(Desde Montevideo, Uruguay) - Las lluvias que hubo la semana pasada en algunos puntos del sur de Uruguay, en los que se llegaron a acumular cerca de 150 milímetros, le permiten al meteorólogo Mario Bidegain concluir que la sequía que afectó al país terminó. Esa cantidad representa, en volúmenes de agua, una vez y media más de lo esperado para todo agosto.
“Son cifras que no veíamos desde comienzos del 2020, cuando comenzó la sequía. Por lo tanto, creemos que este proceso tan prolongado debería estar llegando a su fin y más si se toman en consideración los pronósticos que se hacen para los próximos meses”, dijo Bidegain, también asesor del Instituto Nacional de Meteorología, este martes 22 en el programa radial En Perspectiva.
Los pronósticos coinciden que se ingresó en una fase “cálida” del fenómeno de El Niño, lo que implica que durante la primavera en Uruguay, en el sur de Brasil y en el este de Argentina haya “excesos de lluvia”, que estarán por encima de los valores esperados.
“Estamos esperando una primavera en 2023 húmeda en gran parte de Uruguay, pero fundamentalmente en el norte del país, donde está la cuenta del Río Uruguay, Río Negro y cuenca del Río Cuareim”, detalló el experto.
Las lluvias que cayeron sobre la cuenca del Río Santa Lucía, una de las fuentes principales del agua que llega a los hogares de Montevideo, provocaron una reducción del riesgo de no poder abastecer de agua potable a la población.
El déficit hídrico que afectó al país en los últimos dos años –y que de acuerdo a estos pronósticos habría terminado– tuvo un efecto crítico desde mayo en los hogares de Montevideo y sus alrededores. La escasez que había del recurso natural en los embalses que nutren a OSE –la empresa pública encargada del abastecimiento– provocó un aumento de los niveles de cloruro y de sodio en el agua que sale de la canilla en el área metropolitana uruguaya.
Bidegain agregó que esta semana llovieron entre 20 y 30 milímetros que se suman a las lluvias abundantes de la semana pasada. “Los suelos ya están saturados y toda esta lluvia va a escurrir en su totalidad y van a engrosar el caudal de arroyos, ríos y llenará los embalses”, dijo el meteorólogo.
Una de las fuentes que nutre al Río Santa Lucía es la represa de Paso Severino, ubicada a 87 kilómetros de Montevideo. Es una gran reserva de agua dulce que tiene OSE, pero que durante la peor etapa de la crisis llegó a contar con apenas el 1% de sus reservas. Esta semana, su capacidad llegó al 50% y se pronostica que su caudal seguirá creciendo.
Esa cantidad aumentará hasta entre el 60% y el 70% de su capacidad al finalizar esta semana. “Por primera vez en muchísimos meses tenemos una situación prácticamente normal a nivel del embalse de Paso Severino”, destacó Bidegain.
Hasta el 10 de agosto, había dos regiones de Uruguay que todavía mostraban un “remanente” de la sequía: el departamento de Artigas, al norte, en el límite con Brasil, y en Canelones y Maldonado. Esa situación también cambió gracias a las lluvias de los últimos días. “Estamos con una situación ideal a nivel de suelos, con un 100% de humedad, que no pueden contener más agua”, dijo el experto.
Pero esa buena noticia, tiene una contracara que puede llegar a ser crítica: el riesgo de inundaciones.
“Es un riesgo importante que vamos a tener en estos próximos meses, a partir de septiembre, por la influencia de la fase cálida de El Niño. El mes de octubre tal vez sea el más crítico en cuanto a los eventos de inundación localizada, como ya es historia”, dijo el meteorólogo de Inumet.
Se han registrado recientemente casos de inundaciones en poblaciones cercanas al Río Cuareim, al norte, y al Río Yi, en el centro del país, que son las localidades que en general son más afectadas por la fase cálida del Océano Pacífico (lo que genera el fenómeno de El Niño), durante la primavera.
Esta fase cálida será más moderada de lo que pronosticaban los modelos hace algunas semanas, lo que provoca que las “potenciales inundaciones” no sean “tan importantes”, aclaró Bidegain.
Esta característica se va a mantener por varios meses, al menos hasta el otoño de 2024. “Vamos a tener un verano muy diferente al pasado, que tuvo altísimas temperaturas, olas de calor, déficit de lluvias en todos los meses y altas tasas de evaporación. El escenario va a ser totalmente opuesto: van a haber numerosos días con lluvia, cielos nublados o cubiertos y temperaturas que no van a ser tan elevadas, e incluso por debajo de los valores normales”, pronosticó el meteorólogo.
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