(Washington, Estados Unidos) Con la Misión de Observación Electoral primero y con la visita que desde el próximo martes el secretario general Luis Almagro realizará a Guatemala, la Organización de Estados Americanos (OEA) asumió un rol clave en la crisis política que vive el país Centroamericano según admitieron en la organización países de diverso signo político, así como las autoridades electorales locales.
Almagro viajará esta semana a Ciudad de Guatemala en lo que será también una gran oportunidad política para el secretario general de retomar la atención en el continente, luego de algunos choques con países grandes de la región por su rol en otras crisis y después de varios meses en los que bajó el perfil luego de una denuncia en su contra que tras una investigación externa fue desestimada y lo liberó de culpas.
Almagro mantendrá encuentros con el presidente Alejandro Giammattei, los candidatos Sandra Torres y Bernardo Arévalo, la presidenta del Tribunal Supremo Electoral (TSE) y autoridades de la Fiscalía y la Justicia.
En su viaje, Almagro deberá hacer un gran equilibrio político, dado que es invitado por el presidente Giammattei, pero tiene una visión crítica del rol que ha cumplido se gobierno en la crisis política que vive el país. Así lo dejó claro en el último Consejo Permanente de la OEA cuando dijo este proceso electoral “padeció clara intervención de actores internos que entorpecieron el normal desarrollo de la elección” y que el protagonista de esta historia es la ciudadanía. “No son protagonistas de esta gesta ningún otro actor institucional ni político y menos jueces y fiscales”, dijo Almagro.
La OEA ha criticado, en comunicados emitidos por la MOE y también por la secretaría general, que primero se intentara denunciar falsamente un fraude que no existió en la elección de primera vuelta. Luego, que se realizara una indagatoria judicial buscando inhabilitar a uno de los candidatos, con allanamientos al TSE y a la sede del partido.
Cómo se gestó la visita
La invitación Giammattei llega luego de que algunos países de la región, liderados por Estados Unidos, Canadá, Chile, Colombia y Antigua y Barbuda promovieran una declaración crítica de lo que sucede en el país.
Según explicaron a Infobae fuentes de la OEA, mientras los países avanzaban en la discusión de ese texto crítico, la embajadora de Guatemala en la organización, Rita Claverie, fue una fuerte articuladora política que permitió gestar una invitación de Giammattei a Almagro. El secretario general también mantuvo contactos políticos con Guatemala y así llegó la carta del canciller Mario Búcaro, en la que lo invitaba a tener una reunión con las autoridades estatales del país.
Almagro contestó la carta, agradeció la invitación y aceptó visitar al país, pero exigió poder reunirse también con los dos candidatos presidenciales que disputarán el balotaje el próximo 20 de agosto. El gobierno contestó aceptando ese pedido. Por estas horas, explicaron las fuentes, se negocia la agenda para la visita que seguramente comience el martes 1 de agosto.
La oportunidad para Almagro
El secretario general bajó el perfil en los últimos meses de manera drástica. El cambio en fuerzas en el continente, con más países volcados a la izquierda, hizo que muchos de ellos pasaran a una ofensiva fuerte hacia Almagro. Los más drásticos han sido Bolivia, que cuestiona el rol de Almagro y la OEA en la crisis institucional que vivió el país en 2019, México, que su presidente llamó a que la organización “desaparezca” y dijo que le da “risa”, y Argentina.
Además, una denuncia anónima llevó a que Almagro fuera investigado durante varios meses (primero de forma interna y luego por una auditoría externa), por mantener una relación de pareja con una funcionaria del organismo. La investigación lo liberó de culpas luego de entender que no hay normas en la OEA que impidan una relación sentimental con una subordinada (a diferencia de lo que sucedió en el BID donde su anterior presidente fue destituido por ello).
Luego de todos esos episodios Almagro no volvió a ser hasta ahora el secretario general activo que confrontaba públicamente en temas polémicos y por el contrario redujo sus apariciones públicas y no da entrevistas desde hace muchos meses. Según dijo en una conferencia de prensa por la Asamblea General de la OEA el mes pasado, esa ausencia de los medios no cambiará en el futuro cercano.
Pero lo que sí cambió con la crisis de Guatemala fue el rol de la OEA y por ende de su secretario general. Por primera vez en mucho tiempo todos los países se mostraron totalmente alineados en cuestionar lo que está pasando en el país, con el asedio de la Fiscalía a un partido político y la intención de sacarlo de la competencia a pocas semanas de la segunda vuelta.
En las últimas dos sesiones del Consejo Permanente de la OEA el tema estuvo arriba de la mesa. La primera vez por un informe del jefe de la MOE, el ex canciller paraguayo Eladio Loizaga. Luego de su informe, 12 países de todas las regiones del continente y de diferente signo político se expresaron para criticar lo que sucede en Guatemala.
Una semana después, por primera vez en la historia de la OEA, un organismo electoral se presentó a hablar por invitación de la organización. La presidenta del TSE de Guatemala, Elizabeth Palencia, participó virtualmente de la sesión y dio un informe de cómo siente que su independencia está siendo atacada por una “judicialización” del proceso electoral.
Luego de ello hablaron unos 15 países en un mismo tono. “No es común un grado de convergencia como el que tenemos”, dijo el embajador uruguayo Washington Abdala.
Pero a diferencia de otras crisis recientes en la región, como lo que sucedió en Perú el año pasado, en las que el Consejo Permanente decidió por si mismo liderar una misión al país, esta vez los gobiernos de la región decidieron respaldar el viaje de Almagro y esperar su informe para el regreso para votar una resolución. Tanto en Perú como en Haití o en Nicaragua años anteriores, cuando los países directamente a través del Consejo Permanente hicieron una misión, los resultados no fueron positivos.
El prestigio de la observación electoral
Otro aspecto que esta crisis volvió a revitalizar fue el prestigio de las MOE de la OEA. Estas misiones, que se realizan con financiamiento externo a través de donaciones que hacen determinados países, son plenamente independientes. La OEA tiene un equipo técnico que se especializa en monitorear las elecciones para evitar que haya fraude. Además las misiones se componen por delegados de diversos países.
Las MOE tienen un prestigio elevado, pero en el pasado fueron cuestionadas por el rol que tuvo la OEA en Bolivia en 2019, cuando denunció un fraude para la fallida reelección de Evo Morales. Desde entonces las críticas de la izquierda a Almagro se intensificaron en la región.
Sin embargo con este episodio todos los países respaldaron a la MOE.
En Guatemala, pese a la insistencia en denunciar fraude por nueve partidos, todos ellos del establishment y la mayoría de derecha, la MOE se mantuvo firme en la defensa del Tribunal Electoral al afirmar que no hubo fraude en favor del candidato izquierdista Bernardo Arévalo.
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