Mercenarios extranjeros operan el tráfico de drogas junto a narcos locales en Brasil: temen la infiltración del grupo Wagner

La fuga del poderoso narco Antonio Joaquim Mendes Gonçalves da Mota reveló una red internacional que envía cocaína hacia Europa. La sombra de Rusia tras el comercio de uranio

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Mercenarios del grupo Wagner salen de la sede del Distrito Militar Sur para regresar a la base, en la ciudad de Rostov-on-Don, Rusia. 24 de junio de 2023 (REUTERS/Alexander Ermochenko)
Mercenarios del grupo Wagner salen de la sede del Distrito Militar Sur para regresar a la base, en la ciudad de Rostov-on-Don, Rusia. 24 de junio de 2023 (REUTERS/Alexander Ermochenko)

La clamorosa fuga en helicóptero la semana pasada, en la frontera entre Brasil y Paraguay, del poderoso narcotraficante brasileño Antonio Joaquim Mendes Gonçalves da Mota ha destapado la caja de Pandora del crimen y ha revelado la existencia de un grupo de mercenarios locales y extranjeros al servicio de una red internacional de tráfico de cocaína hacia Europa.

Mota, también conocido como Motinha o Dom, en homenaje a Don Vito Corleone de la famosa película El Padrino, procede de una familia presente en la escena criminal desde al menos los años 70, los Mota, conocidos por sus fincas entre Brasil y Paraguay y por el contrabando de café, cigarrillos, artículos electrónicos y, recientemente, también por el tráfico internacional de drogas. El abuelo de Dom, Joaquim Francisco da Mota, fue muy cercano al dictador paraguayo Alfredo Stroessner en los años 80, quien le benefició con 2,7 mil hectáreas de tierras públicas que deberían haber sido destinadas a la reforma agraria. Las buenas relaciones con el gobierno paraguayo no cesaron ni siquiera con el padre de Dom, Antonio Joaquim da Mota, conocido como Tonho, facilitador del entonces presidente paraguayo Horacio Cartes en el contrabando de cigarrillos a Brasil, según confesó el preso brasileño Dario Messer, debido a lo cual Dom, buscado por la Interpol, fue investigado en la operación anticorrupción brasileña Lava Jato, ya que lo había hospedado en una de sus fincas en Paraguay durante su período de prófugo.

Mota jr no pertenece al principal grupo criminal de Brasil, el Primer Comando Capital (PCC), pero es uno de sus principales proveedores de cocaína. La droga, procedente de Bolivia y Colombia, llegaba por vía aérea a Paraguay, en la región fronteriza con Brasil, y desde allí en helicóptero a los estados de San Pablo y Paraná para ser embarcada en los puertos de Santos, en el litoral paulista, e Itajaí, en el sureño estado de Santa Catarina.

Mota tenía entre sus referentes a grandes traficantes del PCC como Sérgio de Arruda Quintiliano Neto, conocido como el Minotauro, en prisión desde 2019, y Caio Bernasconi, también apodado el Fantasma de la Frontera, detenido en mayo pasado. El clan Mota, según el Ministerio Público Federal, también hacía negocios con otros dos grandes narcotraficantes en la frontera con Paraguay. Uno de ellos es el brasileño Lindomar Reges Furtado, conocido como Israel, objetivo de la Operación Turfe de la Policía Federal en 2022, que permitió la incautación de más de ocho toneladas de cocaína en Brasil y Europa. En una agenda incautada en casa de Dom, el nombre de Israel aparece asociado al puerto de Gioia Tauro, en el sur de Italia, dominado por la mafia ‘ndrangheta, que controla el tráfico internacional de cocaína en el Mediterráneo. El otro traficante amigo de Mota es el paraguayo Rodrigo Alvarenga Paredes, detenido en abril en Paraguay, propietario de una sociedad offshore en Panamá e imputado en una causa penal en Estados Unidos, acusado de blanquear dinero procedente del narcotráfico a través de una empresa de cambio de divisas.

