(Desde Santiago, Chile) Las salidas de libreto son habituales en el presidente Gabriel Boric. Pero lo del jueves fue un poco exagerado.
En medio de una manifestación por el acceso a la vivienda y en contra de la Ley de Usurpaciones que pasaba por fuera de La Moneda, el mandatario dejó su oficina, y junto con la ministra de la Mujer, Antonia Orellana, se dirigió hacia afuera del palacio presidencial, megáfono en mano.
“Pobladores y pobladoras, compañeros y compañeras”, dijo Boric mientras era rodeado por los manifestantes y, según el diario La Tercera, ante el nerviosismo de su escolta que intentaba resguardarlo.
“Hay gente a la que no le gusta que hagamos estas cosas, y que yo salga a conversar con ustedes. Pero yo tengo la claridad y la certeza de que es a ustedes, pobladores y pobladoras, es a quien nos debemos”, afirmó.
Luego explicó en plena calle que “cuando dijimos que íbamos a construir 260 mil viviendas, muchos nos dijeron que era imposible. Nosotros les decimos que no sólo vamos a construir las 260 mil viviendas, sino que lo vamos a superar y vamos a trabajar en conjunto con ustedes y los comités”, lanzó el presidente.
Luego, Boric dijo que “no voy a dar mi brazo a torcer para cumplir los anhelos y el programa que el pueblo me ha encargado. Cuando haya errores, vamos a enmendar en conjunto con ustedes, porque es al pueblo a quienes nos debemos. Cuenten conmigo como presidente para seguir conversando siempre y enfrentando juntos las dificultades que tenemos, porque esta pega (trabajo) no es fácil. Pero yo no voy a dar mi brazo a torcer para cumplir los anhelos y el programa que el pueblo nos encargara”, dijo al finalizar su improvisado discurso, el que fue avisado con algunos minutos de anticipación a su equipo, que ordenó el corte de la calle.
Críticas
Las improvisaciones son un sello característico del estilo Boric. El problema es que muchos piensan que, si lo hizo ayer, debería hacerlo siempre. El problema es que hoy estaba convocada una marcha de parte del Team Patriota, un grupo de ultraderecha dirigido por Francisco Muñoz, ex barrista de Colo Colo apodado como Pancho Malo, un reconocido admirador del dictador Augusto Pinochet.
Aparte de su escolta, los que reprueban la acción del presidente han sido los analistas políticos.
Pepe Auth, ex diputado y experto electoral, dijo en El Mercurio que “estas cosas, en lugar de habitar el cargo de presidente, lo deshabitan. El rol de un presidente no es el de agitador social ni de gladiador en la refriega política, es el de articulador de mayoría y de conductor de la nación”.
Kenneth Bunker, cientista político y académico de la Universidad San Sebastián, agregó que este “es un intento desesperado de Boric por mostrar que el gobierno está del lado de la gente… no lo veo como una estrategia eficaz”.
En su cuenta en Twitter, el sociólogo y cientista político Alfredo Joignant afirmó que “no me convence esta forma de ejercer el poder presidencial: le resta potencia y prestigio a una situación ya muy degradada por años”.
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