Un proyecto de ley busca prohibir la carne sintética en Uruguay: las razones

Un senador del oficialismo propone inhabilitar la venta de productos con células elaboradas en laboratorios

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La carne sintética se desarrolla
La carne sintética se desarrolla a través de procesos celulares y sin sacrificar animales.

(Desde Montevideo, Uruguay) “Uruguay va a ser pionero en el combate a la carne sintética. Desde este Senado nos declaramos enemigos acérrimos de la carne sintética, la principal amenaza al Uruguay productivo”. Las palabras del legislador del oficialismo uruguayo Sebastián Da Silva son de febrero de 2021 y eran una respuesta al creador de Microsoft, Bill Gates.

El multimillonario estadounidense había declarado que los países ricos deberían pasar a consumir carne sintética para reducir los efectos del cambio climático y había generado el rechazo en varios actores del agro uruguayo. Da Silva, que además de senador del Partido Nacional –el principal socio de la coalición de gobierno–, es productor agropecuario, fue uno de los que se plantó de forma fuerte.

Su rechazo se materializó recientemente en un proyecto de ley. El legislador y empresario presentó en el Parlamento uruguayo una propuesta para prohibir la carne sintética en el país y alertó de los riesgos que puede tener su consumo.

El texto prohíbe el uso de etiquetas, documentos comerciales, descripciones y publicidades de productos que “no sean de origen animal en su composición”. También propone que no se permita la importación, fabricación y comercialización de aquellos con células producidas en un laboratorio de forma artificial.

Uruguay es uno de los
Uruguay es uno de los mayores exportadores de carne vacuna (Crédito: Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca)

Da Silva consideró que la comercialización de productos de origen animal puede mejorar las condiciones económicas de los alimentos y su calidad, según expresó en la exposición de motivos del proyecto de ley.

La prohibición de la carne sintética le daría “transparencia a los consumidores”, para que “tengan la certeza de que lo que se denomina ‘carne’ sea carne y no otra cosa”. “Muchos términos de los productos sustitutos de la carne inducen al error al consumidor, que piensa que compra un alimento que no es tal”, agrega el texto que presentó.

Según Da Silva, comer productos basados en la multiplicación de células de forma acelerada genera “muchas dudas dentro de la industria cárnica” porque esas células tienen la capacidad de regenerarse de forma ilimitada.

Las mutaciones genéticas que se pueden acumular con el tiempo “podrían interferir con el metabolismo”, algo que se ha relacionado “con el desarrollo de ciertos tipos de cáncer”. “Estos productos con efectos potencialmente cancerígenos podrían ser particularmente graves para la salud humana”, dice la exposición de motivos.

Da Silva sostuvo que los “productos alternativos” se benefician del “prestigio y nombre” que tiene la industria cárnica. Por eso, argumentó, llaman a sus alimentos “hamburguesa vegetariana” o “salchicha vegetariana”.

El senador cree que la carne de laboratorio atenta contra un producto insignia de Uruguay, un país caracterizado por la “carne natural, orgánica y pastoril” y cuestionó que se considere que esa industria alternativa tiene un bajo impacto medioambiental.

“Mientras no se establezcan los métodos de producción comercial y los productos finales, estas afirmaciones positivas sobre los impactos en el medioambiente, el bienestar de los animales o la salud humana seguirán sin fundamento”, afirmó.

Da Silva cree que es necesario “echar luz” sobre el tema y proteger a la carne tradicional del inminente avance de la de laboratorio o cultivada. “La carne es un alimento insustituible, que aporta numerosos nutrientes”, concluyó.

Su propuesta fue criticada por la ONG Plataforma Animalista. Este colectivo escribió en su cuenta de Twitter que la ganadería es una de las causas del cambio climático. “Es increíble como el senador Da Silva sigue demostrando que es todo lo que le hace mal al planeta y a los animales no humanos y también humanos”, dice la respuesta.

El economista Pablo Rosselli, director de la consultora Exante, aseguró en Twitter que el proyecto de ley podría perjudicar a los consumidores y excluir “al complejo cárnico uruguayo de un desarrollo tecnológico” que no podrá ser detenido en el país.

“Es como prohibir los telares para proteger a los tejedores”, comparó el economista.

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