Una niña de cinco años murió al ser alcanzada por una bala perdida el sábado en una barriada pobre de la ciudad brasileña de Rio de Janeiro, poco después de que un joven de 17 años fuera asesinado por la policía en las cercanías, según fuentes policiales.
La Policía Militar (PM) explicó en un comunicado que se había desatado un tiroteo en la favela Morro do Dendê, cerca del aeropuerto internacional Tom Jobim, en la zona norte, durante “el intento de abordaje de dos hombres en una motocicleta”.
“Uno de ellos estaba armado con una pistola (...), y según los oficiales que estaban allí, les disparó y tuvieron que defenderse”, indicó la fuerza.
Tras el incidente murió la pequeña Eloa. Familiares dijeron que la niña estaba jugando en una cama de su vivienda cuando fue alcanzada por una bala perdida.
Posteriormente, se produjo una manifestación de vecinos del barrio en la misma calle del incidente y “fue incendiado un autobús”, según la PM, lo que obligó a la movilización de los bomberos y otros policías para reforzar el área.
Según la ONG Río de Paz, la pequeña Eloa es la decimoquinta menor de 15 años abatida a tiros en Río en menos de dos años.
La estrategia del gobierno del estado de Río de Janeiro para hacer frente a la violencia y el crimen organizado ha sido objeto de críticas en los últimos años, sobre todo teniendo en cuenta que hay poca información sobre la decisión de los agentes de recurrir a la fuerza letal.
El pasado 2 de agosto, una redada policial en un barrio de bajos ingresos de Río de Janeiro desencadenó un tiroteo en el que murieron nueve personas y dos agentes resultaron heridos. En un comunicado, la Policía dijo que presuntos delincuentes de la favela de Vila Cruzeiro dispararon primero, hiriendo a los agentes y provocando que los uniformados devolvieran el fuego.
Nueve personas alcanzadas por las balas fueron trasladadas a un hospital estatal, donde fueron declaradas muertas, según el comunicado, que afirmaba que las labores de inteligencia habían descubierto una reunión en Vila Cruzeiro entre los líderes del crimen que controlan la región.
Pero la práctica no se limita a Río. Esa redada se produjo al mismo tiempo que la Secretaría de Seguridad Pública del vecino estado de São Paulo elevaba de 14 a 16 el número de muertos en una operación policial llevada a cabo allí el día anterior. La cifra anterior ya significaba que la redada en la ciudad costera de Guaruja era la más mortífera de ese estado desde 2006, según el sitio web de noticias G1.
Los habitantes de Guaruja protestaron el 2 de agosto contra la policía, portando pancartas y caminando entre grandes muñecos disecados esparcidos por el suelo en representación de los muertos.
El clamor por la letalidad desenfrenada de la actuación policial en las favelas de Brasil ha llevado a la adopción de cámaras corporales policiales en algunos estados, sobre todo en San Pablo. Las cámaras han contribuido a reducir la violencia policial. Los homicidios cometidos por agentes en activo en San Pablo se redujeron a 256 en 2022, un 61% menos que en 2020, el último año completo antes de la implantación generalizada de las cámaras.
Con información de AFP y AP
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