(Desde el estado de Pará, Brasil) La pesca ilegal de barcos chinos es un problema que está afectando cada vez más a la región amazónica, no solamente desde el punto vista ambiental, debido a que extraen de manera indiscriminada muchas especies en peligro de extinción, sino que además atenta contra los planes de una economía sustentable impulsada por el gobierno local.
Infobae visitó una de las costas donde se extraen más peces en todo Brasil, en la isla de Marajó, ubicada en el norteño estado de Pará, el segundo más grande de la Amazonía brasileña.
El territorio limita con el océano Atlántico por el noreste, pero está rodeado de ríos de agua dulce en la mayor parte de sus confines. Aquí se obtienen la mayoría de los peces y mariscos que componen la variada gastronomía de la región. Por eso los navíos chinos que suelen realizar actividades de saqueo en las aguas de la zona atlántica se están acercando cada vez más a la productiva región amazónica, con la intención de extraer más y más especies.
“Los buques pesqueros chinos usan una técnica específica para arrastrar más peces desde el océano, normalmente no deberían hacerlo cerca de la costa pero los buques chinos lo hacen”, dijo a Infobae Carlos Augusto Gouvêa, alcalde de Marajó.
Con esta técnica de arrastre masivo con redes, China consigue capturar los mejores peces y fuerza a los pequeños barcos brasileños a acercarse a negociar para conseguir de forma ilegal algunos de esos ejemplares para poder hacer frente a la demanda local y revenderlos en ese mercado.
Este tipo de actividad ilícita afecta fuertemente el esfuerzo que realizan el gobierno local, las autoridades de Pará y el municipio de Marajó para desarrollar una bioeconomía sustentable, que se base en la integración de las comunidades regionales para producir los alimentos que se consumen en la isla y los que demanda todo el estado y la Amazonía. Poner freno a este impacto es una responsabilidad que las autoridades del lugar reclaman al gobierno nacional, dirigido por el presidente Luiz Inacio Lula da Silva.
La presencia de los barcos chinos cerca de la Amazonía, “tiene un impacto muy fuerte, pero es algo que no es competencia de la alcaldía, es competencia del Gobierno federal, es algo de lo que el Gobierno central debería hacerse cargo”, dijo Gouvêa.
“Nosotros no lo hemos hablado directamente con Lula, pero el Gobierno sabe que esto está pasando”, agregó.
El alcalde de Marajó, además destacó que la Guyana francesa, que limita en el norte con Brasil, “tiene una mejor estructura para luchar contra este flagelo” y evitar que los buques chinos lleguen cerca de sus costas, “pero aquí en la región de Marajó en Brasil, ellos lo hacen, llegan muy cerca de nuestras costas con esas redes que arrastran los peces”.
Hasta el momento, ni el gobierno municipal, ni el regional, así como el nacional, posee información específica sobre, ni datos concretos de cómo esto está afectado al ambiente.
Sin embargo, este no es el único acto delictivo que realizan los pesqueros chinos, además de la pesca ilegal, los botes se están llevando el agua de la Amazonía para venderla en otros lugares.
“Una curiosidad, es que los grandes navíos cargueros que pasan por acá, una de las cosas ilegales que hacen es llenar los barcos de agua dulce de la Amazonía para llevársela a otras partes. La llevan al Medio Oriente, es más barato potabilizar esa agua que desalinizar el agua de allá”, dijo Gouvêa.
Este mes está pautada para llevarse a cabo la Cumbre de Belém, capital dl estado de Pará, con el propósito de definir las propuestas para proteger la Amazonía que se propondrán para que los ocho países que comparten la selva se comprometan. Sin embargo, el problema de la pesca ilegal, parece no estar en la mesa para ser discutido.
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