El fundador del grupo mercenario privado Wagner, Yevgeny Prigozhin (Reuters)
El fundador del grupo mercenario privado Wagner, Yevgeny Prigozhin (Reuters)

Sin embargo, la importancia de la fuga de Dom, aparentemente debida a una filtración de la policía paraguaya, no es sólo por el poder de su red, sino porque reveló la existencia de un grupo de mercenarios y paramilitares que protegían a él y a sus cargamentos de cocaína. En un diálogo de 2021 interceptado por las autoridades brasileñas, un hombre vinculado al clan de Dom afirmó que el traficante comandaba un ejército privado de 120 hombres armados en la región. La semana pasada, la policía detuvo a seis de sus doce mercenarios de mayor confianza. Un sargento de un escuadrón de élite de la Policía Militar de Mato Grosso do Sul, un ex soldado y el propietario de un club de tiro, todos brasileños, acabaron en la cárcel. También fue detenido Iuri Silva de Gusmão, conocido como Légio, acusado en 2011 de formar parte de un grupo neonazi que atacaba a homosexuales, negros y personas sin hogar en Belo Horizonte, en el estado de Minas Gerais. Una de las direcciones de correo electrónico que utilizaba, según informó la policía brasileña, contenía la expresión “white power”, utilizada por los supremacistas blancos especialmente en Estados Unidos.

En este grupo de élite también había extranjeros, todos ellos ahora huidos. Se trata de un rumano, Musat Corian Martel, un italiano y un griego. El italiano Giorgio Otta, que aparece disparando en la foto de su canal de YouTube, es un apasionado del airsoft y sigue a grupos españoles, uno de ellos de Canarias, lo que sugiere que podría tener contactos o vivir en ese país europeo, considerado una de las principales puertas de entrada de la cocaína y con una fuerte presencia de la mafia italiana. Desde su canal, Otta también sigue a Alessandro Di Battista, uno de los políticos más polémicos del movimiento político italiano 5 Estrellas, acusado en el pasado de estar financiado por el chavismo. Según la prensa italiana, Di Battista organizó conferencias en las que se proponía el modelo venezolano como alternativa “al euro nazi”. En el sitio de Kazajstán “kz clip”, Otta comentó un vídeo titulado “verdadera libertad financiera” diciendo: “Soy un gilipollas que bate récords... pero sin los dos millones”.

En cuanto al griego Nikolas Kifanidis, residente en Londres, en su página de LinkedIn dice que fue miembro de la Guardia Nacional griega. Escribe de sí mismo que es un “Operador de Protección Cercana Ex-Militar altamente cualificado con más de quince años de experiencia. Con licencia para portar armas en Oriente Medio y Asia. Amplio entrenamiento militar de combate. Artes marciales y defensa personal”. Entre los idiomas que dice hablar con fluidez está el ruso. En su perfil de LinkedIn también aparece trabajando para una empresa de servicios, el Chelsea Staff Bureau International, que afirma en una de sus páginas publicitarias que sus “servicios son reconocidos por la Familia Real por proporcionar personal del más alto calibre”. También en su perfil de LinkedIn, Kifanidis afirma que actualmente trabaja con una empresa estadounidense, la Brosnan Risk Consultants.

Según la policía brasileña, entre estos mercenarios que protegían al narcotraficante Dom, algunos habían luchado en Somalia, Palestina y en el conflicto ruso-ucraniano. Es precisamente este historial el que ha hecho saltar las alarmas en Brasil. Desde el año pasado, como informó Middle East Eye, el Grupo Wagner, la organización militar privada rusa respaldada por Moscú, que cuenta con hasta 50.000 miembros, ha incrementado sus esfuerzos de reclutamiento fuera de Rusia tras sufrir graves pérdidas en el sur de Ucrania.

Mercenarios del grupo Wagner (Reuters)
Mercenarios del grupo Wagner (Reuters)

Carlos Salazar Couto, miembro del Grupo de Trabajo sobre Mercenarios del Alto Comisionado de la ONU, declaró al diario español La Vanguardia que para Wagner “la clave en América Latina es el acceso a gente entrenada. Colombianos, peruanos y mexicanos se han unido por su experiencia en la lucha con grupos armados en sus países, como Sendero Luminoso y narcotraficantes. La facilidad para atraerlos se debe también a que hay mucho desempleo”.

Pero América Latina se ha convertido también en los últimos años en destino de los hombres de Wagner. En Venezuela, a principios de 2019, fuentes de la agencia Reuters informaron de que Wagner envió mercenarios para encargarse de la “seguridad” del dictador venezolano Nicolás Maduro, que en ese momento se enfrentaba a una ola de protestas de la población que exigía democracia. Según la empresa británica de inteligencia militar Grey Dynamics, el Grupo Wagner también entrenó a grupos de combate de élite venezolanos y sigue protegiendo las refinerías de petróleo de Rusia en el país sudamericano, incluidas las unidades locales de la petrolera nacional rusa Rosneft.

