Cambio climático y deforestación: los principales problemas que enfrenta la Amazonía brasileña

Mauro O´de Almeida, secretario de Medio Ambiente y Sustentabilidad del estado de Pará, la segunda región amazónica más grande de Brasil, dijo que en esa zona hay que implementar un cambio mucho más comprensible que fomente una “bioeconomía sustentable”

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Belém do Pará, una de
Belém do Pará, una de las zonas más grandes de la Amazonía brasileña

La Amazonía brasileña es el bosque tropical más grande del mundo, su biodiversidad y vegetación es de las más importantes del planeta. Sin embargo, esta vasta región no está exenta de los avatares del cambio climático, la deforestación, las mafias organizadas que trafican con animales, entre otros problemas que tienen en vilo a esta región.

Una de las zonas más importantes de la Amazonía brasileña es la región de Pará, el segundo estado más extenso de Brasil ubicado en el norte del país.

Este territorio conformado por islas exóticas, ríos torrenciales y una riquísima diversidad en su fauna y flora, es uno de los mayores emisores de metano, lo cual afecta directamente el medio ambiente.

Sin embargo, Mauro O´de Almeida, secretario de Medio Ambiente y Sustentabilidad del estado de Pará, aseguró que el principal problema que enfrenta esa región amazónica es la desforestación.

La desforestación es el problema más importante que atraviesa el estado de Pará. Sin embargo, hemos logrado que esas cifras se reduzcan, pero para continuar con la reducción de este problema tenemos que implementar un cambio mucho más comprensible en la economía estatal”, dijo el responsable del medio ambiente regional.

“De hecho tenemos que cambiar la cultura de cómo se ha desarrollado la economía en el área amazónica, que antes se basaba en la ocupación de territorios y en su degradación y esta idea tiene que cambiar y la tenemos que enfrentar primeramente combatiendo la deforestación para evitar la ocupación”, agregó.

Ante esta situación, O´de Almeida enfatizó que a través de la secretaría buscan reforestar más de 5,5 millones de hectáreas antes de 2030 y otras 7,5 millones de que van a aportar otros territorios amazónicos en el extranjero antes del 2036.

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Mauro O´de Almeida, secretario de Medio Ambiente y Sustentabilidad del estado de Pará. Foto: Wuting

De hecho, recientemente el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se comprometió frente a su homólogo francés, Emmanuel Macron en una visita a Europa, que para 2030 Brasil reducirá a cero la deforestación amazónica.

“En esta región nos enfrentamos a muchas adversidades, a la minería, al crimen organizado y, a menudo, a personas de mala fe que quieren intentar plantar soja, maíz y ganado cuando en realidad no es necesario hacerlo. Los empresarios responsables saben que eso no es correcto y que causa un problema muy grave para los productos que tienen que vender a otros países”, dijo Lula durante su participación en una cumbre en París que reunió a unos cuarenta jefes de Estado para buscar un “Nuevo Pacto Financiero Global” en el que se anunciaron 100.000 millones de dólares de financiación para la acción climática en los países en desarrollo.

Ahora bien, para entender un poco mejor la forma en la que estas situaciones están afectando la vida de millones de personas y de una gran diversidad de animales que habitan en esta zona, hay que adentrarse en cómo es la vida en la Amazonía de Brasil.

Actualmente las sequías y las lluvias han traído importantes consecuencias para la vida cotidiana de las personas, en especial en las comunidades más rurales, a las que se les dificulta el acceso a medicamentos, educación, transporte y otros servicios esenciales.

En la Amazonía no hay estaciones, por lo que usualmente solo habían 6 meses de lluvia, lo que vendría a ser su invierno y luego 6 meses de sequía que representaría el verano amazónico.

No obstante, los diferentes fenómenos climáticos que están afectando al mundo en general y en especial a esta región, han alterado drásticamente estos ciclos, haciendo que muchas veces los periodos de lluvia se acorten hasta tres meses y que las sequías se extiendan por el resto del año.

Esto no solamente está afectando la forma de producción de alimentos, sino que fuerza a que muchas especies que habitan en esta zona tengan que migrar.

Desde el punto de vista económico, la sequía hace que algunas personas se vean obligadas a buscar otras formas de producción menos amigables con el ambiente como la minería ilegal.

Es por esto que desde el estado regional, están buscando implementar soluciones con proyectos de bioeconomía que sean sustentables y que permita a las comunidades locales involucrarse en los procesos productivos para potenciar sectores como el turismo, la gastronomía, etc, sin que esto represente un golpe al medio ambiente.

El río Itaquai atraviesa el
El río Itaquai atraviesa el territorio de Amazonas, Brasil. (Foto AP/Edmar Barros, Archivo)

De acuerdo con los datos suministrados por el secretario medio ambiental, el estado amazónico de Pará, tiene el potencial de desarrollar una bioeconomía 1,2 billones de dólares antes de 2030.

Un problema que se le suma a la deforestación, es la pobreza que enfrentan las personas que viven en estas áreas, como por ejemplo en el la isla de Marajó, donde las personas tienen, paradójicamente, escasez de agua potable, pese a estar rodeada de ríos, así como dificultades para acceder a medicamentos, por la complejidad que implican los traslados.

Sin embargo estas zonas cuentan con un enorme potencial económico que está relacionado con la pesca, que puede permitir un desarrollo sustentable para la isla, que no sólo puede abastecer la demanda de pesquera de Marajó, sino incluso de todo el estado de Pará, siendo este uno de los planes que quieren impulsar desde el gobierno local, como parte de las medidas de bio- economía.

La pesca ilegal realizadas por barcos piratas chinos, bajo la mirada silente del régimen de Xi Jinping es otro problema, tanto para el ambiente en la zona amazónica brasileña, como para la economía local, pero al parecer existe una desconexión en este tema entre las autoridades regionales y el gobierno federal, ya que es éste último el que debe tomar cartas en asunto para prevenir este tipo de actividades.

Hasta el momento, los barcos chino se siguen acercando cada vez más a la zona amazónica para realizar maniobras pesqueras mucho más agresivas que les permiten obtener una pesca más grande que los pescadores locales, forzando muchas veces a estos últimos a tener que comprarle los peces que mayor demanda, así como todo tipo de camarones y moluscos que suelen darse en esta zona tienen para el consumo de las poblaciones amazónicas afectado de esta manera a la economía ya que se crea un comercio paralelo.

Esta es una de las razones por las que el gobierno regional del estado de Pará, le propuso al presidente Lula que la Cumbre Amazónica se lleve a cabo en ese lugar, para entender y demostrar que la Amazonía en parte de la solución del cambio climático, además de ser una zona muy importante para el mundo.

Esta cumbre, se llevará a cabo los próximos 8 y 9 de agosto en Belém capital del estado de Pará, que busca “rescatar” los principios del Tratado de Cooperación Amazónica de 1978.

Este acuerdo nació en 1995 a la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), la última cumbre registrada fue realizada en 2009.

A esta reunión se espera que asistan los presidentes de los países amazónicos como Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia, Surinam, la Guyana Francesa y el anfitrión, Brasil.

“La gente no conoce la Amazonía, la imagen que tiene la gente sobre la Amazonía es muy reducida, por eso la importancia de la realización de esta cumbre aquí en Belém es para discutir los problemas de la verdadera Amazonía en la Amazonía, así las personas pueden comprender mejor cómo es la vida en la Amazonía”, destacó el O´de Almeida.

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