(Desde Montevideo, Uruguay) Valentina Cancela, oriunda de Maldonado (Uruguay) era buscada desde el martes. Al día siguiente, la aparición de una mochila en una playa de Punta del Este dio una pista sobre lo que había sucedido con la adolescente de 17 años. Un par de horas después, su ex pareja, también de 17 años, llegó a ese lugar, bajó hasta la arena y mostró dónde la había asesinado.
El adolescente declaró este jueves ante el fiscal y por la tarde llegó encapuchado y con un chaleco antibalas para comparecer ante un juez. La Fiscalía pedirá la pena máxima para el adolescente que confesó haber matado a su ex novia, informó el vocero de la institución, Javier Benech, a Canal 10. La mayor condena para un menor de edad son cinco años, excepto para los delitos de homicidio agravado por femicidio, para quienes la privación de libertad puede llegar a los 10 años.
Antes de encontrar el cuerpo, se sabía que el adolescente había sido la última persona que vio a Valentina porque las cámaras de seguridad del Ministerio del Interior los habían captado juntos. En las imágenes se veía que él estuvo entrando y saliendo de la zona de la playa durante tres horas y se había convertido en el principal sospechoso.
Los martes Valentina tenía que ir a clases de inglés. Como la hora se acercaba y su hija no aparecía, Liliana Sarmoria se comenzó a comunicar con ella para que llegara a la clase a tiempo. Pero nunca respondió. “En un momento empiezo a sentir una opresión muy fuerte en el pecho. Fue la intuición de madre. ‘Algo anda mal’, pensé”, contó ante los medios.
Relación y denuncias
La relación entre el menor ahora imputado y la víctima inició como un amorío de adolescentes. “Era una chica que venía de un buen hogar, con muchos valores de confiar en el otro. Él se mostraba como una persona galante, no tanto con palabras sino con detalles”, contó la madre de la víctima a los medios, según publicó El Observador.
Con el paso del tiempo, la relación se volvió violenta.
La pareja de adolescentes “iba y venía” en su vínculo hasta febrero cuando terminaron definitivamente. En ese momento, la familia de Valentina denunció al joven por maltrato físico y por las agresiones verbales, que eran constantes. En ese mes, los padres del femicida fueron intimados a cumplir con los deberes inherentes a la patria potestad.
Valentina le había confesado a sus compañeros que la relación era tóxica y sus compañeros del liceo también habían advertido por episodios de violencia.
Si bien Valentina y el ahora imputado finalizaron su relación en febrero, se seguían viendo a escondidas. En el último encuentro, el joven le pegó y la familia decidió presentar una nueva denuncia.
Cuando el fiscal Vaz informó a los medios que efectivamente encontraron a Valentina sin vida, su madre, conmocionada, le gritó a la policía que si hubieran hecho algo a partir de las denuncias, este no hubiera sido el desenlace, relató El País.
El liceo al que asistía Valentina, en Maldonado, abrió sus puertas este jueves como forma de ayudar en la contención a los estudiantes. “El sentimiento que tenemos es una angustia, estamos totalmente quebrados”, declaró a ese diario el subdirector del colegio, Gustavo Opizzo, que recordó a la estudiante como una “gurisa encantadora”.
“Honestamente, la institución está muy afectada (…) La salud mental está jugando un rol importante en estos tiempos y nos está afectando”, dijo ese referente.
En la tarde de este jueves, amigos, familiares y compañeros de liceo despidieron a Valentina en una empresa fúnebre en el centro de Maldonado.
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