“El presidente Allende ha muerto”: desclasificaron los reportes sobre el golpe en Chile que la CIA entregó a Nixon

A días de cumplirse el 50 aniversario del comienzo de la dictadura de Augusto Pinochet, el gobierno estadounidense permitió el acceso a los informes de inteligencia que se entregaron en la Casa Blanca el 8 y 11 de septiembre de 1973

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El bombardeo al Palacio de la Moneda el 11 de septiembre de 1973
El bombardeo al Palacio de la Moneda el 11 de septiembre de 1973

(Desde Santiago, Chile) “Desde Chile se han recibido varios reportes que indican la posibilidad de un intento de golpe militar”.

Así es como empieza el informe diario del 8 de septiembre de 1973 reservado para la lectura exclusiva del presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, y que el gobierno de Joe Biden liberó este viernes en respuesta a una solicitud del gobierno de Chile. Todo esto, a poco más de dos semanas de la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado.

Aunque no es preciosamente sorpresivo, si algo queda más que demostrado en esos dos informes, es que el gobierno de Nixon sabía lo que se estaba fraguando en Chile contra el gobierno de Salvador Allende.

El documento, el “daily brief”, que aún conserva frases y fuentes tachadas, comienza diciendo que “los disturbios se centran en la marina, cuyo personal ha estado nervioso por el inminente nombramiento de un nuevo jefe de servicio. Los hombres de la Armada que conspiran para derrocar al gobierno ahora reclaman el apoyo del Ejército y de la Fuerza Aérea”.

Más adelante señala que, hasta ese momento, no había evidencia de una coordinación entre las tres ramas de las Fuerzas Armadas y precisa que los generales del Ejército se planteaban aumentar su influencia en el gobierno. El texto advierte, además, que “si los exaltados de la Armada actúan creyendo que automáticamente recibirán apoyo de los otros servicios podrían encontrarse aislados”.

Sin embargo, ese informe del 8 de septiembre agrega que tenían indicios de que oficiales de la Armada podrían estar realizando acciones contra el gobierno en coordinación con civiles contrarios al régimen de Allende.

“El movimiento de extrema derecha Patria y Libertad ha estado bloqueando carreteras y provocando enfrentamientos con la policía nacional, aumentando la tensión causada por las continuas huelgas y los movimientos políticos de oposición”, afirma.

El presidente Richard Nixon estaba al tanto de que en Chile se estaba fraguando un Golpe de Estado. (AP Foto, Archivo)
El presidente Richard Nixon estaba al tanto de que en Chile se estaba fraguando un Golpe de Estado. (AP Foto, Archivo)

Allende, dice el informe, creía que en la perspectiva de un enfrentamiento armado entre sus seguidores y las Fuerzas Armadas, “sus partidarios no tienen suficientes armas para prevalecer en tal caso y que no serviría de nada tratar de distribuir más armas ahora, ya que los militares no lo permitirían. Concluyó que la única solución es política”.

El informe clasificado cierra diciendo que Allende estaba preocupado por las sostenidas presiones de la oposición y los militares contra él.

Aunque el informe es acotado, resume en detalle lo que se estaba urdiendo.

La última esperanza de Allende

El informe diario del 11 de septiembre da cuenta del desarrollo de los hechos. Eso sí, por la descripción de la situación deja claro que ese documento es de antes de que el Golpe hubiese comenzado.

“En Chile, los planes de los oficiales de la Armada para desencadenar una acción militar contra el gobierno de Allende… supuestamente cuentan con el apoyo de algunas unidades clave del Ejército. La marina también cuenta con la ayuda de la Fuerza Aérea y la policía (Carabineros) nacional”.

También dice que, aunque los militares estaban cada vez más decididos a restaurar el “orden político y económico, es posible que aún carezcan de un plan coordinado eficazmente que aproveche la oposición civil generalizada”.

De todas formas, finaliza advirtiendo que los “socialistas, los extremistas de izquierda y los comunistas están igualmente decididos a no ceder. Están apostando a que la oposición militar y política no puede llevar a cabo medidas para derrocar al gobierno o incluso imponerle restricciones. El presidente Allende, por su parte, todavía espera que la contemporización evite un enfrentamiento”.

El día después

Aunque no es una nueva revelación, el informe diario del 12 de septiembre relata que el golpe es un hecho, que el control de Chile está en manos de las Fuerzas Armadas y de Carabineros. Dice que “los nuevos gobernantes”, la junta militar, declaró al congreso en receso.

El presidente Allende ha muerto, pero no se ha confirmado que se suicidó. La junta está tomando precauciones para no ser culpada por la muerte de Allende y está organizando un entierro familiar privado en su Valparaíso natal hoy”, dice el documento, que agrega que, contrario a lo que se pensaba “no hubo un apoyo masivo de los trabajadores a Allende frente al golpe militar”.

“Muchos partidarios de la administración de Allende fueron tomados por sorpresa y es posible que permanezcan ocultos hasta que mejoren las posibilidades de represalias”, dice.

En el informe entregado a Nixon el 13 de septiembre se describe que la junta había designado a Augusto Pinochet, y que se pretendía declarar ilegales a los partidos que apoyaban la administración de Allende. Que persistía la resistencia de algunos obreros que mantenían algunas fábricas tomadas.

“Mientras tanto, la junta ha obtenido declaraciones de respaldo (especialmente del Partido Demócrata Cristiano y del Presidente de la Corte Suprema) y espera pronto más promesas de apoyo de otros partidos e instituciones chilenas”, dice el documento.

Proceso complejo

A principios de este mes, el embajador de Chile en Estados unidos, Juan Gabriel Valdés, había emprendido la cruzada de que Estados Unidos fuera desclasificando más documentos relativos al golpe.

“Nosotros todavía no conocemos lo que el presidente Richard Nixon vio en su escritorio en la mañana del golpe militar y cómo se le informó de que el golpe había sucedido”, dijo el diplomático en una entrevista con EFE.

“Hay detalles que nos interesan, son importantes para poder reconstruir nuestra propia historia”, agregó Valdés.

En el comunicado en que da cuenta de la liberación de estos documentos, el Departamento de Estado de los Estados Unidos explicó que la desclasificación de documentos es un proceso complejo en el que se toman en cuento un montón de factores, incluyendo los riesgos y beneficios que conllevan la divulgación de información específica.

“Teniendo en cuenta estos factores, el gobierno de los Estados Unidos completó esta revisión de desclasificación en respuesta a una solicitud del gobierno de Chile y para permitir una comprensión más profunda de la historia que compartimos”, dice la explicación.

La ministra subrogante de Relaciones Exteriores de chile, Gloria de la Fuente, agradeció al gobierno de Estados Unidos la desclasificación de ambos documentos de la CIA.

“A pocas semanas de la conmemoración del quiebre de la democracia en Chile agradecemos especialmente a la administración del presidente Biden por su voluntad en acoger la petición para desclasificar archivos que dicen relación con nuestro país. A 50 años del golpe militar, la desclasificación de archivos de esta documentación promueve la búsqueda de verdad y refuerza el compromiso de nuestros países con los valores democráticos porque democracia es memoria y también es futuro”, dijo la canciller subrogante.

La desclasificación de los informes diarios del 8 y del 11 de septiembre de 1973 se produce dos semanas después de que el Congreso chileno aprobara solicitar al ministerio de Relaciones Exteriores que realizara gestiones para la liberación de estos documentos. Y a una semana de la visita de una delegación de congresistas demócratas de Estados Unidos a Chile, delegación encabezada por Alexandria Ocasio-Cortez y la jefa de gabinete del senador Bernie Sanders, Misty Rebik.

El informe del 8 de septiembre de 1973 aseguraba que era la Armada y no el Ejército el que llevaba la batuta del golpe en Chile. Y que Allende hasta el final tuvo la esperanza de postergar el enfrentamiento entre sus seguidores y las Fuerzas Armadas.
El informe del 8 de septiembre de 1973 aseguraba que era la Armada y no el Ejército el que llevaba la batuta del golpe en Chile. Y que Allende hasta el final tuvo la esperanza de postergar el enfrentamiento entre sus seguidores y las Fuerzas Armadas.

Las cifras de la dictadura en Chile suman más de 40.000 víctimas, que agrupa ejecutados, detenidos desaparecidos y personas torturadas. Se estima que la cantidad de muertos por agentes del Estado chileno superan las 3.200 personas y, hasta el día de hoy, aún sigue habiendo 1.159 detenidos desaparecidos que sus familiares siguen buscando.

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