(Desde Santiago, Chile) Vestido de traje y humita, Jimmy Lippert Thyden dijo “hola mamá”, y se fundió en un largo abrazo con María Angélica González. “Te amo”, le dijo después, mientras ambos lloraban de la emoción. Era la primera vez que se veían en 42 años.
¿Cómo es posible? La historia la contó el propio Jimmy en su cuenta en Instagram, la que parte diciendo que “durante 42 años me creyeron muerto”.
Luego se explayó sobre su familia, su otra familia: los Lippert Thyden, quienes lo adoptaron hace 40 años y lo criaron en Arlington, Virginia. Estados Unidos.
“Lo que no sabía era que 42 años antes, a mi mamá le habían robado mi existencia. Víctima de una mentira muy arraigada y bien organizada. El gobierno de Chile, bajo Pinochet, tenía un malvado plan para sacar a los niños de Chile y adoptarlos fuera del país con fines de lucro. Los padres adoptivos pagaron lo que creían que eran honorarios legítimos”, cuenta.
“En realidad, a María Angélica González Cuevas le dijeron que su bebé prematuro necesitaba ser puesto en una incubadora. Antes de que pudiera siquiera abrazarme o nombrarme, los médicos y las enfermeras me llevaron a una incubadora. Eso es lo que le dijeron. De hecho, era sólo un plan. Cuando mi Mamá preguntó por mí, preguntó por su bebito, en el hospital le dijeron que yo había muerto. Cuando pidió mi cuerpo para tener la dignidad de un entierro para su hijo, le dijeron que ya había sido desechado”.
Así, agregó, “durante 42 años viví en esta tierra con papeles del gobierno chileno que decían que no tenía familiares vivos”.
Eso, hasta que un día leyó la historia de Scott Lieberman, otro joven chileno que había sido robado de los brazos de su madre, y se preguntó si su caso sería similar. Y lo era.
Hace un par de semanas, Jimmy Lippert Thyden, quien estuvo en el ejército de EE.UU. y es abogado, viajó junto a su esposa Johannah y sus dos hijas, Ebba Joy y Betty Grace, hasta Valdivia, su ciudad natal, para encontrarse con su madre y sus cuatro hermanos. En rigor, conocerlos.
Kit de ADN
Tal como lo había hecho Lieberman, Jimmy acudió a la plataforma genealógica My Heritage, que se ha convertido en una suerte de repositorio de ADN de niños que fueron adoptados durante ese tiempo. Eso, gracias a kits que la organización ha distribuido entre las familias que adoptaron niños. Eso, con la ayuda de la organización local Nos Buscamos, que es la que hizo el nexo de Jimmy con su madre.
En el diario USA Today, María Angélica González contó que cuando se enteró de la existencia de Jimmy “no me lo podía creer”.
En ABC News, Lippert Thyden contó que lo primero que le dijo su madre biológica fue “mijo, no tienes ni idea de los océanos que he llorado por ti. ¿Cuántas noches he estado despierta rezando para que Dios me deje vivir el tiempo suficiente para saber lo que pasó?”.
Tras reunirse con su madre y conocer a sus hermanos, el abogado reveló que estaba feliz, “pero lamento la pérdida de 42 años de tiempo con mi familia, con mis hermanos, con ella… Es la frustración de perder mi cultura y la frustración de perder tanto tiempo, no tener recuerdos juntos ni la experiencia de un vida compartida”.
Como una forma de recomponer el tiempo perdido, en casa de su madre esperaban a Jimmy con 42 globos, que representaban los 42 cumpleaños que no pudieron celebrar.
20 mil adopciones irregulares
Se estima que hay cerca de 20 mil víctimas de adopciones irregulares en Chile, desde los años 60 en adelante. Y que en algún momento existió una organización dedicada al tráfico de niños, que era liderada por un médico y un sacerdote. En el caso de Jimmy Lippert Thyden, la familia acusa a una trabajadora social de nombre Telma Uribe y la abogada María Luisa Avendaño, quien luego se convirtió en jueza.
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