Al hacer una recorrida por el barco, la Prefectura de Uruguay encontró a la tripulación completa y sin signos de violencia, pero con los espacios comunes desordenados.
Una botella lanzada desde un buque pesquero chino con un pedido de ayuda volvió a poner el foco en las condiciones en las que trabajan los tripulantes de esos barcos. Si bien tras la inspección que hicieron las autoridades uruguayas no detectaron ningún delito, el sindicato de trabajadores de la pesca dice que el hecho desnuda una “práctica habitual”.
La Prefectura Naval uruguaya recorrió el buque junto a la agencia marítima Chirsopthersen y una intérprete china. En la visita, encontró que la tripulación estaba completa y sin signos de violencia. “Todos se demostraban atentos a lo que estaba sucediendo y gozaban de un aparente buen estado de salud”, detalla esa oficina en un comunicado.
En las indagatorias, los funcionarios constataron que la tripulación estaba terminando un régimen de dos años sin tocar puerto y que su contrato había finalizado el 29 de junio. El fin del acuerdo significó que terminara el tiempo remunerado, por lo que varios manifestaron su “descontento” con la situación.
Con orden judicial, Prefectura hizo un allanamiento de las habitaciones de los tripulantes, el comedor, la cocina, los espacios de trabajo y las bodegas del buque. Los investigadores no detectaron “signos de violencia ni anormalidad alguna”, afirman.
Los espacios estaban desordenados, detalla la Prefectura, pero esa característica es propia de “un buque de trabajo que alberga una tripulación desde el 29 de junio de 2021″.
La Prefectura determinó que no se trataba de la situación de socorro que fue descrita en el mensaje que llegó en una botella.
La Fiscalía uruguaya había informado que en el barco no había ninguna situación de privación de libertad, más allá de los dos años que los tripulantes llevaban en el mar. El armador y la agencia marítima se encuentran coordinando el cambio de la tripulación, que se debe concretar lo antes posible.
El presidente del Sindicato Uruguayo de la Pesca, Alexis Pintos, sostuvo que la historia refleja “prácticas habituales” que se dan en el puerto de Montevideo. “Es casi novelesco”, definió el sindicalista al noticiero Telenoche de Canal 4.
“Generalmente, algunos no saben ni donde están cuando hablás con ellos. Ni en qué puerto ni en qué lugar del mundo”, agregó.
Pintos indicó que Uruguay ha sido foco de organismos internacionales por la pesca ilegal y ha sido catalogado como un “puerto pirata”. De hecho, estudios académicos y otras investigaciones independientes lo señalan como uno de los lugares preferidos para las flotas pesqueras extranjeras, como publicó Infobae.
Las embarcaciones chinas suelen mantenerse con sus transmisores apagados para evitar ser detectados, según investigaciones privadas.
Varios estudios académicos y otras investigaciones independientes de organizaciones ambientalistas señalan a este puerto como uno de los preferidos de las flotas pesqueras extranjeras, compuestas principalmente por embarcaciones chinas, que incurren en actividades de pesca ilegal, no reglamentada y no declarada (INDNR). Este tipo de ilícito es considerada como una de las amenazas más importantes de los mares, incluso desplazando a la piratería.
Un informe de Milko Schvartzman, especialista en pesca ilegal en América Latina, indica que “se estima que las actividades ilícitas cometidas por pesqueros chinos dentro de la ZEE de Uruguay han sido frecuentes, ya que muchas de estas embarcaciones evitan ser detectadas por las autoridades del país”.
De acuerdo con Greenpeace, el puerto de Montevideo recibe regularmente embarcaciones que pescan en alta mar más allá de la zona económica exclusiva (ZEE) de Argentina, incluidas algunas con antecedentes de pesca ilegal.
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