En mayo de este año, la Corte Constitucional del Ecuador emitió un dictamen favorable para la realización de una Consulta Popular para mantener el crudo del bloque 43 del Parque Yasuní, en la amazonía ecuatoriana, indefinidamente bajo el suelo. La petición para consultar a la ciudadanía sobre este particular fue impulsada por el colectivo Yasunidos, quienes presentaron la solicitud en el 2013. Luego de varias acciones administrativas y jurisdiccionales, el expediente fue remitido a la Corte Constitucional el 28 de septiembre de 2022.
La consulta popular se votará este 20 de agosto, junto con las elecciones extraordinarias que se celebran en Ecuador luego de que el presidente Guillermo Lasso decretó la disolución cruzada. Los electores responderán a la pregunta: ¿Está usted de acuerdo con que el Gobierno ecuatoriano mantenga el crudo del ITT, conocido como bloque 43, indefinidamente bajo el subsuelo?
Con más de 1 millón de hectáreas, el Yasuní es uno de los espacios más biodiversos del planeta. En 1989 fue declarado como Reserva de la Biosfera por la UNESCO porque alberga más de 300 especies de anfibios y reptiles, casi 400 tipos de mamíferos y 600 especies de aves, que se encuentran en su superficie.
De acuerdo con la información del Ministerio del Ambiente, el Yasuní es el área protegida más grande del Ecuador continental. Está ubicado a 250 kilómetros de Quito, la capital del país, en el corazón del bosque húmedo tropical amazónico. El Parque Nacional Yasuní es el hogar de comunidades indígenas de las nacionalidades Waorani y Kichwa. Además en sus recónditos bosques transitan los Tagaeris y Taromenanes, dos pueblos indígenas que viven en aislamiento voluntario.
El Yasuní se encuentra al nororiente de Ecuador. El área protegida tiene territorio en las provincias amazónicas de Pastaza y Orellana, entre el río Napo y el río Curaray –también conocidos por su biodiversidad– en plena cuenca amazónica.
De acuerdo con el Ministerio de Ambiente de Ecuador el Yasuní se caracteriza por “los monos aulladores, las caminatas nocturnas para ver caimanes, los recorridos ecológicos junto a nutrias gigantes y delfines que atraviesan el río Napo, los magníficos bosques y un importante asentamiento indígena ancestral”.
Las posturas a favor y en contra de la explotación del Yasuní abarcan no solo el eje económico sino el de los derechos de las comunidades indígenas que allí habitan y la necesidad de conservar un lugar megadiverso.
A favor
En entrevista con Infobae, Pedro Bermeo, vocero del colectivo Yasunidos, explicó cinco razones para votar a favor de que se mantenga el petróleo bajo tierra en el Yasuní. Bermeo incluso reconoció que esta consulta pone al Ecuador en la mirada mundial en materia de conservación y que reconocidas figuras a favor del ambiente han levantado su voz por este propósito, como el actor y activista Leonardo Dicaprio, que se sumó a la campaña por el sí.
La primera razón es enfrentar el cambio climático. Para Bermeo, está en juego la vida del planeta y para evitar los efectos adversos de esta realidad científica se necesita dejar de emitir gases de efecto invernadero. Estas emisiones se acumulan en la atmósfera de la Tierra y que absorben la radiación del sol. Como resultado aumentan el calor en la atmósfera.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha explicado que “los combustibles fósiles comprenden el 80% de la demanda actual de energía primaria a nivel mundial y el sistema energético es la fuente de aproximadamente dos tercios de las emisiones globales de CO2″. Para la ONU, estos combustibles son extremadamente ineficientes y contaminantes, sobre todo en lo que respecta a la calidad del aire interior en muchos países menos adelantados”. Según Bermeo, 400 millones de toneladas de CO2 se dejarían de emitir solamente con evitar quemar el combustible.
La segunda razón radica en la biodiversidad del Yasuní. Bermeo aseguró que “el 90 % de las plantas en el Yasuní son endémicas... Tiene una gigantesca concentración de mamíferos, de aves. de reptiles, de insectos”. La ONG Wildlife Conservation Society (WSC) ha indicado que la explotación petrolera del subsuelo del Yasuní es una amenaza a la biodiversidad de la Amazonía ecuatoriana.
En julio de 2021, la WCS Ecuador señaló que “en el Yasuní, el desarrollo de actividades como la industria petrolera, minera y de madera, las construcciones de vías terrestres, y otras actividades ilegales como son la cacería comercial y el tráfico de vida silvestre son algunas de las amenazas que enfrentan las distintas especies de monos que viven en este parque nacional”.
Bermeo explicó que zonas biodiversas como el Yasuní prestan servicios ambientales al mundo, como el oxígeno que respiramos: “entonces este cuando hablamos de la conservación de la Amazonía estamos hablando del pulmón del mundo”, aseguró.
El tercer factor, indicó el activista, está relacionado con los derechos de las comunidades indígenas que habitan en el Yasuní: “se trata de una lucha también por los derechos humanos de los pueblos aislados y los pueblos también que ya están en reciente contacto”, dijo Bermeo. Según la Unesco, en el Yasuní, “los principales grupos étnicos son los Waorani, Kichwa y Shuar, además de colonos”. Se estima que hay alrededor de 19.900 habitantes, según datos del 2010. De estos, entre 200 y 300 son personas viviendo en aislamiento voluntario: los tagaeri y taromenane.
