(Desde Montevideo, Uruguay) La policía boliviana tenía previsto detener al narcotraficante uruguayo Sebastián Marset el domingo 30 de julio, durante un partido de fútbol. La inteligencia del país tenía la información de que el prófugo estaría jugando con su equipo Los Leones El Torno, en la segunda división, pero los planes no salieron como los pensaron.
Los empleados de seguridad que trabajaban para Marset detectaron que había drones en las inmediaciones de la casa donde vivía, lo que les dio la pista de que lo estaban buscando. Un día antes del operativo previsto por las autoridades bolivianas, los funcionarios del narco secuestraron a un policía.
“Los grupos de inteligencia estaban droneando la zona, realizando un seguimiento para elaborar el plan de operaciones, y los grupos de seguridad de este sujeto, brasileños en su mayoría, con armas largas y armas cortas, procedieron al secuestro de un efectivo policial”, narró el ministro de Gobierno de Bolivia, Eduardo del Castillo, en declaraciones consignadas por El Observador.
El policía fue liberado, pero en el lapso de tiempo en el que estuvo secuestrado Marset escapó junto a su pareja, Gianina García Troche, su hermana, Jimena Marset, y sus cuatro hijos menores de edad.
El ministro del Interior uruguayo, Luis Alberto Heber, informó a las autoridades bolivianas dónde estaba Maset, según confirmó Del Castillo. Fue durante una conversación que mantuvieron en una reunión de ministros de Interior y Seguridad del Mercosur, desarrollada el 16 de junio en Argentina.
En ese encuentro, Heber se acercó para avisar que había presunciones de que Marset estaba en Santa Cruz. “Quiero pasarle un dato: hay un uruguayo que probablemente se encuentra en su país, en Santa Cruz”, le dijo el funcionario uruguayo al boliviano. Fue entonces que se convocó a Paraguay a trabajar en conjunto, de acuerdo a esta versión.
Con esa información, la policía de Bolivia instruyó a los equipos de investigación a determinar el lugar exacto en el que se encontraba Marset.
El narcotraficante, prófugo de la justicia y acusado del asesinato del fiscal paraguayo Marcelo Pecci, ingresó por primera vez a Bolivia en 2018 con su nombre real. En abril de 2019, con ese mismo nombre tramitó un documento de identidad boliviana y, a los pocos días, obtuvo otra cédula, pero con un nombre falso.
El 8 de abril de 2023 ingresó finalmente como Luis Pablo Amorim Santos, un ciudadano de origen brasileño, con el que estaba inscripto en el club de la segunda división de Bolivia, al que defendía usando la camiseta 23.
A prisión
Hasta el momento, se desconoce el paradero de Marset, aunque la policía boliviana está confiada en que lo encontrará. Algunos testigos dijeron haber visto a un hombre que tenía características similares a la descripción del uruguayo, pero las autoridades aún no tienen certeza de si permanece en Santa Cruz o si se fugó a Cochabamba, porque recibieron información contradictoria.
No tienen la “certeza de dónde puede estar”, declaró a El Observador el fiscal Roger Mariaca.
Además de Marset, otros tres uruguayos están vinculados a este caso. La jueza boliviana Livia Alarcón resolvió enviar a prisión preventiva a 10 de las 12 personas que estaban detenidas tras los operativos del fin de semana.
Entre las personas que fueron a prisión están los dos futbolistas Christian Latorre y Marcelo Casavieja, al tiempo que a la pareja del primero le dieron medidas sustitutivas, según el medio uruguayo. La fiscal del caso, Delmy Guzmán, había pedido prisión preventiva para los 12 detenidos durante 180 días, porque entiende que hay “peligros de fuga y obstaculización”.
Los acusa de cometer delitos de privación de libertad, robo agravado, lesiones graves y leves, organización criminal, asociación delictuosa y atentado contra los miembros de organismos de seguridad del Estado”.
Este martes la policía continuaba custodiando las tres casas en las que presuntamente vivió Marset desde septiembre del año 2022.
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