(Desde Montevideo, Uruguay) Hace 16 años ingresó por primera vez al Parlamento uruguayo un proyecto de ley que establece que los comercios deben ofrecer todos los talles en las prendas que venden. La primera propuesta la planteó en 2007 el por entonces diputado y hoy embajador de Uruguay en Argentina, Carlos Enciso. Después hubo dos intentos de retomar la discusión, pero el documento siempre naufragó por el Palacio Legislativo, la sede del Congreso uruguayo.
Ahora, un grupo de diputados de diferentes partidos políticos volvieron a promover la iniciativa, que es impulsada desde la sociedad civil y tiene el rechazo de algunos empresarios.
El nuevo proyecto de ley de talles, aprobado por unanimidad en comisión y que se discutirá en el plenario, busca “asegurar la diversidad de talles para la mayor cantidad posible de la población uruguaya”, según el informe que redactaron los legisladores. La iniciativa pretende que exista “coherencia” entre los talles que se exhiben y el tamaño de los cuerpos uruguayos.
Como primer paso, la ley impulsa un estudio antropométrico de la población para obtener los datos que se necesitan y así elaborar una tabla de talles “acordes a las características corporales”. Estos valores serán una herramienta para la industria de la moda, según los diputados.
El proyecto de ley propone que todas las tiendas que comercialicen, distribuyan e importen prendas de vestir ofrezcan todos los talles que “correspondan a las características antropométricas de la población”.
Los locales de ropa deberán –si el proyecto se convierte en ley– exhibir la mercadería con el etiquetado acorde a la tabla de talles que arroje el resultado del estudio antropométrico. El texto elimina la expresión “talle único”, por no estar incluida en la tabla nacional de talles.
Que exista un tamaño único en las prendas es un “claro ejemplo de discriminación” que refuerza estereotipos, afirman los legisladores. “Este es el mensaje que abunda hoy en día en nuestra sociedad, que todos debemos ser de una sola forma, cuando la realidad es la diversidad”, dice el informe que prepararon.
El precio de la prenda debe ser el mismo para todos los talles que se presenten para iguales modelos y diseños. El aumento del valor en la ropa más grande –con el argumento de que su elaboración es más costosa– es otra forma de discriminar, opinaron los legisladores.
La propuesta exige que los locales comerciales tengan un “trato digno y equitativo” en la atención y eviten “situaciones discriminatorias, vergonzantes e intimidatorias”, dice el texto.
Las prendas de vestir que queden para liquidaciones o como saldos deben ser, si se aprueba la ley, “notoriamente inferior” a las que se ofrezcan en la venta regular. La obligación que impondría la ley no se aplicará para los comercios de ropa usada y sí comprende a las que funcionen como ferias ocasionales.
El proyecto de ley establece multas y sanciones para los establecimientos comerciales e industrias que no cumplan con lo dispuesto en la norma. Propone un mecanismo de apoyo para los que sí la cumplan, a través de exoneraciones tributarias.
Las tiendas suelen ofrecer hasta cuatro talles, informan los diputados, lo que no es representativo de la población. “La falta de coherencia y diversidad en los talles traen consigo graves consecuencias que afectan la salud de forma integral”, dice el informe de los diputados.
“El estereotipo creado por la sociedad actual remarca el ideal de belleza en cuerpos jóvenes, y delgados, y a su vez los diferentes medios de comunicación muchas veces difunden modelos y estereotipos que no se asemejan con la contextura física de la mayoría de la población”, agrega el texto.
Cuando una persona no encuentra su talle o se prueba ropa que no le queda bien genera una “distorsión en la autopercepción”, que daña la salud mental.
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