La cumbre entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y la unión Europea terminó con una aguachenta declaración en la que los líderes manifestaron su “preocupación” por la guerra contra Ucrania, pero no hubo condena contra Rusia.
Nicaragua ni siquiera se prestó para firmar la declaración final.
Sin embargo, por ahí quedaron dando vueltas las declaraciones de Gabriel Boric. El presidente chileno, quien consideró importante que desde Latinoamérica se diga con claridad que esta “es una guerra de agresión imperial, inaceptable, en donde se viola el Derecho Internacional… Entiendo que la declaración conjunta está trabada hoy día porque porque algunos no quieren decir que es la guerra contra Ucrania. Hoy día es Ucrania, pero mañana podría ser cualquiera de nosotros”.
Y, claro, ayer vino la respuesta de Lula. “Todos sabemos lo que piensa Europa, todos sabemos lo que está pasando entre Ucrania y Rusia. Todos sabemos lo que piensa América Latina. No tengo que estar de acuerdo con Boric, es su visión”, dijo el presidente de Brasil, quien agregó que “posiblemente, la falta de costumbre de participar en estas reuniones hace que un joven sea más sediento y apresurado. Pero así es como suceden las cosas”.
El roce entre ambos mandatarios generó diversas respuestas entre políticos de Chile, sobre todo en la izquierda, donde Lula es visto como una figura superior. Un faro.
“Lula está en otra”, dijo el senador José Miguel Insulza en el diario La Tercera. “Lula no quiere que América Latina hable de Ucrania. Este no es un problema nuestro, en el fondo, Ese es el punto. Al Presidente Lula lo entiendo y lo respeto, pero es una mala costumbre empezar a hablar de otros presidentes. ¿Ansioso porque critica lo de Ucrania? El Presidente hizo lo que todos queremos que haga. Entonces Chile es un país de ansiosos”, añadió Insulza, quien también fue ministro de Relaciones Exteriores y del Interior. Y, claro, secretario general de la OEA.
Apoyos
La reacción de Lula incluso generó ciertos apoyos desde la derecha. El senador Iván Moreira, de la UDI, dijo en El Mercurio que “molesta a cierta izquierda sesentera que el Presidente Boric, al menos en este tema, tenga una postura coherente y respetuosa del Derecho Internacional”.
El ex canciller Ignacio Walker añadió que “ni prisa ni ansiedad ni falta de costumbre la del Presidente Boric en este tipo de eventos internacionales; es actuar conforme a los principios”.
Y, claro, otras voces en la izquierda han sido un poco más comprensivas con Lula. “Ha intentado construir un liderazgo global en Latinoamérica… mira el tema desde un Brasil que tiene un liderazgo global”, afirmó el ex ministro Carlos Ominami.
Consultado en Radio Pauta, otro ex ministro, Francisco Vidal, consideró lo de Lula como “un insulto. Porque decirle a un Presidente de Chile que es un pendejo, un cabro chico que no sabe porque es la primera vez que viene, para mi fue un insulto”.
En cualquier caso, el mismo Gabriel Boric puso paños fríos y aseguró no sentirse ofendido por lo que dijo el mandatario brasileño. “Me siento muy muy tranquilo. Las veces que he tenido la oportunidad de conversa con él, tengo la mejor impresión. Somos de la misma familia política y hoy podemos tener matices respecto de esto, pero la posición de Chile es una posición de principios sobre la importancia de la defensa del derecho internacional… Con Lula tengo respeto, cariño, no diferencias sustantivas en esto y no me caben dudas de que ambos estamos por la paz”.
Autonomía
No es la primera vez que ambos mandatarios remarcan una distancia. Ya antes Boric le había retrucado a Lula que lo que sucede en Venezuela “no es una construcción narrativa” como había dicho el mandatario brasileño tras un encuentro con Nicolás Maduro.
Ignacio Imas, cientista político y gerente de Asuntos Públicos de la consultora Imaginacción explica que “una vez que Lula asumió su mandato en enero, se pensó que él iba a liderar como principal país de la región este grupo de presidentes, pero no lo ha logrado, siendo Boric el principal díscolo”.
El analista agrega que, desde que volvió al poder, Lula ha tratado de refortalecer el BRICS, el grupo de economías que reúne a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica que ha estado de capa caída en el último tiempo. Y, por cierto, que Brasil evite dar declaraciones contra la invasión rusa es por un interés creado.
“Es muy probable que al pasar de los días, tanto Lula como Boric hagan un gesto de reconciliación, pero siempre Lula debe entender que Boric es un aliado que siempre va a representar un alto grado de autonomía”, añade Imas.
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