Según el diputado venezolano Americo de Grazia, en enero de 2020 el gobierno venezolano dio acceso a Irán y Rusia a las minas de torio de Venezuela en el arco minero del Orinoco, cuya protección está garantizada por los hombres de Wagner, que en algunos países incluso gestionan explotaciones mineras como la de oro en Sudán. Como informa Salazar Couto, los colombianos que participaron en el asesinato del presidente haitiano Jovenel Moise eran de Wagner. También atribuibles a Wagner serían las actividades predominantemente cibernéticas dirigidas a la desestabilización en México, en 2020, aunque con el ojo puesto en Estados Unidos.

La presencia rusa también crece en Brasil. No sólo porque el país se ha transformado en los últimos años en un centro de operaciones para espías enviados desde Moscú gracias a la facilidad para obtener identidades y documentos falsos, sino también porque las inversiones rusas en el país están aumentando, especialmente en el sector nuclear con infraestructuras y cadenas logísticas que podrían justificar ahora una presencia más evidente del grupo Wagner en el país. Rosatom, la empresa estatal rusa de energía nuclear, opera en Bolivia, Argentina y también en Brasil. En Bolivia, Rosatom ha construido un complejo de reactores de investigación en El Alto, mientras que en noviembre de 2021 Uranium One Holding N.V., una de sus filiales, firmó un acuerdo de empresa conjunta con Alpha Lithium Corporation para explotar el yacimiento argentino de litio de Tolillar, en la provincia de Salta. El pasado mes de mayo se firmó un acuerdo de cooperación entre Rosatom e Industrias Nucleares de Brasil (INB) para el suministro de uranio. El acuerdo prevé la comercialización de uranio enriquecido ruso para las centrales nucleares brasileñas de Angra dos Reis, en el estado de Río de Janeiro, entre 2023 y 2027. En una entrevista en febrero de 2023, el presidente de Rosatom América Latina, Ivan Dybov, declaró que “en Brasil Rosatom está interesada en el programa de desarrollo de la energía nuclear en su conjunto”, incluida la construcción de nuevas centrales, ya que “el Gobierno brasileño ha creado un programa a medio plazo que incluye la construcción de nuevos reactores”.

Muchos se preguntan, sin embargo, si Rusia tiene un motivo oculto, es decir aumentar su presencia en Brasil para aprovechar de una explotación minera a gran escala. Brasil es uno de los países del mundo con mayores recursos de uranio, 244.788 toneladas, pero dado que sólo en un tercio de su territorio hubo pesquisas minerarias los expertos creen que los recursos disponibles son significativamente mayores. También está invirtiendo fuertemente en Brasil el grupo ruso de fertilizantes Eurochem que, según una investigación de Reuters, sigue siendo propiedad de la familia del magnate ruso Andrey Melnichenko, incluso después de que él fuera sancionado tanto por la Unión Europea como por Estados Unidos por ser considerado miembro del reducido grupo de oligarcas cercanos al presidente Putin. Además de controlar Fertilizantes Tocantins y Fertilizantes Heringer, uno de los proyectos estratégicos de Eurochem en Brasil es el complejo minero de fosfatos Serra do Salitre (MG), que ya ha recibido una inversión de 1.000 millones de dólares. Además, como reveló Leonardo Coutinho en el sitio de análisis The National Interest, entre febrero y mayo de 2023 Brasil sustituyó una parte significativa de sus importaciones de petróleo procedentes de Estados Unidos por las enviadas por el régimen de Putin, un 48,7% superior al total de gasóleo ruso importado entre 2010 y 2022.

Un escenario tan complejo, con actores e intereses tan diferentes, más la atracción de los beneficios del narcotráfico, es un imán que puede atraer a los hombres de Wagner y fomentar también el reclutamiento de paramilitares locales en las filas del grupo. Después de todo, hay precedentes. En julio de 2022, recordemos, fueron 46 los brasileños que fueron a luchar contra Rusia junto a los ucranianos. Pero no han faltado ejemplos de mercenarios pro-rusos como el caso de Rafael Marques Lusvarghi que luchó en el Donbas junto a los rebeldes pro-Moscú. De vuelta a Brasil, fue detenido por tráfico de cocaína en Presidente Prudente, en el estado de San Pablo.

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