Otra razón, la cuarta, es que Ecuador podría convertirse en “un ejemplo en la democratización de la política climática”, en palabras de Leonardo Dicaprio, en caso de que el sí ganara en la consulta. Bermeo aseguró que lo que sucederá el domingo “es un hito histórico en la democracia del país”.
La quinta razón para votar por el sí, dijo Bermeo, es que el poder popular podrá triunfar frente a los intereses de las empresas extractivistas.
Al consultarle sobre las pérdidas económicas, el activista señaló que las pérdidas que ocasionaría dejar el crudo bajo tierra en el Yasuní corresponden a menos de 0.5% del presupuesto del Estado. Para Bermeo, las cifras que manejan quienes promocionan el No están infladas.
Carlos Larrea, doctor en economía política y profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar, explicó en un video difundido por la activista Nina Gualinga que la estimación de que Ecuador dejará de percibir USD 1.200 millones en caso de que el Sí ganara, es una “enorme exageración”. Larrea explica en la pieza audiovisual que ese valor proviene de la idea de que el bloque 43 (ITT) produce 55.000 barriles diarios, cuando la realidad es que este año ha producido 47.000 barriles “y cada año seguirá bajando porque el ITT está en franca declinación”.
Además, según el catedrático, el petróleo que se extrae del ITT es pesado y de baja calidad, para extraerlo se requiere un gasto de USD 35 por barril, y se vende en USD 51 por barril en promedio. Por ello, la estimación de quienes promulgan el Sí es que la pérdida sería de USD 225 millones.
En contra
Para conocer los argumentos de quienes promueven que la extracción en el Yasuní continúe, Infobae conversó con Nelson Baldeon, vocero de la Sociedad de Ingenieros Petroleros. El experto sostuvo que hay mucha desinformación sobre la realidad de la extracción de crudo en el ITT y que hay USD 2.000 millones invertidos en la planta de producción que existe en la zona porque se estimó una explotación para 20 o 30 años de producción. Además, aseguró que la decisión de la Corte Constitucional evita que el país se vea como un Estado con seguridad jurídica y eso no es bueno para las inversiones.
En caso de ganar el sí, Baldeon explicó que no solo habría que considerar las pérdidas anuales por la falta de extracción en la zona, que según estiman los petroleros es de USD 1.200 millones; sino que habría que desmontar toda la estructura de explotación, lo cual representaría otros USD 500 millones: “Entonces es un número enorme sumándole al déficit fiscal que tenemos en importación de derivados que es una factura que ya nos vendrá. Si el próximo gobierno no elimina los subsidios y si no logra tener una manera de generar los ingresos necesarios, tendrá que hacer una reforma tributaria inmediata que pegará a la clase media”.
Además, según un informe del Banco Central del Ecuador, detener la explotación en el ITT generaría una pérdida de 30.693 empleos en 2023 y de 31.688 en 2024.
De acuerdo con un monitoreo bioético de Petrolia Ecuador, una empresa filial de New Stratus Energy, que se ejecutó en los Bloques 16 y 67 (Tivacuno) desde 1994 hasta 2022, el Yasuní “por su dinámica propia y características únicas mantienen una alta capacidad de resiliencia y autodepuración a cualquier tipo de actividad antrópica presente en el área, ya sea hidrocarburífera (ejecutada de manera responsable) o actividades humanas”. El estudio de la petrolera concluye que “con una operación petrolera responsable, durante 30 años, en los Bloques 16 y 67 (Tivacuno), se ha logrado convivir con las comunidades, el medioambiente y la biodiversidad”.
Quienes defienden la extracción, en el caso del Bloque 43, han difundido que la estatal petrolera Petroecuador “ha gestionado una operación responsable con las comunidades y el ecosistema de esta zona biodiversa, generando recursos económicos que aportan a la consecución de obras en varios sectores del país”.
Además, la adecuación y el trabajo en la zona sirvió para el fortalecimiento de las relaciones con las comunidades ancestrales de la zona de influencia, a través de la ejecución del Programa de Relaciones Comunitarias de Petroecuador. Según los petroleros, la infraestructura de este bloque tiene tecnología que minimiza el impacto de las actividades extractivas en el ecosistema amazónico.
Otro de los argumentos a favor del No, según dijo Miguel Robalino, ex gerente de Petroecuador, en una entrevista en Radio City, la explotación petrolera en el Yasuní solo ocupa 80 de 1 millón de hectáreas que conforman la zona.
En general, quienes piden que continúe la extracción de crudo en el ITT se enfocan en la necesidad económica que tiene Ecuador, un país petrolero, sobre la actividad de explotación. Los ingenieros petroleros han señalado que sin los barriles de crudo que se producen en el Yasuní habría una afectación en el presupuesto del Estado y el gobierno deberá realizar recortes en áreas sensibles: “el petróleo y el dólar nos ha cambiado la vida, por lo menos a los que tenemos una vida decente”, dijo Baldeon.
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