Pese a centrar sus esfuerzos en la invasión a Ucrania, Rusia mantiene su ambición expansionista e intenta sacar provecho de los pocos aliados que le quedaron tras la agresión a Kiev. Uno de ellos es Bolivia, donde cada vez es mayor la presencia e influencia de Moscú. Esta semana el gobierno de Luis Arce recibió los componentes iniciales del reactor nuclear de investigación que se construye en el Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnología Nuclear de El Alto.
Según lo detallado por la cancillería rusa, será el primero en el mundo a 4.000 metros sobre el nivel del mar.
“Avanzamos por la senda del desarrollo, la ciencia y la tecnología como pueblo digno y soberano. Llegó a Bolivia la vasija y el primer componente del Reactor Nuclear de Investigación, que estará en el Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnología Nuclear de El Alto”, anunció el pasado domingo el presidente Arce.
Detalló, asimismo, que el reactor nuclear de investigación “está diseñado para estudiar y desarrollar aplicaciones nucleares con fines científicos y tecnológicos”. “Será el primero en el mundo a 4.000 metros sobre el nivel del mar, abriendo un abanico de posibilidades para la investigación”, agregó.
“Con el apoyo de Rusia, nuestro socio y país amigo, superaremos la brecha tecnológica y desarrollaremos, junto a profesionales bolivianos, tecnologías nucleares para medicina oncológica. También para mejorar la producción de alimentos e industrialización”, resaltó en sus redes el mandatario.
Erlan Vásquez, especialista en ingeniería nuclear de la Agencia Boliviana de Energía Nuclear (ABEN), explicó a la prensa local que la nueva infraestructura tendrá 200 kilovatios de potencia térmica y “es de tipo piscina moderado y enfriado por agua ligera”. Según indicó, la vasija que llegó esta semana a Bolivia fue diseñada para albergar al reactor nuclear.
El componente fue construido por la Corporación Estatal de Energía Nuclear Rosatom, que está a cargo de las obras de construcción del centro nuclear de investigación, cuya finalización está prevista para 2025.
El científico boliviano dijo que con la instalación de este componente el proceso pasará de la fase de construcción a la de montaje del equipamiento: “Es el inicio de la instalación de los componentes que forman parte del corazón del reactor”.
Por su parte, comentó que los reactores son utilizados por científicos, ingenieros y académicos para realizar experimentos, generar datos científicos y formar profesionales. Y destacó que sus aplicaciones son de amplio rango, ya que se puede utilizar para diferentes campos como el medioambiental, el industrial y el minero, entre otros.
El centro de investigación de El Alto ya cuenta con el Complejo Ciclotrón-Radiofarmacia, que produce radiofármacos para el diagnóstico del cáncer y el Centro de Irradiación Multifuncional, para procesar alimentos para la exportación, según indica la agencia de noticias rusa Sputnik.
El Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnología Nuclear forma parte de una serie de acuerdos firmados en Moscú en 2019 entre Bolivia y Rusia en materia energética, de seguridad y explotación de litio. En ese entonces Evo Morales -hoy distanciado y peleado con Arce- era el presidente boliviano, y recibió una fuerte crítica por parte de la oposición, que también alertó sobre los verdaderos intereses del Kremlin.
Para dar los primeros pasos en el uso de la energía atómica, el gobierno de Bolivia creó en abril de 2016 a la Agencia Boliviana de Energía Nuclear y suscribió sus primeros acuerdos para recibir cooperación rusa.
Tras la firma de los acuerdos de 2019 y la puesta en marcha del proyecto, varios especialistas han advertido que el interés del Kremlin detrás de la construcción de la central nuclear está vinculado al acceso de recursos estratégicos con los que cuenta el país sudamericano como el uranio y el litio.
Lo propio ocurre con China, a quién Bolivia también entregó el control del litio tras la firma de contratos con dos empresas chinas y una rusa para explotar los yacimientos de litio de Uyuni y Pastos Grandes, considerados los más grandes de la región.
En junio pasado, tras meses de licitaciones, el gobierno de Arce confirmó que Uranium One Group, de Rosatom, y la empresa estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) acordaron la construcción de un complejo industrial en el salar de Pastos Grandes para la extracción y producción de este mineral.
Con este anuncio, la compañía -bajo la órbita del Kremlin- se hizo un lugar en una de las principales reservas de litio del mundo y garantiza, con ello, su acceso a este producto clave, además de afianzar su presencia en la región.
Meses atrás, los servicios de inteligencia de Lituania alertaron que Rosatom encubrió incidentes y entrega tecnología defectuosa. “Rosatom intenta mantener su posición en el mercado de la energía nuclear; sin embargo, según los servicios de inteligencia, las tecnologías que suministra son defectuosas”, afirmó el Departamento de Seguridad del Estado lituano, el pasado mes de marzo.
“Rosatom ha estado ejecutando proyectos nucleares en el extranjero mediante la construcción y el mantenimiento de centrales nucleares y el suministro de productos de uranio, [que] no sólo contribuyen al presupuesto nacional de Rusia y financian el crecimiento de las capacidades militares del país, sino que también ayudan a la influencia política de Rusia en el extranjero”, agregó el informe de inteligencia lituano.
El litio es un recurso estratégico e imprescindible para la transición hacia energías más limpias y renovables. Es por ello que es considerado uno de los instrumentos del futuro, ya que es el principal componente de las baterías de los automóviles eléctricos, celulares y otros dispositivos electrónicos, de gran consumo en todo el mundo.
Seguir leyendo: