera solo aumenta el sufrimiento de los migrantes”

Para hacer frente al aluvión de migrantes, algunos gobiernos comenzaron a pensar en la idea de militarizar la frontera. La organización Médicos Sin Fronteras (MSF) manifestó que una medida de esa naturaleza sólo sirve para aumentar el sufrimiento de estas personas.

“Nosotros no tenemos la capacidad de sugerir rutas o políticas migratorias pero lo que podemos decir es que, como hemos visto en tantos contextos, la segurización de las fronteras, la militarización de las fronteras, no reduce el tránsito de migrantes, pero aumenta su sufrimiento”, expresó el jefe de la oficina para Colombia y Panamá de MSF, Luis Eguiluz, a la agencia de noticias EFE.

Y siguió: “Les hace más vulnerables a las mafias que se enriquecen con este tráfico de personas y les hace más difícil el acceso a servicios básicos. Por lo tanto, la segurización de fronteras no va a reducir el tráfico de migrantes”, subrayó; al tiempo que agregó que la solución va por “rutas seguras” que “reduzcan el sufrimiento y la exposición a peligros de estas personas que se ven abocadas a migrar”.

Frente al incremento en el tránsito por esta selva, el Gobierno de Colombia permanece en silencio; mientras que el panameño “ha tomado la decisión de transformar este problema humanitario en uno de seguridad nacional”, indicó su ministro de Seguridad Pública, Juan Manuel Pino.

“Cualquier intento de reducir el tráfico -y lo vemos claramente en el Mediterráneo- expone a las personas a riesgos hasta cierto punto innecesarios cuando se pueden permitir rutas en las que se asegure el acceso a servicios y que no se exponga peligros”, concluyó Eguiluz.