Una embarcación que navegaba a 202 millas al oeste de la isla San Cristóbal, en Galápagos, fue aprehendida por miembros de la Armada ecuatoriana, quienes requisaron 67 bultos con droga y 55 galones de combustible. Como parte de la operación militar, también se detuvo a tres hombres: un ecuatoriano y dos colombianos.
Los paquetes de droga equivalen a más de una tonelada de drogas, según indicó Patricio Rivas, comandante de operaciones navales en la región Insular. Este decomiso ha sido considerado como un nuevo golpe al narcotráfico. Los detenidos ahora deberán responder ante la justicia. Las autoridades buscan determinar a qué banda del crimen transnacional pertenecen los hombres: “Nos encontramos realizando los procedimientos respectivos con la unidad antinarcóticos y la fiscalía”, aseguró el comandante Rivas.
No es la primera vez que frente a las costas de Galápagos se detiene a embarcaciones que trafican droga. Este se ha convertido en una de las rutas de quienes movilizan estas sustancias hacia Centroamérica, principalmente.
El 17 de julio, según información de la Policía, luego de un allanamiento se incautaron 1.125 paquetes de cocaína (equivalentes a más de una tonelada). Como parte de los operativos, también se decomisó una lancha, un radioboya, 180 galones de combustible, un teléfono satelital, un GPS, cinco celulares y USD 826.45. Según las estimaciones de la Dirección Nacional Antinarcóticos, este decomiso impidió que los narcotraficantes vendan la droga por, al menos, USD 3.500 millones.
Según las autoridades estadounidenses y de acuerdo a la evaluación sobre el narcotráfico en el Ecuador elaborada por la Policía de ese país, el tráfico de cocaína a América del Norte inicia en los países Andinos: “La cocaína sale principalmente de Colombia y Ecuador a través de la ruta del Pacífico oriental, que se estima representa el 74% de toda la cocaína introducida en América del Norte. Le sigue la ruta del Caribe occidental (16%), que parte de Colombia. La tercera ruta de tráfico es la ruta del Caribe (por la que se trafica el 8% de la cocaína incautada en América del Norte), que parte tanto de Colombia como de Venezuela”.
Esto coincide con lo que ha sostenido el Departamento de Estado de los Estados Unidos, que ha calificado a los puertos de Guayaquil como los centros logísticos para el tráfico de cocaína.
Frente a este escenario que convierte al Ecuador en un país clave para el narcotráfico, no solo por su ubicación geográfica sino por su economía dolarizada y la facilidad que existe para el blanqueo de capitales, la violencia en las cárceles y las calles ha incrementado.
El punto más alto de la violencia relacionada con el narco se registró durante el 2022. El año pasado, Ecuador alcanzó una tasa de homicidios de 25,9 por cada 100 mil habitantes. No obstante, durante el primer semestre del 2023, la violencia que enfrenta el país ha incrementado casi en un 60 % con respecto al 2022.
Según la Policía, las alianzas de las bandas locales con cárteles y mafias extranjeras han incidido en la cultura criminal local. En Ecuador operan tres grupos criminales transnacionales: los cárteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, así como la mafia de los Balcanes.
La evolución de las muertes violentas desde el 2019 demuestran el considerable incremento. En el 2019, la tasa de homicidios por cada 100.000 habitantes era de 6.9. En 2020, este indicador se situó en 7.8. Para el 2021, la tasa era de 13.9, el doble con relación a los últimos dos años. El aumento de la tasa coincidió con el inicio de las masacres carcelarias, que en 24 meses dejaron más de 400 reos asesinados. Finalmente, en el 2022, el indicador casi volvió a duplicarse y se colocó en 25.6. Para el 2023, se prevé que esa tasa continúe en aumento y llegue a 40 homicidios por cada 100.000 habitantes. Esto convertiría a Ecuador en el país más violento de la región.
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